Y después de todo, ¿qué?
Mi tristeza.
Mi alegría.
Mi incredulidad.
Mi fe.
Mi pobre melancolía.
Por lo que me salvaré.
Dime tu niña mía.
Que después te cambiaré.
Por otra niña más fría.
Para cambiarla después.
¡Me muero por que me quieran!
¡Pero nunca lo diré!
Y después (más…)