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Quisiera no pensar.

6 Abr

Quisiera no pensar.

Qué difícil es tener la mente en blanco y solamente amar, sonreír, jugar, trabajar, comer, dormir, hacer vida social; cada actividad de acuerdo a su prioridad, pero sin ninguna presión. Creo que eso es imposible para una persona normal del estilo de vida actual. Quizá eso era más factible para nuestros abuelos y bisabuelos, hace un siglo atrás. Saludar, despedirse, respetar a las damas y a los mayores, conocer las reglas de urbanidad y de civismo.

 

Nuestros abuelos tenían la radio para escuchar música y de vez en cuando escuchar noticias, generalmente por acontecimientos sucedidos un tiempo atrás, no como ahora las noticias las tenemos en tiempo real, mientras suceden, las vemos y en muy corto plazo las tenemos editadas, con el comentario de gente especializada. La televisión nos proporciona esa ventaja, pero con la comunicación de los celulares, podemos generar nuestras propias noticias (chismes – rumores o realidades) en tiempo real (en línea). También tenemos el computador en la oficina y adicionalmente en la casa, en ambos casos conectados a Internet.

 

Todo ese flujo de información, por todos los medios de comunicación, nos ha convertido en individuos que pertenecemos a una comunidad, no solo a las redes sociales de nuestros núcleos creados a antojo nuestro, somos individuos del país y del mundo, por lo tanto el volumen de información que debemos soportar es excesivo y además de todo eso, desde el celular podemos ver donde están nuestros seres queridos, que hacen si los tenemos controlados por cámaras y por más que instruyamos silenciar los medios de comunicación que utilizamos, los que nos requieren, tienen formas de comunicarse con nosotros en cualquier momento, porque por último si no suena, vibra el celular, el Ipat  o el computador, si no suena, ni vibra, pestañea enviando señales luminosas.

 

El cerebro humano, tuvo una evolución conforme al avance tecnológico, pero no significa que tengamos mayor cantidad de enlaces entre los lóbulos del cerebro, que los niños de ahora nazcan con mayor cantidad de masa encefálica o que se hubiera incrementado la materia cris o que las neuronas tengan mayor cantidad de axones. Sin embargo, las nuevas generaciones tienen mayores y mejores aptitudes para el manejo y el entendimiento de los elementos de comunicación, porque los mismos fueron diseñados con mayores condiciones de accesibilidad y con funciones más lógicas, además que se han estandarizado y casi todos los elementos obedecen el mismo tipo de órdenes, con una mayor cantidad de íconos que son de mayor acceso a gente con menos edad.

 

Toda esa avalancha de tecnología, pero sobre todo de información, altera nuestra psiquis y nos mantiene en constante tensión, lo que en muchos casos, esa alteración produce males notorios, como la jaqueca, la migraña, el estrés, pero en algunos casos la indiferencia, que también es un mal actual, antes recibíamos mayor atención de nuestros mayores y prestábamos mayor atención a nuestra pareja y nuestra prole, porque no teníamos tanta presión emocional y acariciarnos, besarnos o simplemente conversar nos proporcióname mayor felicidad y el jugar una partida de ajedrez, damas chinas, o el dómino, ocupaba nuestro tiempo y mejoraba nuestras relaciones interpersonales.

 

En cambio, ahora ya nadie conversa, ya nadie se interesa por hacer un cariño, la gente ya no sabe que es hacer un guiño, una cabeceada, para esconderse en algún lugar de poca luz, para besarse y acariciarse y de esa manera mantener e incrementar el amor de pareja. Ahora cada uno con su celular está revisando que cuentas tienen pendientes de pago, que acontecimiento político nos puede afectar laboralmente o hasta familiarmente.

 

Ya nadie juega, vuelan vuelan…, las chicas ya no saben danzas como:  llévensela sentadita en un sillón, amarradito su calzón…, o los chicos no saben cómo se construye un cometa, como se hace bailar un trompo, menos aún ya no conocen el bolero (el enchoque), se acabaron los dinky toys y al diablo con el banco inmobiliario, todo eso son antigüedades para gente sin ningún ingenio. Pensar que los que pudimos disfrutar de todo lo que nombré, somos los causantes de que las cosas sean como son.

 

Miguel Aramayo

SCZ.06-04-2016