info@miguelaramayo.com

Estoy realmente triste.

20 Ago

Estoy realmente triste.

No puede ser de otra manera, se fue Maicol, Maicol el Dobermann Pinscher, que convivió con nosotros por más de 14 años, el que nunca dejó de demostrarme su cariño, moviéndome el pedacito de cola y su temblor nervioso, ese ser que nunca tuvo otra forma de expresar que me quería y que yo supe corresponder en todo momento con caricias expresivas. 

 

Este sentimiento que me embarga y llena mis ojos de lágrimas, estoy seguro que arrancará en mis nietos, en todos mis nietos, el mismo dolor y quizá mayor dolor, que el que siento en este momento. Ese perrito que fue bautizado Maicol, por sugerencia de mi nieto mayor y acuerdo unánime de todos mis nietos, excepto Lucas, quien cuando dio sus primeros pasos, lo primero que vio, fue esa mascota, que ya era tan querido por todos nosotros.

 

Lo extrañaré mucho, porque fue mi compañero incondicional en todas las oportunidades cuando preparaba la parrilla y era el, el primero que saboreaba la carne antes de entrar a las brasas y los primero bocados de la carne asada. También comía de mi mano, cuando alguna vez yo salía a leer al patio y compartía con el muchas caricias y algunas veces unos gajos de mandarina, aceitunas o maní.

 

Como no estar triste, si ese animalito acompañó toda la infancia de mis nieto, desde el más grande, hasta el más chiquito, que le ladraba a mi mujer, como peleando con ella, o quizá reclamándole una caricia. Todos mis nietos lo querían y el retribuía ese cariño a todos ellos, teniendo algunos preferidos, pero a quien más quiso fue a Eliana y ella junto a Carlos Andrés fueron los que más sintieron su partida, que fue ayer al finalizar la tarde.

 

No sé si existe un cielo para los perros, pero de lo que si esto seguro, es que su espíritu tendrá un lugarcito de preferencia en mi memoria y en mi corazón. Mañana, Fortunato, el jardinero, a quien Maicol menos quería, o por lo menos a quien  más ladraba, lo enterrará en el jardín, junto al árbol de acerolas, donde están enterrados los primeros canarios que conocieron mis hijos y donde también está enterrados los maticos, que fueron otros animalitos que compartieron su existencia con nosotros.

 

Quisiera poder decir más, porque tengo mucho más para decir, pero realmente estoy triste y comparto este dolor, con mis nietos, mis hijos, toda la familia y los amigos íntimos, que también lo disfrutaron. Lo extrañaré, como extraño todo lo que amo, todo lo que forma parte de mi ser, de mi alma y de mi intelecto.

 

 

Miguel Aramayo

SCZ. 20-08-2915