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Monthly Archives:abril 2015

30 Abr

Solo palabras.

Si las palabras suenan  como sonidos.

¿Cómo suenan los sonidos del alma?

Las palabras llegan a mí, muy silenciosas.

De la misma forma llegan a mi alma

Es mi corazón que las amplifica

Y es mi alma que les da el tono

En base al tic tac del corazón

Ahora las palabras resuenan

Y mi alma ya las comprende

Porque ya tienen un sentido

Ya son comprensibles

Son palabras con amor

Son palabras con sentido. 

 

Miguel Aramayo

SCZ. 29-04-2015

 

27 Abr

Sentimiento de soledad.

Comprendo ese sentimiento de soledad en compañía, lo he sentido sobre todo con compañías no buscadas, compañeros de colegio, de trabajo o incluso la familia. Con las buenas compañías, las que deseas ver en ese preciso momento, es difícil que suceda, aunque puede pasar, si se está algo reflexivo.  Mi experiencia personal con el cuento Noches Blancas, hace que sobrevalore el cuento, confieso. Y como estamos intercambiando mails tranquilamente, no escribiendo ensayos o ficciones en las cuales, a veces, la primera persona cansa, te voy a contar cual fue mi experiencia.

 

Estaba en Buenos Aires, por motivos que conoces, estaba muy triste además de intranquilo, he vivido cosas peores, a las que viví ese entonces, pero nunca sentí semejante soledad. No sabía que me pasaba, era como si mi alma no quisiera moverme, porque estaba tan triste, tan solo, tan rechazado, por cometer la imprudencia de compartir asuntos, que no cualquiera comprendería y encima explicarlos, aun sabiendo que los prejuicios de una sociedad son casi imposibles de quitar.

 

Al principio, la soledad era un alivio, recuerdo que en Santa Cruz la buscaba y tenía que pelearla, pero cuando la soledad llega sin invitación y nunca has tenido semejante visita, no sabes qué hacer, si servirle té, café o invitarle algo de comer, hablando metafóricamente.

 

Estaba triste, decidí refugiarme en los libros, porque los escritores se llevan bien con la soledad, muchos tienen vidas excéntricas, como Roberto Arlt, José Mujica y Dostoievski, justamente me vengo a topar, en la casa de un amigo no lector, con un libro llamado “Cuentos que me apasionaron”, una compilación de cuentos hecha por Ernesto Sábato, me lo prestó sin pensarla dos veces, ni siquiera lo había leído.

 

Llegó el sábado y me fui a la reserva forestal de la costa, luego de una hora de caminata vi por fin el rio de La Plata, me senté en un banco, sintiendo el olor del agua y la brisa del lugar, me llevé mi mate y vi caer el sol leyendo ese libro. Leí el libro completo en ese único día, eran varios cuentos,  pero el último y más largo era Noches Blancas, la narración tan y absurdamente detallista de Dostoievski, no era un mero recurso literario. Leyendo su biografía, descubrí que había pasado periodos prolongados de soledad, que era un melancólico, con tendencia al vagabundeo.

 

Estando en la situación en la que estaba, comprendía perfectamente cada absurdo detalle narrado, cuando uno está en soledad por mucho tiempo, estudia de sobremanera cosas que abarcan desde comportamiento humano, los mecanismos de funcionamiento de la propia psique, hasta los detalles que tienen el marco de una puerta y qué pudo motivar al orfebre a realizarlo, optar por esos detalles.

 

En resumen, me sentí muy identificado con el Protagonista solitario de Petersburgo, la narración no me pareció pulcra, sin embargo me pareció la correcta para narrar este cuento, porque se basa en experiencia propia, pienso que Dostoievski ya no estaba solo al escribir este cuento, creo que estaba con su mujer, feliz y contento pero como todo escritor, se aprovechó de la experiencia para rebajarla (magistralmente en este caso) a literatura.

 

Este relato, lo tomo como mío, porque me identifico plenamente con él, porque esa sensación, la he sentido en varias oportunidades y hasta ahora todavía la siento, como si fuera algo que me persigue.

 

 

Miguel Aramayo

SCZ. 27-05’2015

 

26 Abr

Noches Blancas.

Conversando con mi nieto mayor, me comentó que el cuento “Noches Blancas”, de “Dostoievski”, era algo romántico y muy bonito para leerlo. Después de colgar el teléfono, lo primero que hice fue buscar en Wikipedia y leer el resumen. No leí, lo devoré y pienso que si me pongo a leer el cuento, que es más o menos largo, dejaré de hacer otra cosa, por lo tanto lo postergaré para la próxima semana.

 

Pensando en las “Noches Blancas”, se me ocurrió escribir lo que viene a continuación: Por más que vivamos entre mucha gente, tanto en la casa como, en la oficina y en todo el entorno que debemos frecuentar, algunas veces nos sentimos solos, tan solos que podemos asegurar que somos los únicos en este universo.

 

El hecho de tener que compartir con muchas personas, no quiere decir que estemos acompañados, simplemente estamos cumpliendo una función en esa máquina que se llama sociedad y debemos realizar tareas, responder consultas, formular preguntas y todo lo que conlleva el pertenecer a esa máquina, que en algún momento se llama “hogar”, oficina, clientes, proveedores, etc. y en cada caso en particular cumplir las funciones, funciones para las que fuimos diseñados, cumpliendo el rol que nos corresponde, sin olvidar la gentileza, la urbanidad, el respeto; de manera que la función que nos corresponda se cumpla a cabalidad.

 

Pasado eso o quizá, mientras eso sucede en los diferentes roles, nuestro ego, nuestro espíritu puede estar vacío, estar sólo, he incluso, pese a estar rodeado de un ambiente festivo, se abstrae y se ve solo, porque todo lo que sucede a nuestro entorno, no es más que una grabación, un video que forma parte del funcionamiento de la máquina.

 

La primer noche a la que se refiere el “relator” del cuento, la he vivido en innumerables veces, creo que hasta hoy todavía la vivo. Siempre me veo como un joven soñador y solitario y me imagino una vejez solitaria. Muchas veces me encontré con jóvenes llorando, como la de las Noches Blancas, como Nástienka. Y siempre encuentro en ellas algún hechizo.

 

En un segundo encuentro, nos presentamos hacemos amistad, al contarnos las historias de nuestras vidas. Algunas veces pienso, que ese encontrar compañía, me lleva a Nástienka como si leyera el libro de Dostoievski. Después de asegurar la amistad de mi interlocutora, me siento liberado de mi soledad o por lo menos solo que antes del encuentro con la persona. Persona, que me contó su historia, con lágrimas en los ojos.

 

Al igual que el narrador, después de un segundo encuentro, caigo en cuenta que puede ser que esté enamorado platónicamente de ella, mi interlocutora. Sin embargo, les ayudo a escribir cartas y oculto mis sentimientos hacia ellas. Pero pierdo las esperanzas de esos ensueños, sueños que elucubran mi soledad aparente. El narrador, en el cuento de “Noche Blanca” se ve desesperado por su amor no correspondido y se empieza a sentir alienado por ella.

 

En el cuento de Dostoievski, el prometido de Nástienka no ha aparecido, y finalmente ambos, el Narrador y Nástienka,  se revelan su amor, al decir Nástienka que ha perdido el amor por él. Hacen planes de boda y ella le ofrece el alquiler de la habitación de arriba. Cuando se van a despedir, aparece el prometido, vuelve un segundo con el narrador, le besa en los labios, pero marcha con el otro señor.

 

Como  todos los cuentos tiene un final feliz  el narrador recibe la carta de su amor platónico en la que ella lo llama a formar parte de su vida, pero él se convence que es solo. Él se niega a ello, pero agradece sinceramente la oportunidad vivida de compartir con otra persona la felicidad efímera de unas «noches blancas».

 

Miguel Aramayo

SCZ. 26-04-2015

 

26 Abr

Amigos románticos.

Tengo una cantidad de amigos románticos, con los cuales mantengo una comunicación muy fluida por la vía más simple, la musica, que puede ser cantada o con acompañamiento orquestal, con guitarras o simplemente instrumental. A todos mis amigos los escucho con relativa frecuencia y a muchos de ellos les extraigo como enseñanza algunos versos de sus composiciones.

 

Me resulto interesante escuchar a Armando Manzanero diciendo: Mía, aunque con otro contemples la noche, sigues siendo mía. Pero no es real, pero muestra como somos de necios los hombres enamorados, que exageramos nuestro poder, al extremo de hacernos propietarios de las personas a las que amamos y creemos ser correspondidos, al extremo de atribuirnos propiedad absuelta. 

 

Creo que prefiero apagar la luz, para poder dejar pensar a mi imaginación, de esa manera podré analizar si el amor que te brindo es correspondido, pero no creo que nunca me imaginaré, que eres mía, que me perteneces. Y por más que hace mucho que estamos juntos, no da para pensar, que por fuerza tienes sabor a mí, y lo digo por vanidad. No sé si tendrá amor la eternidad. 

 

De lo que estoy seguro, es que la gloria eres tú, eres un encanto, eres mi ilusión, yo sé que la gloria está en cielo, por eso bendigo a Dios, porque estás conmigo y eres mi gloria. Por ningún motivo, te pediría que me jures amor eterno, porque eso es imposible, el amor es volátil, es efímero, algunas veces dura lo que dura un beso, otras veces llega hasta el fin la noche, otras algo más, pero ¿qué sea eterno?, ¡lo dudo…! 

 

Uno va arrastrándose entre espinas y en su afán de dar su amor, lucha y desangra, hasta darse cuenta que uno se quedó sin corazón, pero todo eso suena poético, aunque lo poético para algunos suena cursi, porque es imposible quedarse sin corazón, tan sólo por una simple decepción o deserción de amor. Si yo tuviera el corazón, el corazón que di y pudiera querer sin presentir, quizá mi vida pueda ser más fácil de llevar. 

 

Con tres palabras, te diré con simpleza: ¿cómo y cuánto espacio ocupas en mí pensamiento? y esas palabras son: “!como me gustas!”. No existen límites, cuando mi cuerpo se acomoda en tu figura y puedo sentir la fragancia de tu aliento, el calor de tus brazos y  el palpitar de tu corazón  Bajo el burlón mirar de las estrellas, y las nieves que platean mi cien. Viviendo con ella, aferrado a un recuerdo que nunca volverá. 

 

La mujer que yo quería, se me ha ido y que sea para su bien, para su mal o que se yo, con eso, yo cortaré de un solo tajo, la dependencia de ese amor, para no quedar como el borrachito en un oscuro rincón.

 

Todo eso que acabo de escribir, son frases de algunos de mis amigos, muchas de ellas afectan mis sentimientos, pero nunca se adentran a lo más profundo de mi ser, pero dejan ver que lo que escriben, cantan o simplemente hacen que interprete un instrumento o una orquesta, tiene mi aprobación y me deja pensando y meditando, sobre lo bello que es amar y ser correspondido.

 

 

Miguel Aramayo

SCZ. 26-04-2015  

 

24 Abr

Qué lindo que es leer.

El alguna parte leí o escuche: “El hombre sufre, porque piensa”. Muchas veces he meditado sobre esa aseveración y en muchas oportunidades, he pensado, que esa afirmación es cierta, pero en este momento me pongo a razonar, sobre esa manera de pensar, porque cuando uno ve a una persona, que por desgracia, perdió el cerebro, por un accidente médico al nacer, por una meningitis después de haber nacido, o simplemente, por los efectos perniciosos, que produce el consumo de drogas y de alcohol o quizá por un accidente que revuelve sus sesos.

 

Pensamos, que esa pobre gente, sufre menos que nosotros, porque viven en un nivel diferente al nuestro, que sus únicos sufrimientos son la falta de alimentos, pero nosotros no estamos en esos zapatos y nunca podremos estar, porque el interior, el intelecto de esos pobres seres, es inalcanzable a nuestro razonamiento y somos demasiados simples al decir, que el hombre sufre porque piensa.

 

Contrariamente a esa forma tan simple de pensar, pienso que los seres humanos que tenemos la suerte de ser normales y creer que “sufrimos porque pensamos”, deberíamos dar gracias al Altísimo, porque nos permite discernir, elegir; en otras palabras pensar. Creo que para pensar adecuadamente es necesario contar con una mayor capacidad de raciocinio y esto, creo que se adquiere no sólo a través del tiempo, sino de la lectura. Estoy seguro que cuanto más lee un hombre (genérico), más avanza en el tiempo.

 

Cada vez que leo algo más, aumenta mi satisfacción, me siento más feliz de poder pensar, de poder razonar, porque tengo más y mejores elementos para poder analizar, comparar, meditar, valorar las cosas, las personas y esto me acerca más a Dios y por consiguiente me produce mayor felicidad.

 

Cuando por algún motivo no puedo leer, me siento como si fuera un auto de fórmula uno, que teniendo el motor acelerado, a punto de fundirse, con sonido, que ya no es un rugido, sino un grito desesperado, porque además el freno está trabado. En cambio cuando estoy inmerso en la lectura, de un libro, un comentario, un artículo o un editorial, me siento como si fuera un velero, velero que navego por un mar que no está agitado, pero cuyos vientos hacen que me deslice por sobre las aguas, con total y absoluta tranquilidad.

 

Con esto que les expreso, creo haberles transmitido mis vivencias, en cuanto al pensamiento y les he mostrado cuales son mis sentimientos con respecto a la lectura. Espero que todo esto que expreso, pueda ser leído por mis nietos y vean si lo que digo es verdad y se parece en algo a la forma de pensar y ser de ellos. Tengo la seguridad que todos mis nietos compartirán esa mi forma de pensar, porque sé que todos ellos son aficionados a la lectura y también son gente que le gusta razonar y pensar en silencio, apreciando todo lo bueno que recibimos de la tranquilidad de vivir con respeto y gran cariño familiar.

 

 

Miguel Aramayo

SCZ. 24-04-2014

 

17 Abr

Pinocho.

De todos los cuentos que me leyeron, que me contaron, que leí y que conté, el que más me gusta y le encuentro un real sentido de enseñanza, es Pinocho. Ya escribí una vez sobre sus enseñanzas, ahora quiero referirme directamente al cuento para que conozcan de él y lo lean.

 

«Pinocho» (en italiano «Pinocchio») es un títere de madera protagonista del libro escrito por Carlo Collodi, seudónimo de Carlo Lorenzini (Florencia 1826-1890), publicado entre 1882 y 1883, con los títulos «Historia de un títere» y «Las aventuras de Pinocho”. Pinocho cobra vida mientras el carpintero Geppetto (diminutivo de Giuseppe) lo está tallando en su taller. La trama está llena de escenas algo fuertes para los niños como una parte donde dos estafadores, el zorro y el gato, intentaron por todos los medios quitarle al niño sus monedas de oro, hasta que al final lo atrapan y deciden ahorcarlo en una gran encina ya que Pinocho se escondió las monedas en la boca.

 

Algunos investigadores han insistido en la influencia de la masonería en la obra de Collodi. La tesis se refuerza con el dato de que Collodi era masón, y pudo pretender, a través del cuento de Pinocho, una alegoría sobre la formación de las personas basada en el honor, la verdad y la virtud.

 

A continuación transcribo el cuento: “Érase una vez, un carpintero llamado Gepetto que decidió construir un muñeco de madera, al que llamó Pinocho. Con él, consiguió no sentirse tan solo como se había sentido hasta aquel momento.

– ¡Qué bien me ha quedado!- exclamó una vez acabado de construir y de pintar-. ¡Cómo me gustaría que tuviese vida y fuese un niño de verdad!

Como había sido muy buen hombre a lo largo de la vida, y sus sentimientos eran sinceros. Un hada decidió concederle el deseo y durante la noche dio vida a Pinocho.

Al día siguiente, cuando Gepetto se dirigió a su taller, se llevó un buen susto al oír que alguien le saludaba:
– ¡Hola papá!- dijo Pinocho.
– ¿Quién habla?- preguntó Gepetto.
– Soy yo, Pinocho. ¿No me conoces? – le preguntó.
Gepetto se dirigió al muñeco.
– ¿Eres tú? ¡Parece que estoy soñando!, ¡por fin tengo un hijo!
Gepetto quería cuidar a su hijo como habría hecho con cualquiera que no fuese de madera. Pinocho tenía que ir al colegio, aprender y conocer a otros niños. Pero el carpintero no tenía dinero, y tuvo que vender su abrigo para poder comprar una cartera y los libros.
A partir de aquél día, Pinocho empezó a ir al colegio con la compañía de un grillo, que le daba buenos consejos. Pero, como la mayoría de los niños, Pinocho prefería ir a divertirse que ir al colegio a aprender, por lo que no siempre hacía caso del grillo. Un día, Pinocho se fue al teatro de títeres para escuchar una historia. Cuando le vio, el dueño del teatro quiso quedarse con él:
–¡Oh, Un títere que camina por sí mismo, y habla! Con él en la compañía, voy a hacerme rico – dijo el titiritero, pensando que Pinocho le haría ganar mucho dinero.
A pesar de las recomendaciones del pequeño grillo, que le decía que era mejor irse de allí, Pinocho decidió quedarse en el teatro, pensando que así podría ganar dinero para comprar un abrigo nuevo a Gepetto, que había vendido el suyo para comprarle los libros.
Y así hizo, durante todo el día estuvo actuando para el titiritero. Pasados unos días, cuando quería volver a casa, el dueño del teatro de marionetas le dijo que no podía irse, que tenía que quedarse con él.
Pinocho se echó a llorar tan y tan desconsolado, que el dueño le dio unas monedas y le dejó marchar. De vuelta a casa, el grillo y Pinocho, se cruzaron con dos astutos ladrones que convencieron al niño de que si enterraba las monedas en un campo cercano, llamado el “campo de los milagros”, el dinero se multiplicaría y se haría rico.
Confiando en los dos hombres, y sin escuchar al grillo que le advertía del engaño, Pinocho enterró las monedas y se fue. Rápidamente, los dos ladrones se llevaron las monedas y Pinocho tuvo que volver a casa sin monedas.
Durante los días que Pinocho había estado fuera, Gepetto se había puesto muy triste y, preocupado, había salido a buscarle por todos los rincones. Así, cuando Pinocho y el grillo llegaron a casa, se encontraron solos. Por suerte, el hada que había convertido a Pinocho en niño, les explicó que el carpintero había salido dirección al mar para buscarles.
Pinocho y grillo decidieron ir a buscarle, pero se cruzaron con un grupo de niños:
– ¿Dónde vais?- preguntó Pinocho.
– Al País de los Juguetes – respondió un niño-. ¡Allí podremos jugar sin parar! ¿Quieres venir con nosotros?
– ¡Oh, no, no, no!- le advirtió el grillo-. Recuerda que tenemos que encontrar a Gepetto, que está triste y preocupado por ti.
– ¡Sólo un rato!- dijo Pinocho- Después seguimos buscándole.
Y Pinocho se fue con los niños, seguido del grillo que intentaba seguir convenciéndole de continuar buscando al carpintero. Pinocho jugó y brincó todo lo que quiso. Enseguida se olvidó de Gepetto, sólo pensaba en divertirse y seguir jugando. Pero a medida que pasaba más y más horas en el País de los Juguetes, Pinocho se iba convirtiendo en un burro. Cuando se dio cuenta de ello se echó a llorar. Al oírle, el hada se compadeció de él y le devolvió su aspecto, pero le advirtió:
– A partir de ahora, cada vez que mientas te crecerá la nariz.
Pinocho y el grillo salieron rápidamente en busca de Gepetto.
Geppetto, que había salido en busca de su hijo Pinocho en un pequeño bote de vela, había sido tragado por una enorme ballena.
Entonces Pinocho y el grillito, desesperados, se hicieron a la mar para rescatar al pobre ancianito papa de Pinocho.
Cuando Pinocho estuvo frente a la ballena le pidió por favor que le devolviese a su papá, pero la enorme ballena abrió muy grande la boca y se lo tragó también a él.
¡Por fin Geppetto y Pinocho estaban nuevamente juntos!, Ahora debían pensar cómo conseguir salir de la barriga de la ballena.
– ¡Ya sé, dijo Pepito hagamos una fogata! El fuego hizo estornudar a la enorme ballena, y la balsa salió volando con sus tres tripulantes.
Una vez a salvo Pinocho le contó todo lo sucedido a Gepetto y le pidió perdón. A Gepetto, a pesar de haber sufrido mucho los últimos días, sólo le importaba volver a tener a su hijo con él. Por lo que le propuso que olvidaran todo y volvieran a casa.
Pasado un tiempo, Pinocho demostró que había aprendido la lección y se portaba bien: iba al colegio, escuchaba los consejos del grillo y ayudaba a su padre en todo lo que podía.
Como recompensa por su comportamiento, el hada decidió convertir a Pinocho en un niño de carne y hueso. A partir de aquél día, Pinocho y Gepetto fueron muy felices como padre e hijo”.

 

Espero haberlos distraído, con lo cual he cumplido mi segundo objetivo, porque el motivo principal, era mostrarles el sin número de recomendaciones que hace el cuento para cumplir con la alegoría sobre la formación de las personas basada en el honor, la verdad y la virtud.

 

Miguel Aramayo

SCZ. 17-04-2015

16 Abr

¿He madurado?

Mientras escuchaba a Armando Manzanero, me puse a pensar, si en términos de sentimentalismo, había madurado. Me dio mucha pena observar que me estanqué, sigo siendo el mismo tipo sentimental de cuando tenía veinte años, todavía sigo creyendo en la pureza del amor y todavía pienso y siento, que un beso me puede elevar del suelo y creo que uno pude amar eternamente.

 

Casi todas las canciones de Armando Manzanero, las conozco y puedo asegurar que recuerdo la música y la letra, es por eso que me puse a pensar, en que esta noche vi llegar un lucero azul y no estabas tú, Me puse a pensar si te acordabas de mí, si me extrañas y si todavía me amas, vi gente correr y no estabas tú y nació la idea de escribir una historia con las letras de las canciones de Manzanero:

 

Adoro la calle en que nos vimos, la noche en que nos conocimos, vida mía. Adoro la forma en que sonríes, adoro la seda de tus manos y me muero por tenerte junto a mí, no sepárame de ti, es que estás lejos de mí y mi dolor, de mi noche de amor. Adoro tus labios rojos, como supieras, yo te adoro vida mía.

 

No sé tú, pero yo, no dejo de pensar, ni un momento me logro despejar, lo bien que lo pasamos la otra vez, quisiera repetir el cansancio que me hiciste sentir. Te he comenzado a extrañar, en mi almohada no te dejo de pensar, no sé tú.

 

Somos novios, pues los dos sentimos mutuo amor profundo y por eso que ganamos este mundo. Nos deseamos y hasta a veces, sin motivo, sin razón nos enojamos. Somos novios mantenemos un cariño limpio y puro y procuramos el momento más oscuro, para darnos el más dulce de los besos y recordar el color de los seremos.

 

Como yo te amé, jamás te lo podrá imaginar, fue una preciosa forma de vivir, como yo te amé, ni en sueños te imaginaras. Como yo te amé por poco o mucho que me quede vivir, fue una exageración como yo te amé, y no creo que lo llegues a entender, para saber cuánto yo te amé.

 

Porque tus reproches me dan amargura, porque ya no extraño como antes tu ausencia, ya no queda esencia del amor de ayer, y aunque me juraras que mucho has cambiado, no pidas nunca que vuelva ahora, ya disfruto sin tu presencia.

 

Eres mía, porque jamás dejarás de nombrarme, ni cuando duermes. No habrá quien sepa llorar en tus brazos, no te olvides seguirás siendo mía, aunque vayas por otro camino, no te olvides sigues siendo mía. Ni de alegría hagas un derroche, porque seguirás siendo mía, y dormida me soñaras, porque eres mía.

 

Voy apagar la luz para pensar en ti. Que importa vivir de ilusiones si así soy feliz, cuanto te besaré, te morderé los labios, me llenaré de ti, voy apagar la luz para pensar en ti.

 

Contigo aprendí las mejores emociones, aprendí un nuevo mundo de ilusiones, aprendí que la semana tiene más de siete días y a ser dichoso, yo contigo aprendí a ver la luz del otro lado de la luna y tu presencia no la cambio por ninguna, contigo aprendí que yo nací el día que te conocí.

 

No sé qué es más bello, si el color del cielo o el de tu cabello y ruego que existan madrugadas frías, todo cuanto quiero lo encuentro en tus brazos, no sé qué es más tierna, tu alma o tu figura frágil. Cuando estoy contigo yo cambio la gloria, por la dicha enorme de estar en tu historia. Soy tan feliz por haber vivido contigo tantos años y todavía me parece que fue ayer. Soy tan feliz, pues sigues siendo la fragancia que emborracha mis sentidos.

 

 

Miguel Aramayo

SCZ 16-04-2015

 

15 Abr

Dios, naturaleza y amor.

Sentado en un rinconcito de mi jardín, que a su vez es una porción de la inmensidad del infinito, me puse a observar el que hacer de un pajarito de color castaño, de patas largas y delgaditas, como son la patas de casi todas los pájaros, con un andar nervioso y mucha confianza en sí mismo, lo que da la impresión de mansedumbre, porque no escapa de los humanos, hasta que se siente atacado, pero incluso así retorna al lugar que le brinda protección, con lo cual demuestra que es insistente, lo que correspondería a constante.

 

El hornero (Furnarius rufus) nosotros lo conocemos como “Tiluchi” pero en casi todas partes de América latina lo denomina “hornero”, en el Chaco lo conocen como “Tapsí”, en Argentina y Uruguay lo llaman “Pájaro de la patria”. Su gran particularidad es que viven en pareja la vida entera. Todo lo que hacen, lo realizan de mutuo acuerdo, la búsqueda del lugar donde armarán su nido, la construcción del nido, la empollada de huevos, la alimentación de sus polluelos, cantan a dúo, cuando uno sale del nido, al regresar canta como una contraseña de seguridad y no se aproxima al nido hasta que no tiene la respuesta de su pareja, asomada al dintel del nido.

 

Se reproduce entre septiembre y octubre, y al ser sedentaria, para cada nidada construye un «horno» nuevo, a veces encima del otro, la gente lo usa como amuleto o como adorno. En algunos lugares lo usan como medicina, para curar las quemaduras. Alberga entre dos y cinco huevos que son incubados por la pareja durante unos quince días y de forma alternativa. Cuando uno anida, el otro sale a buscar el sustento

 

La base de su alimentación, son larvas, por lo tanto ayuda a eliminar plagas. Su apacible cercanía, la confianza que le demuestra a los humanos al anidar cerca de sus viviendas, lo curioso de su canto y la singularidad de su nido, dieron lugar a un sinfín de anécdotas y cuentos y abusiones, sobre el tiempo, la suerte, el amor, la lluvia, la sequedad. 

 

Es un infalible guardián; sus chillidos de alarma avisan de la presencia de víboras o animales peligrosos, y además, con sus ruidos o infrecuentes movimientos, anuncia de la llegada de personas no gratas. El Tiluchi encarna el sacrificio, porque aguanta a su pareja durante toda su vida, es feliz porque no tiene suegra, construye un horno porque no le gusta que lo vean haciendo el amor.

 

“Según el mito, en épocas inmemoriales, y cuando el cielo y la Tierra estaban conectados por «El puente de la existencia», la gente carecía de un elemento primordial; el fuego (y no podían esperar nada de Prometeo ya que era de otra mitología). Entonces, el hombre atravesaba El puente y accedía al cielo a pedirle al Sol que le cocinara los alimentos. Más, el Sol -de puro cascarrabias- no aceptaba risas de nadie en su presencia (ante él todos firmes, con la boca cerrada y sin meterse el dedo en la nariz –sin hornear-). Cierto día al grupo se unió un personaje, quien, justamente, se distinguía por su buen humor y propensión a la risa. Por lo tanto, ocurrió lo que se podía esperar; cuando el Sol para cocer los alimentos, se sentó sobre los cacharros y comenzó a soltar fuego por el trasero, el personaje feliz largó una atronadora risotada. Inmediatamente, el Sol, encolerizado, escupió fuego poniendo en fuga a los visitantes, y completó su obra incendiando la Tierra. La mayoría de los hombres murieron, y los que lograron sobrevivir se convirtieron en animales. De este modo, el personaje que se rio fue convirtió en Tiluchi”.

 

Dios realmente tiene formas tan sutiles de darnos ejemplos de vida y si sabemos respetar la naturaleza y observarla, veremos mensajes que Dios nos da, para nuestro beneficio. Uno de esos ejemplos es el Tiluchi. Nos da ejemplo de fidelidad, pero al mismo tiempo nos muestra que no sólo es fidelidad, que sobre todo, es comprensión, cariño, colaboración, que todo en amor se debe hacer entre dos, en pareja y que para las demostraciones de intimidad y pasión se requieren de un horno, donde se puedan amar a cabalidad.

 

Miguel Aramayo

SCZ. 15-04-2015

 

14 Abr

La cumbre de las Américas.

Es interesante que cada cierto tiempo se reúnan los presidentes para socializar y tener la oportunidad de darse la mano, conocerse o recordarse y escuchar sus discursos, que es otra forma de conocerse y socializar. Con la ayuda de mis hijos, he tenido la oportunidad de organizar dos cumbres de presidentes, (en Bolivia) una similar a la que se celebró recién en Panamá. A continuación transcribo algo resumido de discursos importantes.

 

Esta última cumbre tuvo algo muy particular, la participación de los presidentes de Cuba y Estados Unidos de Norteamérica, que además era primera vez que participaba Cuba. Existía la posibilidad de muchos temas conflictivos entre los países participantes. Los reclamos a los derechos humanos en Venezuela, un decreto de USA “que sanciona a Venezuela y califica a este país de una «amenaza» para la seguridad nacional estadounidense”. Los ex dignatarios que defienden a los presos políticos en Venezuela.

 

Las palabras más interesantes del discurso de Raúl Castro, en su primera participación en una Cumbre, no estaban en su discurso preparado. Habló de Barack Obama, como un hombre “honesto”, que no es responsable del oscuro pasado norteamericano. Diez presidentes (de EE UU) tienen deudas con nosotros, pero no el presidente Obama”. Castro se disculpó ante Obama: «Pido disculpas al presidente Obama y a otros por expresarme así, yo mismo le dije que la pasión se me sale por los poros cuando de la revolución (cubana) se trata». “Hemos expresado, y le reitero ahora al presidente Barack Obama, nuestra disposición al diálogo respetuoso y a la convivencia civilizada entre ambos Estados dentro de nuestras profundas diferencias”.

 

Barak Obama Dijo: «Los Estados unidos miran hacia el futuro, no queremos estar atrapados en ideologías, al menos yo no lo estoy», para graficar su punto de vista en el cambio de política exterior, específicamente hacia Cuba. «Cuando llegué a mi primera cumbre, prometí que iba a iniciar un nuevo capítulo en la región. Me comprometí a construir una nueva era de cooperación y también declaré que este enfoque sería sostenido a lo largo de mi presidencia. Yo he cumplido con ese compromiso. Nos reunimos aquí en un momento histórico», hizo mucho hincapié en las nuevas relaciones de su país con Cuba y afirmó: «Mas norteamericanos podrán viajar a Cuba, habrá más intercambios, más inversiones. Esperamos poder ayudar también en proyectos humanitarios. Seguimos adelante y vamos a comprometernos en cumplir con esto».

 

Rafael correa, saludó la gestión del presidente colombiano por el proceso de paz con la guerrilla de las FARC, señaló también que «la paz no solo es ausencia de guerra», dando pie a sus acotaciones sobre las desigualdades económicas que subsisten en el continente. Correa consideró que se debería cambiar el tema de la Cumbre por «equidad y justicia para la prosperidad», al tiempo que criticó las intervenciones de los Estados Unidos y a quienes señalan a Ecuador como un país que no respeta la libertad de prensa : «La prensa latinoamericana es mala, muy mala» «Cabría preguntarse si una sociedad podría llamarse verdaderamente libre cuando los medios están en manos de sociedades con fines de lucro», disparó en el segmento más encendido de su discurso. «Creo que todos coincidimos en que una buena prensa es vital pero también debemos coincidir en que una mala prensa es mortal para la democracia.

 

Cristina Kirchner: «Resulta ridículo considerarnos a cualquiera de nosotros una amenaza». Aprovechó el que fue su último discurso ante la Cumbre de las Américas como jefa de Estado para hacer una enérgica defensa de los gobiernos de Venezuela y Cuba. En relación al decreto del presidente Obama contra Venezuela, Kirchner comparó la declaración que hizo Estados Unidos sobre Venezuela con la del Reino Unido contra Argentina por las islas Malvinas, y advirtió: «Resulta ridículo considerarnos a cualquiera de nosotros una amenaza».

 

Nuestro presidente, estuvo fuera de foco, lo único que hizo fue insultar a USA, siendo que el presidente Obama se portó muy educado y respondió con mucha altura, creo que esa intervención nos dañara en el futuro, ahora que buscamos el apoyo para el tema del mar.

 

La tapa fue el discurso de Maduro, al que le fue tan mal que incluso en la foto lo pusieron en la última fila, con una cara de malos amigos, porque incluso le fallo el atentado que se tenía preparado y que fue denunciado por uno de sus colaboradores.

 

En términos generales, fue una cumbre histórica, en la que todos quisieron posar en fotos con Obama y Raúl, lo más notorio en esto fue lo que hizo Cristina, para figurar con Obama, volcándose para hablarle y él respondiéndole con sonrisas.

 

Miguel Aramayo

SCZ. 14-04-2015

 

10 Abr

El día del niño.

Fui un niño feliz, la riza, la sonrisa y la carcajada, estaban a flor de labios, no necesita esforzarme para estar feliz. Con la voz chillona que poseía, y con el hablar atropellado, que me caracterizaba, además que no dejaba de hablar, porque si no estaba con un interlocutor, grande o chico, hombre o mujer, pariente o extraño, me inventaba uno y hablaba el doble, lo mismo que si era mi amigo “El Ser Chiquito”. Mi abuela me decía “piripipi” (así llamaban a una ametralladora liviana, que producía ese vocablo onomatopéyico), otros parientes decían que me parecía a una “gallina clueca”, (la gallina que cacarea con insistencia cuando van a poner huevos). Vivian ofreciéndome premios, si me quedaba callado por un tiempo, pero nunca pude ganar un premio.

 

También decían que tenía un “culito de remolino”, no podía quedarme quieto y si me sentaba en una silla de esas que tenían su funda, generalmente quedaba sin funda después de un tiempo, de muy poco tiempo. Cuando era chico la abuela Mercedes tenía una solución, ella se zubia a una silla (porque no era muy grande, o mejor dicho era chica) conmigo y me sentaba en la heladera, hasta que me diera sueño de estar quieto, o algo más tranquilo que en otro lugar.

 

¿Cómo no iba a ser un niño feliz? Si todos me querían y adulaban mucho, porque además de lo que ya conté, era muy zalamero, muy cariñosos y siempre tenía gestos y palabras de alago para todos mis parientes, además de ser voluntarioso, obediente, dócil, pese a joder como una mosca junto a un tarro de miel.

 

Tenía mucha memoria e inventiva para contar o inventar cuentos, además que tenía al afán de aprender y querer hacerme el agrandado y por lo tanto, siempre estaba preguntando y observando, cuando los abuelos estaban en el jardín, podando, sembrando o haciendo injertos, tejiendo, yo ayuda a hacer los ovillos de lana, o desatar algunas prendas tejidas, para reusar la lana, observando cuando cocinaban, escarmenando la lana de los colchones o ayudando a quitar el “jipuri” de las plumas, para hacer almohadas o edredones, lustrando los zapatos del abuelo, o quitando el carozo de las semillas de durazno, ciruelas, guindas, para que la abuela hada la leche de almendras.

 

Cuando estaba con la abuela Eloísa, al medio día rezábamos el Ángelus, al atardecer el rosario con las letanías y algunas veces me quedaba escuchando las historias de la abuela, el cuento de sus viajes de Perú a la Argentina, de cómo eran los parientes que no conocía, su marido y sus padres, porque vivían en otro lado o habían partido a la eternidad, la historia de la guerra del Pacifico le escuché innumerables veces. Pero también me hacía leer en voz alta, incluso el periódico.

 

Con todo lo que les cuento se pueden imaginar que no podía ser una otra cosa que un niño feliz y cuando estaba con mi madre, estaba en la gloria, ella también poseía un carácter muy parecido al mío, siempre estaba sonriendo y mucho más cuando estaba conmigo, enseñándome poesías, canciones o haciendo que la ayude haciendo borlas para los escarpines y sin fin de cosas que ella tejía, pero también me tenía con los brazos extendidos soportando la madeja de lana mientras ella hacia los ovillos.

 

Si estábamos escuchando musica y era para bailar, me quitaba los zapatos para no lastimarla y abrazado a sus corvas y con mi cara apega a sus muslos me enseñaba los pasos de baile, algunas veces cantábamos o tarareábamos las canciones que estábamos bailando. ¿Creen que con todo ese amor que tenía a mi alrededor, podía ser un niño triste?, ¡no…!, ¡siempre fui un niño feliz…!

 

Miguel Aramayo

SCZ 10-04.2015

10 Abr

El día del niño.

Fui un niño feliz, la riza, la sonrisa y la carcajada, estaban a flor de labios, no necesita esforzarme para estar feliz. Con la voz chillona que poseía, y con el hablar atropellado, que me caracterizaba, además que no dejaba de hablar, porque si no estaba con un interlocutor, grande o chico, hombre o mujer, pariente o extraño, me inventaba uno y hablaba el doble, lo mismo que si era mi amigo “El Ser Chiquito”. Mi abuela me decía “piripipi” (así llamaban a una ametralladora liviana, que producía ese vocablo onomatopéyico), otros parientes decían que me parecía a una “gallina clueca”, (la gallina que cacarea con insistencia cuando van a poner huevos). Vivian ofreciéndome premios, si me quedaba callado por un tiempo, pero nunca pude ganar un premio.

 

También decían que tenía un “culito de remolino”, no podía quedarme quieto y si me sentaba en una silla de esas que tenían su funda, generalmente quedaba sin funda después de un tiempo, de muy poco tiempo. Cuando era chico la abuela Mercedes tenía una solución, ella se zubia a una silla (porque no era muy grande, o mejor dicho era chica) conmigo y me sentaba en la heladera, hasta que me diera sueño de estar quieto, o algo más tranquilo que en otro lugar.

 

¿Cómo no iba a ser un niño feliz? Si todos me querían y adulaban mucho, porque además de lo que ya conté, era muy zalamero, muy cariñosos y siempre tenía gestos y palabras de alago para todos mis parientes, además de ser voluntarioso, obediente, dócil, pese a joder como una mosca junto a un tarro de miel.

 

Tenía mucha memoria e inventiva para contar o inventar cuentos, además que tenía al afán de aprender y querer hacerme el agrandado y por lo tanto, siempre estaba preguntando y observando, cuando los abuelos estaban en el jardín, podando, sembrando o haciendo injertos, tejiendo, yo ayuda a hacer los ovillos de lana, o desatar algunas prendas tejidas, para reusar la lana, observando cuando cocinaban, escarmenando la lana de los colchones o ayudando a quitar el “jipuri” de las plumas, para hacer almohadas o edredones, lustrando los zapatos del abuelo, o quitando el carozo de las semillas de durazno, ciruelas, guindas, para que la abuela hada la leche de almendras.

 

Cuando estaba con la abuela Eloísa, al medio día rezábamos el Ángelus, al atardecer el rosario con las letanías y algunas veces me quedaba escuchando las historias de la abuela, el cuento de sus viajes de Perú a la Argentina, de cómo eran los parientes que no conocía, su marido y sus padres, porque vivían en otro lado o habían partido a la eternidad, la historia de la guerra del Pacifico le escuché innumerables veces. Pero también me hacía leer en voz alta, incluso el periódico.

 

Con todo lo que les cuento se pueden imaginar que no podía ser una otra cosa que un niño feliz y cuando estaba con mi madre, estaba en la gloria, ella también poseía un carácter muy parecido al mío, siempre estaba sonriendo y mucho más cuando estaba conmigo, enseñándome poesías, canciones o haciendo que la ayude haciendo borlas para los escarpines y sin fin de cosas que ella tejía, pero también me tenía con los brazos extendidos soportando la madeja de lana mientras ella hacia los ovillos.

 

Si estábamos escuchando musica y era para bailar, me quitaba los zapatos para no lastimarla y abrazado a sus corvas y con mi cara apega a sus muslos me enseñaba los pasos de baile, algunas veces cantábamos o tarareábamos las canciones que estábamos bailando. ¿Creen que con todo ese amor que tenía a mi alrededor, podía ser un niño triste?, ¡no…!, ¡siempre fui un niño feliz…!

 

Miguel Aramayo

SCZ 10-04.2015