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Monthly Archives:octubre 2016

24 Oct

Para mi nieta

Todo nace chiquito

Incluso la hormiguita

El tiempo se encarga

Se encarga del crecimiento

 

Con el tiempo y amor

Todo crece y agranda

Es ley de la naturaleza

Es algo de no parar

 

La hormiguita creció

Porque el tiempo pasó

Ahora es grande y bella

Pero sigue hormiguita

 

Ahora es grande y querida

Y sigue en mi corazón

Como cuando era chiquita

Como mi Hormiguita colorada.

 

Miguel Aramayo

SCZ.24-10-2016

23 Oct

Me caí de un avión

Viajando ilusionado de Francia a Suiza, en un avión inmenso, en un momento determinado me sentí flotando en la inmensidad del espacio, no sentía ni miedo, ni frío; solo sentía que era yo que volaba como si fuera una mariposa, una mariposa suspendida entre nubes, más cerca de Dios que de la tierra.

 

Podía sentir mi pulso, el palpitar de mi corazón y el ancho espacio de mi entendimiento, de mi alma. Podía verme por dentro y percibirme por fuera. Estaba en condiciones de observar mis sentimientos y eso me dio miedo y me mostró que estaba en una situación especial, no sólo eso, sino que también podía razonar perfectamente. Porque siendo irreal, insubstancial, sin embargo, razonaba y sabía que estaba plenamente de acuerdo con la situación en la que me encontraba. 

 

Me parecía que jugaba con las estrellas que las veía tan luminosas y tan próximas a mis manos, lo mismo que muchos astros, especialmente esos que tienen coloración diferente, como por ejemplo la tierra que se la ve de un azul intenso o júpiter con sus anillos, o marte que tiene una tonalidad rojiza y se llegan a distinguir sus lunas, pero lo que más me impresionó fue la luna, a momentos me daba la sensación de que me sonreía, pero en otras se mostraba como una carita triste.

 

En ese raudo vuelo, también me crucé con algunas de las muchachas que conocí en mi juventud, como si ellas también se hubieran convertido en cometas, cometas y a quienes llegué a reconocer. Me cruce con alguna que me dieron un beso o a las que robe uno, que me dejaron un agradable sabor, de las enamoradas formales solo vi a la que me acompaña hace casi cincuenta años, pero me pareció ver a alguien que me dejó grandes recuerdos.

 

Ese divagar por el espacio estaba acompañado de música, música que llevaba en mi interior, o que estaba adosada a mí, como que los cantores y sus orquestas me seguían, escuchaba, por ejemplo:

                                         

Desde cuando te estaré esperando. Desde cuando estoy buscando tu mirada en el firmamento, estás temblando. Te he buscado en un millón de auroras y ninguna me enamora como tú sabes. Y me he dado cuenta ahora, puede parecer atrevimiento, pero es puro sentimiento. Dime por favor tu nombre

Adoro el brillo de tus ojos, lo dulce que hay en tus labios rojos. Adoro la forma en que suspiras y hasta cuando caminas, yo te adoro vida mía. Y me muero por tenerte junto a mí, cerca, muy cerca de mí, no separarme de ti. Y es que eres mi existencia, mi sentir, eres mi luna, eres mi sol, eres mi noche de amor

y cuando llega el mes de abril y cuando quiero ir al desierto acabo siempre haciendo un nuevo intento por saber de ti. Cuando decido mejorar, cuando me digo «esto no es vivir» me desespero y en este mundo no encuentro alivio, me pareces en lo ajeno, no sabes cuánto te eche de menos…

Gira, el mundo gira en las calles, en la gente, corazones que se encuentran, corazones que se pierden, alegrías y dolores de la gente como yo. El mundo no sabe cuánto yo te amo y en tu recuerdo yo me pierdo cuando te pienso junto a mí. Y el mundo no se detiene ni un momento, la noche sabe que eres mía y ese día vendrá. Por esta noche no quiero sentir así, quisiera amarte, pero no te tengo aquí y es mi ilusión que aun te espera como siempre…

 

En un momento determinado me pareció que me posaba en la arena de un mar sin nombre, con una oscuridad inmensa que no me permitía ver nada del universo, pero la música continuaba y yo seguía divagando como si efectivamente me hubiera caído de un avión que volaba entre dos lugares. Poco a poco fui recobrando la conciencia y me di cuenta que la música era real, estaba con los auriculares incrustados en mis orejas y la clavija de ese aparatito en el interior de un IPod. Estaba escuchando la música que acariciaron mis oídos en el infinito, pero el infinito era mi cama. ¡Estaba soñando!, ¡soñando como es mi eterno vivir!, especialmente cuando no tengo otras preocupaciones.

 

¡Qué lindo despertar! y que lindo sueño, ahora lo transcribo, para poderlo recordar, para contar.

 

Miguel Aramayo

SCZ.23.10.2016 Mañana es cumpleaños de mi nieta Fabiana, la Hormiguita Colorada.

 

22 Oct

Solo en Paris

Estando en Paris, estoy solo, pero no es la única vez en mi vida que estoy así, desde muy niño muchas veces estuve solo, aunque aparentemente había gente a mi alrededor. La condición de soledad, no implica aislamiento, uno puede estar en un tumulto, pero estar solo, incluso uno puede estar al lado de otra persona, en el mismo sillón o compartiendo la misma mesa, pero en realidad uno está sólo.

 

Era una mañana soleada, con vientos calmos, especial para estar reposando baja lo sombra de un árbol, con la simple compañía de un buen libro, pero al levantar la vista al cielo, desde el pequeño balcón de mi departamento, divise un globo aerostático surcando los cielos de Paris, más o menos como siguiendo el curso del rio.  Sé me ocurrió que en lugar de estar leyendo debajo de la sombra de un árbol podía estar suspendido de una canastilla de un globo, observando todo lo que está a mi alrededor y debajo mío.

 

Me puse manos a la obra, entre a Internet y localice ¿Cómo podría hacer ese tipo de excursión? Había una compañía que ofrecía excursiones en globo por los bosques de Fontainebleau, que es una ciudad del área metropolitana de Paris. Se encuentra a 55,5 Km. al sur-sureste del centro de Sena y Marne, vecina a la ciudad de Avon. Fontainebleau es conocida por su hermoso y enorme bosque, uno de los rincones favoritos de los parisinos para el fin de semana, así como el histórico Palacio Real de Fontainebleau, un castillo con mucha historia, incluso de ese palacio Napoleón partió a la isla de Elba y allá se despidió de su guardia en esa partida, también en ese palacio lo tuvieron prisionero al papa Pio VII de 1812 a 1814, albergó a soberanos y reyes. Durante la Revolución francesa temporalmente fue renombrada como Fontaine-la-Montagne (Fuente de la montaña).

 

El bosque de Fontainebleau rodea la ciudad homónima y docena de villas. Está protegido por la Oficina francesa de los Bosques y ha sido reconocido como parque nacional, para conservar su fauna y flora salvaje y su apreciada población de aves, mamíferos y mariposas. Es un antiguo coto real de caza.

 

Hice la reserva para él día siguiente, por cuanto los tours pueden ser en dos horarios, o muy temprano por la mañana, entre 5 y 6 de la mañana o entre 19 a 21 horas en la noche. Salí de Paris, en tren, a las 18 horas y me alojé en el hotel que se llama El ibis Château de Fontainebleau, que se encuentra en pleno centro de Fontainebleau, a sólo 200 metros del palacio de Fontainebleau, y ofrece habitaciones modernas y un bar. Hice eso para poder dormir bien y levantarme a las 5 de la mañana para dirigirme al lugar desde donde partiría el globo. Llegué muy puntual y esperé a que inflaran el globo Una vez que estuvo listo y el

Vuelo fue por encima del bosque de Fontainebleau, de un verde esmeralda, atravesado por ríos y salpicado de pequeños pueblos románticos; el coto de caza de los reyes de Francia, hogar del jabalí, el ciervo, el corzo y el faisán…


Había muy poco viento, mejor dicho, no había viento y el aire era fresco y estable. La duración total fue de aproximadamente 2 horas o algo menos. Fue una aventura inolvidable, la sensación de estar suspendido en el aire, observando todo desde una canastilla de mimbre, realmente disfruté de estar solo en esta experiencia, soñé que estaba rumbo al cielo, me imagino que cuando uno muere hace un viaje similar, alejándose cada vez más de la tierra hasta dejar de ver el bosque los ríos y los caseríos hasta traspasar las nubes.

 

Miguel Aramayo

SCZ.21-10-2016 Hace cuatro meses que murió mi madre. Seguramente me vio en el globo.

 

20 Oct

Algo científico

Salí a caminar rumbo a Montmartre, al café de los Dos Molinos, del cual soy asiduo. Llevaba una novelita policial de la cual me quedan muy pocas hojas por concluir, su título es Psicópata, su autor es Michel Suñén. Tenía intenciones de tomar un café y luego sentarme en algún parque. Después de que pedí un capuchino, se largó una lluvia, que era una tormenta y por lo tanto el boliche se llenó en un minuto y un hombre medio raro, con una cara de científico que lo único que le hacía falta era el letrero, poco pelo, rubio descolorido y mojado, nariz recta, especial para sostener lentes de carey gruesos y bifocales, con la barba descuidada y unos bigotes por los que escurría el agua del aguacero que lo pillo antes de entrar o un catarro instantáneo, colgaban de su cuello una cámara fotográfica profesional, un fotómetro (medidor de intensidad de luz) y llevaba adosada a su espalda una mochila, digo adosada, porque daba la impresión que forma parte de su físico, calzaba botines y del cinturón colgaba una linterna, una cortaplumas de esas que tienen todo: cubiertos, lupa, sierras, lo único que le faltaba era una carpa, que posiblemente la tenía dentro de la mochila.

 

Como no había donde sentarse y en mi mesa quedaba una silla libre, acepte que el “bicho raro” se siente conmigo. Nos pusimos a charlar, pero muy pocas palabras por las condiciones climatológicas, porque el tipo al verme con libro grueso pensó que yo también era estudioso, pero se equivocó, tan sólo un lector empedernido. Le conté que yo era auditor y el me contó que era antropólogo, que había estado en unas excavaciones en Israel y que ahora pensaba descansar en Paris analizando el material que había conseguido, el mismo que era extremadamente sui generis (algo muy singular, excepcional). Su forma de hablar, su aspecto y el tema de conversación, llamaron mi atención y a medida que avanzaba en su charla mi concentración aumentaba, al mismo ritmo que mi curiosidad y mi interés por saber más. No sé si él también hubiera notado mi actitud, quizá no, porque estos sabios son ensimismados y dan la impresión de ser distraídos, pero es su forma de ser, son muy inteligentes, perspicaces y al mismo tiempo humildes y no les interesa que los entiendan, con que se entiendan ellos, es suficiente.

 

El tiempo se me pasó volando, mi capuchino se enfrió y él no había pedido nada, por lo tanto, aproveche de preguntarle si le agradaría comer un sándwich y tomar un chocolate o una gaseosa, acepto lo primero. Me tomé el capuchino de un solo sorbo y le hice señas a Alain, que era uno de los garzones con el que tenía más confianza. Le pedí dos leches chocolatadas, calientes y dos sándwiches de jamón con queso calientes. Mientras nos traían el pedido, había disminuido la lluvia y continúe escuchando lo que me contaba Jacobo, que era así como se llamaba el antropólogo. Mi fascinación llegó al extremo, quedé prendado de la conversación y mostré el máximo de interés por lo que me contaba. No sé si Jacobo se dio cuenta o se abstrajo del entorno y continuó conversando, quizá pensando que estaba callado y tan sólo meditando para sus adentros.

 

Resumiendo, en una de las excavaciones se encontró con el esqueleto de una mujer, restos que tenían más de tres mil años, pero una conservación perfecta, salvo por una rajadura del cráneo, algo muy sutil, una separación de los parietales, que dejaban expuesto el etmoides y el esfenoides y el interior del cráneo exento de todo contenido. Por esa separación de los parietales, que tenía aproximadamente cinco milímetros, introdujo una mini cámara para observar el contenido y la conformación de la cavidad craneana y grande fue su sorpresa, cuando la cavidad se ilumino de un verde luminoso, similar al color que emitían las antiguas pantallas de computación, pero eso no fue todo, se veía como una filmación, se escuchaban voces y se observaba a una mujer que conversaba con alguien, gesticulando, no se veía a su interlocutor, pero con la cámara se logró gravar la imagen de la mujer y lo que hablaba, que en primer momento no se distinguió lo que decía, pero que después en su análisis supo que la aparición hablaba en arameo antiguo.

 

Jacobo entendía el arameo, pero únicamente leyendo no había tenido la oportunidad de haber escuchado la fonética de ese idioma, por lo tanto, le costó un tiempo poder descifrar que es lo que decía la mujer, pero después de escuchar por varias veces esa alocución, perfeccionó la fonética y logró entender plenamente todo lo que conversaba la aparición verde, además pudo captar la fisonomía de la mujer y capturar su vestimenta.

 

 

Nos comimos los sándwiches, nos tomamos la leche chocolatada y puedo asegurar que perdí la noción del tiempo, quedé anonadado y como sería la cara que puse que Jacobo se sorprendido y me dijo:

 

–Miguel no miento, estoy en condiciones de mostrarte la filmación, donde podrás ver a la mujer y escuchar lo que habla, pero como no entenderás lo que dice yo te pasaré un impreso con la traducción al español, o al francés, como vos quieras.

 

–Jacobo, por favor, no intérpretes mal mi observación, creo absolutamente todo lo que me has contado, desde luego que acepto tu oferta, pero no es por escéptico, sino simplemente por curioso. Yo estoy convencido que cuando morimos no desaparecemos, tan sólo nos convertimos en brisa, pero Dios es Omnipotente, Omnisciente y Todo Poderoso, puede hacer con nosotros lo que a Él se le antoje. –Si no te ofendes te invito a mi departamento, comemos unos fiambres y quesos, tomamos un vino y vos me permites ver la filmación.

 

–Miguel, acepto tu invitación y de esa manera puedo mostrarte lo que para la ciencia en general es una primicia, esto todavía no lo he publicado, sé que revolucionaré el ambiente científico y ni que decir de la opinión que causará esto en todas las religiones. Con toda seguridad que habrá un rechazo y alegarán que es un montaje, pero he comprobado que ese hallazgo está documentado y que ese cráneo permanece en depósitos precintados y que lo que muestro puede ser comprobado.

 

Pagué la cuenta de lo consumido y salimos en busca de un taxi, ya había escampado y no hacia frio pese a la humedad. Tomamos el taxi y fuimos a mi departamento. Preparé una picada de fiambres, quesos y galletitas, destapé una botella de borgoña. Mientras yo hacía eso, Jacobo entró al baño y después en la mesita del comedor preparó su PC y sacó un impreso, que correspondía a la traducción de lo que habló la mujer de la filmación.

 

Las picaditas y las copas de vino las puse en la barra de la cocina y comenzamos brindando por el encuentro casual, que fue tan fructífero para mí.

 

Jacobo me dijo: –Miguel yo también estoy feliz con este encuentro, porque tenía eso metido en la garganta y quería compartirlo con alguien, con alguien que tenga la capacidad de escucharme, sin hacerme observaciones y Dios te puso en mi camino. –Como abras notado soy judío y por lo tanto mis creencias en cuanto a la muerte y la eternidad son muy similares a las tuyas, que me imagino que sos católico.

 

Me mostró la filmación y me dio la impresión de ser una filmación nocturna con rayos infrarrojos, pero me explicó que mostraba ese aspecto, porque era la forma en que se presentó. La mujer tenía mucho de parecido a la forma como se representa a la Virgen Maria, hablaba muy pausado, pero con mucha mímica, como si fuera italiana y contaba que ella había tenido los hijos estando muy apasionada, pero que una vez que tuvo los hijos se acabó toda la pasión y que el saldo de su vida y todo su entusiasmo lo dedicó a sus hijos. Después de esa escena y de esas palabras concluye la grabación y se puede observar la cavidad craneana, como si fuera una filmación en blanco y negro con deficiente luz. Se notan las imperfecciones de los huesos y la luz que entra por el maxilar y las orbitas oculares.

 

Quedé sorprendido y anonadado, nunca pensé que podría ver de primer mano y en primer plano algo que es sorprendente y muestra el poder de Dios y lo que se puede conseguir sabiendo utilizar la tecnología y la ciencia. Después acompañé a Jacobo hasta su hotel y le agradecí profundamente la catedra que me había dado, ya cuando llegamos a su hotel era casi de noche.

 

Espero que me crean lo que les cuento, por si no fuera así, no me quedará más remedio que darles la dirección de Jacobo en la ciudad de Rosario, Argentina, que es donde radica en forma permanente.

 

Miguel Aramayo

SCZ.19-10-2016

 

20 Oct

Algo científico

Salí a caminar rumbo a Montmartre, al café de los Dos Molinos, del cual soy asiduo. Llevaba una novelita policial de la cual me quedan muy pocas hojas por concluir, su título es Psicópata, su autor es Michel Suñén. Tenía intenciones de tomar un café y luego sentarme en algún parque. Después de que pedí un capuchino, se largó una lluvia, que era una tormenta y por lo tanto el boliche se llenó en un minuto y un hombre medio raro, con una cara de científico que lo único que le hacía falta era el letrero, poco pelo, rubio descolorido y mojado, nariz recta, especial para sostener lentes de carey gruesos y bifocales, con la barba descuidada y unos bigotes por los que escurría el agua del aguacero que lo pillo antes de entrar o un catarro instantáneo, colgaban de su cuello una cámara fotográfica profesional, un fotómetro (medidor de intensidad de luz) y llevaba adosada a su espalda una mochila, digo adosada, porque daba la impresión que forma parte de su físico, calzaba botines y del cinturón colgaba una linterna, una cortaplumas de esas que tienen todo: cubiertos, lupa, sierras, lo único que le faltaba era una carpa, que posiblemente la tenía dentro de la mochila.

 

Como no había donde sentarse y en mi mesa quedaba una silla libre, acepte que el “bicho raro” se siente conmigo. Nos pusimos a charlar, pero muy pocas palabras por las condiciones climatológicas, porque el tipo al verme con libro grueso pensó que yo también era estudioso, pero se equivocó, tan sólo un lector empedernido. Le conté que yo era auditor y el me contó que era antropólogo, que había estado en unas excavaciones en Israel y que ahora pensaba descansar en Paris analizando el material que había conseguido, el mismo que era extremadamente sui generis (algo muy singular, excepcional). Su forma de hablar, su aspecto y el tema de conversación, llamaron mi atención y a medida que avanzaba en su charla mi concentración aumentaba, al mismo ritmo que mi curiosidad y mi interés por saber más. No sé si él también hubiera notado mi actitud, quizá no, porque estos sabios son ensimismados y dan la impresión de ser distraídos, pero es su forma de ser, son muy inteligentes, perspicaces y al mismo tiempo humildes y no les interesa que los entiendan, con que se entiendan ellos, es suficiente.

 

El tiempo se me pasó volando, mi capuchino se enfrió y él no había pedido nada, por lo tanto, aproveche de preguntarle si le agradaría comer un sándwich y tomar un chocolate o una gaseosa, acepto lo primero. Me tomé el capuchino de un solo sorbo y le hice señas a Alain, que era uno de los garzones con el que tenía más confianza. Le pedí dos leches chocolatadas, calientes y dos sándwiches de jamón con queso calientes. Mientras nos traían el pedido, había disminuido la lluvia y continúe escuchando lo que me contaba Jacobo, que era así como se llamaba el antropólogo. Mi fascinación llegó al extremo, quedé prendado de la conversación y mostré el máximo de interés por lo que me contaba. No sé si Jacobo se dio cuenta o se abstrajo del entorno y continuó conversando, quizá pensando que estaba callado y tan sólo meditando para sus adentros.

 

Resumiendo, en una de las excavaciones se encontró con el esqueleto de una mujer, restos que tenían más de tres mil años, pero una conservación perfecta, salvo por una rajadura del cráneo, algo muy sutil, una separación de los parietales, que dejaban expuesto el etmoides y el esfenoides y el interior del cráneo exento de todo contenido. Por esa separación de los parietales, que tenía aproximadamente cinco milímetros, introdujo una mini cámara para observar el contenido y la conformación de la cavidad craneana y grande fue su sorpresa, cuando la cavidad se ilumino de un verde luminoso, similar al color que emitían las antiguas pantallas de computación, pero eso no fue todo, se veía como una filmación, se escuchaban voces y se observaba a una mujer que conversaba con alguien, gesticulando, no se veía a su interlocutor, pero con la cámara se logró gravar la imagen de la mujer y lo que hablaba, que en primer momento no se distinguió lo que decía, pero que después en su análisis supo que la aparición hablaba en arameo antiguo.

 

Jacobo entendía el arameo, pero únicamente leyendo no había tenido la oportunidad de haber escuchado la fonética de ese idioma, por lo tanto, le costó un tiempo poder descifrar que es lo que decía la mujer, pero después de escuchar por varias veces esa alocución, perfeccionó la fonética y logró entender plenamente todo lo que conversaba la aparición verde, además pudo captar la fisonomía de la mujer y capturar su vestimenta.

 

 

Nos comimos los sándwiches, nos tomamos la leche chocolatada y puedo asegurar que perdí la noción del tiempo, quedé anonadado y como sería la cara que puse que Jacobo se sorprendido y me dijo:

 

–Miguel no miento, estoy en condiciones de mostrarte la filmación, donde podrás ver a la mujer y escuchar lo que habla, pero como no entenderás lo que dice yo te pasaré un impreso con la traducción al español, o al francés, como vos quieras.

 

–Jacobo, por favor, no intérpretes mal mi observación, creo absolutamente todo lo que me has contado, desde luego que acepto tu oferta, pero no es por escéptico, sino simplemente por curioso. Yo estoy convencido que cuando morimos no desaparecemos, tan sólo nos convertimos en brisa, pero Dios es Omnipotente, Omnisciente y Todo Poderoso, puede hacer con nosotros lo que a Él se le antoje. –Si no te ofendes te invito a mi departamento, comemos unos fiambres y quesos, tomamos un vino y vos me permites ver la filmación.

 

–Miguel, acepto tu invitación y de esa manera puedo mostrarte lo que para la ciencia en general es una primicia, esto todavía no lo he publicado, sé que revolucionaré el ambiente científico y ni que decir de la opinión que causará esto en todas las religiones. Con toda seguridad que habrá un rechazo y alegarán que es un montaje, pero he comprobado que ese hallazgo está documentado y que ese cráneo permanece en depósitos precintados y que lo que muestro puede ser comprobado.

 

Pagué la cuenta de lo consumido y salimos en busca de un taxi, ya había escampado y no hacia frio pese a la humedad. Tomamos el taxi y fuimos a mi departamento. Preparé una picada de fiambres, quesos y galletitas, destapé una botella de borgoña. Mientras yo hacía eso, Jacobo entró al baño y después en la mesita del comedor preparó su PC y sacó un impreso, que correspondía a la traducción de lo que habló la mujer de la filmación.

 

Las picaditas y las copas de vino las puse en la barra de la cocina y comenzamos brindando por el encuentro casual, que fue tan fructífero para mí.

 

Jacobo me dijo: –Miguel yo también estoy feliz con este encuentro, porque tenía eso metido en la garganta y quería compartirlo con alguien, con alguien que tenga la capacidad de escucharme, sin hacerme observaciones y Dios te puso en mi camino. –Como abras notado soy judío y por lo tanto mis creencias en cuanto a la muerte y la eternidad son muy similares a las tuyas, que me imagino que sos católico.

 

Me mostró la filmación y me dio la impresión de ser una filmación nocturna con rayos infrarrojos, pero me explicó que mostraba ese aspecto, porque era la forma en que se presentó. La mujer tenía mucho de parecido a la forma como se representa a la Virgen Maria, hablaba muy pausado, pero con mucha mímica, como si fuera italiana y contaba que ella había tenido los hijos estando muy apasionada, pero que una vez que tuvo los hijos se acabó toda la pasión y que el saldo de su vida y todo su entusiasmo lo dedicó a sus hijos. Después de esa escena y de esas palabras concluye la grabación y se puede observar la cavidad craneana, como si fuera una filmación en blanco y negro con deficiente luz. Se notan las imperfecciones de los huesos y la luz que entra por el maxilar y las orbitas oculares.

 

Quedé sorprendido y anonadado, nunca pensé que podría ver de primer mano y en primer plano algo que es sorprendente y muestra el poder de Dios y lo que se puede conseguir sabiendo utilizar la tecnología y la ciencia. Después acompañé a Jacobo hasta su hotel y le agradecí profundamente la catedra que me había dado, ya cuando llegamos a su hotel era casi de noche.

 

Espero que me crean lo que les cuento, por si no fuera así, no me quedará más remedio que darles la dirección de Jacobo en la ciudad de Rosario, Argentina, que es donde radica en forma permanente.

 

Miguel Aramayo

SCZ.19-10-2016