info@miguelaramayo.com

Tras los pasos de Leonardo da Vinci.

12 Jul

Tras los pasos de Leonardo da Vinci.

Viajaban por el desierto, el tiempo transcurrido era largo, el espacio recorrido extenso, pero los hombres que lo acompañaban y el, todavía tenían energías, porque sobre todo lo que más poseían era esperanzas, fe y sobre todo, ilusiones.

 

Habían partido de Marruecos, «la tierra de Dios”, oficialmente llamada «el Reino de Marruecos», también conocido como, Imperio Jerifiano o Reino Alauí; separado de Europa por el estrecho de Gibraltar. La intención era llegar a España, desde donde pensaban trasladarse a Italia, les interesaba mucho poder investigar a un famoso pintor, que además de ser pintor, era un extraordinario inventor, pero sobre todo un hombre misterioso, por sus código, sus secretos y sus opiniones confusas, que además había estudiado el cuerpo humano a profundidad.

 

Al llegar al puerto de Gibraltar, Casablanca, abandonaron la caravana de camellos, caravana que los transportó hasta allí y después de despedirse de los hombres de azul, los alauís, que los acompañaron por el desierto desde los límites del Sahara. Allí, en Casablanca, abordaron un yate que los acerco a Marbella, una de las ciudades más bellas de la costa azul, donde se quedaron unos días. Desde allí partieron por vía aérea hasta Milán, donde tendría una extensa agenda, visitando museos, iglesias y bibliotecas, en otras palabras, caminando por donde lo hizo Leonardo da Vinci, para poder averiguar algo de los misterios que este hombre dejó en las obras que realizó y con la posibilidad de poder hojear los escritos que el leyó durante su estadía en esta ciudad.

 

Una vez en Milán se alojaron muy próximos al convento de “Santa Marie delle Grazie”, que pertenece a la Orden de los Hermanos Predicadores de Milán, porque el mayor interés era ver de cerca y con toda minuciosidad la “Última cena” de Leonardo da Vinci, obra polémica por una serie de comentarios de la edad media y sobre todo porque en la segunda guerra mundial, el 15 de agosto de 1943 se salvó de ser destruida por los ataques aliados.

 

Leonardo da Vinci es considerado como uno de los más grandes pintores de todos los tiempos y, probablemente, es la persona con el mayor número de talentos en múltiples disciplinas que jamás ha existido. Como ingeniero e inventor, Leonardo desarrolló ideas muy adelantadas a su tiempo, tales como el helicóptero, el carro de combate, el submarino y el automóvil. Muy pocos de sus proyectos llegaron a construirse (entre ellos la máquina para medir el límite elástico de un cable, puesto que la mayoría no eran realizables durante esa época. Como científico, Leonardo da Vinci hizo progresar mucho el conocimiento en las áreas de anatomía, la ingeniería civil, la óptica y la hidrodinámica. (Wikipedia)

 

Su asociación histórica más famosa es la pintura, siendo dos de sus obras más célebres, La Gioconda y La Última Cena, copiadas y parodiadas en varias ocasiones, al igual que su dibujo del Hombre de Vitrubio, que llegaría a ser retomado en numerosos trabajos derivados. No obstante, únicamente se conocen unas veinte de sus obras, debido principalmente a sus constantes y a veces desastrosos experimentos con nuevas técnicas y a su inconstancia crónica. Este reducido número de creaciones, junto con sus cuadernos que contienen dibujos, diagramas científicos y reflexiones sobre la naturaleza de la pintura, constituyen un legado para las sucesivas generaciones de artistas, llegando a ser igualado únicamente por Miguel Ángel. (Wikipedia)

 

De todas las obras de Leonardo, la que más les gustaron, son: “La Virgen, el Niño Jesús y Santa Ana”, porque se observa el lado humano de esos personajes, de acuerdo a la época en que vivieron. Otro de sus cuadros es: “la Dama del Armiño”, esa mujer muestra una belleza que al mismo tiempo destila paz y estilo. Su mirada está acompañada por su sonrisa, lo cual muestra ternura, ternura que expresa en la forma de agarrar el armiño. El escote también deja apreciar algo de fina sensualidad, con lo cual su simpatía es total.

 

Durante todo el tiempo que permanecieron en Milán, lograron recabar tanta información, como para poder escribir temas que puedan competir con “El Código da Vinci”, “Ángeles y demonios”, o “La cena secreta”.

 

Miguel Aramayo

SCZ.12-07-2015