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Monthly Archives:agosto 2015

4 Ago

El tiempo ha pasado.

Es ilusorio pensar que el tiempo no pasó, el tiempo pasó y hay diferentes formas de comprobar ese hecho irreversible, sólo basta ver fotos, nuestras, de nuestros hijos y nuestros nietos; de diferentes épocas, donde tenemos cabello negro y ni miras de tener barriga, la cara lozana y el físico esbelto.

 

No es necesario, únicamente, ver fotos, tampoco pararse frente a un espejo, con sólo pasar junto a una vidriera de ropa o zapatos, nuestra imagen se reflejará y dejará traslucir lo que somos y nuestra memoria se encarga de hacer la correspondiente comparación, comparación entre lo que estamos observando y lo que lleva, claramente, nuestra memoria o lo que desearíamos que permanezca, aunque eso eso ilusorio y debemos resignarnos al paso del tiempo.

 

Si esa comparación nos deja en evidencia, que el tiempo pasó, cuando nos juntamos con nuestros hijos y babeamos observando a los nietos, algunos ya universitarios, vemos que el tiempo transcurrió, pero ese transcurrir no fue en vano, ni es doloroso: En ese tiempo que pasó hemos aportado mucho, hemos formado una familia y el ejemplo y el premio es ver a nuestros hijos realizados y mucho más felices nos sentimos, cuando observamos a los hijos de nuestros hijos, nuestros nietos.

 

El tiempo no fue injusto con nosotros, al contrario el tiempo nos premió con los frutos que ahora podemos disfrutar, nuestros hijos que han formado familias, lindas familias, que están transitando por la senda que le marcamos, con nuestros pasos y que ahora están caminando, mostrando a sus vástagos el rumbo a seguir.

 

Al observar el tiempo, es bueno contemplar el pasado, principalmente para comprobar que la ruta que hemos seguido fue la ruta que prepararon nuestros padres, que ahora son bisabuelos y algunos de nosotros podemos ver con alegría el rumbo que trazaron nuestros bisabuelos, con lo cual veremos que somos el fruto de la humanidad, de Dios, que según dicen nos creó a su imagen y semejanza.

 

Creo que es bueno, por lo menos de vez en cuando, pararse en el camino y ver el avance de la humanidad, la marcha de nuestra familia, ver ¿cómo les va a nuestros hijos?, ¿cómo les va a nuestros nietos…? y predecir, lo que será de esos nietos, en base a lo poquito que avanzaron en el camino, camino que para nosotros es cada vez mas corto, no porque se acabe el camino, sino porque ya habremos caminado lo suficiente, lo suficiente que nos aproxima cada vez más a Dios.

 

Al mirar el camino que avanzamos y pensar en el futuro, no es para preocuparnos, al contrario es para alegrarnos, es ver que la tarea que nos dio nuestro creador está cumplida y debemos darle gracias de haber llegado al punto donde hemos llegado, agradecerle y felicitarnos a nosotros mismos por haber logrado lo que estamos viendo en ese camino, camino por donde todos transitamos, unos más rápido que otros, pero todos con la encomienda de cumplir lo que Dios nos designó como tarea, que para unos parece poquito, para otros un montón.

 

Miguel Aramayo

SCZ. 04-08-2015 Cumpleaños (16) de mi nieta María Lucia, a quien le mando un beso.

 

3 Ago

Una madre, mas amiga que madre.

Muy raras veces, se ve que las madres formen parte integrante de las agrupaciones sociales de las hijas y una prueba, es que en el grupo de las PCS, la única madre es la Sra. Sarita, la que desde cuando éramos peladas (jovencitas) ha participado de nuestras reuniones y fue tomada en cuenta como miembro activo.

 

Ese hecho nos hace felices, por tenerla como amiga y ahora, que ella cumple sus noventa años, nos sentimos orgullosas y seguiremos cultivando esa amistad, amistad que nos sirvió de ejemplo en los más de cincuenta años de unión permanente. Porque cuando nosotras no habíamos cumplido todavía los veinte años y ella estaba bordeando los cuarenta, ya era nuestra amiga, además, amiga incondicional, que nunca nos hizo un reproche y que la forma de aconsejarnos fue dándonos su ejemplo.

 

El tiempo ha pasado y hemos tenido muchas circunstancias que han fortalecido la amistad que iniciamos siendo adolescentes y desde ese entonces la Sra. Sarita ha estado con nosotras, nos conoce a la perfección, así como nosotras la conocemos a ella y tenemos la plena seguridad que en todo ese tiempo el cariño entre todas nosotras Ha crecido, se ha fortificado y con orgullo podemos decir que somos un grupo unido.

 

Firman las PCS.  Cielito – Negra –  Maye – Lissy – Chica – Chinga – Gaby – Nancy – Mima – Marlene – Maria Eugenia – Wilma  –  Tere

 

 

 

PLACA

 

Para la Sra. Sarita: Como gran amiga incondicional de las PCS, con un gran cariño por sus noventa años de edad y todo el tiempo que nos dedicó.

Firman las PCS.  Cielito – Negra –  Maye – Lissy – Chica – Chinga – Gaby – Nancy – Mima – Marlene – Maria Eugenia – Wilma  –  Tere

 

 

2 Ago

Una mujer excepcional.

Tuvo la mala suerte de perder a su madre a muy corta edad, tan corta que no guarda ningún recuerdo vivido de ella, lo que sabe es simplemente de referencias. Se crio con un padre muy cariñoso con sus hijos, pero totalmente dedicado a él mismo. Su infancia la paso siguiendo los pasos del padre, sus amigos y parientes, disfrutando la vida del campo y los quehaceres de su padre, ¡cazar…!, ¡pescar…! y  medio atender la propiedad donde vivían, y las otras propiedades que poseía.

 

Se casó muy joven, con un hombre que desde que la vio, vivió enamorado de ella, que fue ¡la única…! ¡Su gran amada! Ella también lo quiso y, estoy totalmente seguro, que lo sigue queriendo, con esa pación ciega, disimulada por las obligaciones sociales, pero lo poquito que sé de su romance, estoy seguro que se puede escribir una novela. Lo atendía al pensamiento y lo amaba de la misma manera, además cumplía sus órdenes a la primera llamada, pero nunca fue sumisa, ella supo conservar su orgullo, el orgullo que heredo de sus ancestros.

 

Como madre, pienso que más que eso, ella fue y sigue siendo amiga de sus hijos, tres mujeres y un hombre; para todos ellos su sola palabra es orden y orden que se debe cumplir inmediatamente, pero no con lamentaciones o enojos, ¡no!, lo que ella dice como simple palabra debe ser cumplida, porque ella tiene un don de mando, que con casi seguridad es algo que le transmitió su padre, que en forma muy educada y parsimonioso mandaba sin decir ¡por favor…!.

 

Han pasado muchos años desde que despidió a su marido, el mismo que en su lecho de enfermo y antes de partir, mucho antes de partir a la eternidad, incluso mucho antes, cuando inicio un largo recorrido por una enfermedad perniciosa, que borra poco a poco los recuerdos, pero él no supo decir otra palabra que no sea ¡Sarita…, Sarita…! Y cuando tenía que dar alguna orden de sus labios expelía un silbo que en su acuerdo amoroso era entendido por ella hasta en el bullicio más extremo: ¡Negrita…!, ella escuchaba ese silbo, aunque estuviera muy lejos, incluso si estaba dormida, ese sonido la despertaba.

 

Desde la partida de su esposo, ella afronto la responsabilidad de mantener el patrimonio consolidarlo, siempre mirando al futuro. Ahora que cumple noventa años, de una vida llena de historias, buenas y malas, pero siempre con la cara hacia el frente siempre con la mirada en el futuro, tratando a todos como iguales, nunca sintiéndose más, ni menos, con el respeto que ella heredo, no sólo de su padre, sino de su convivencia de algo parecido a sesenta años de matrimonio, siempre con la frente en alto y sin que nadie pueda decir: ¡Un pero…!

 

Somos muchos los que la apreciamos, la queremos y la tenemos como ejemplo, un ejemplo vivo, que día que pasa nos muestra lo que debemos hacer, sin hacer aspavientos, sin alabanzas sin poses falsa, integra como es ella y como muchos que la queremos, quisiéramos seguir y pretender que su estirpe se mantenga en sus hijos, nietos y bisnietos.

 

Esto que acabo de escribir, salió desde lo más profundo de mi corazón y puedo decir sin ningún temor, ¡al contrario…!, con orgullo, que la firma está regada de lágrimas, porque ella para mí es  como mi madre. Hace algo más de cincuenta años que la conozco y en todo ese tiempo, el cariño a ella se fue incrementando y sólo tengo buenos recuerdos y grandes ejemplos.

 

Miguel Aramayo

SCZ.02-08-2015.

 

1 Ago

Otra tierra.

El 27 de julio, hace cuatro días atrás, leí: La misión espacial Kepler podría haber descubierto un exoplaneta muy parecido al nuestro. Los detalles del hallazgo serán aclarados en la rueda de prensa que la agencia ofrecerá el jueves, pero muchos ya apuntan que el objeto encontrado es una nueva Tierra en la Vía Láctea. 

 

«Los exoplanetas, especialmente los de tamaño pequeño, similar al de la Tierra, pertenecían al mundo de la ciencia ficción hace apenas 21 años. Pero actualmente, miles de hallazgos más tarde, los astrónomos están a punto de descubrir algo con lo que las personas han soñado durante miles de años: otra Tierra», se dice en el comunicado oficial de la NASA.

 

¿Pero para que queremos otra tierra?, si la que tenemos todavía no la conocemos en profundidad y no estamos haciendo nada por conservarla, la tenemos abandonada a su destino y quizá a su destrucción, sólo nos preocupamos por ella de “boca para afuera”, hacemos conferencias, reuniones, tratados, pactos, convenios, pero sólo son palabras y no hechos.

 

En esta tierra, tierra que no llegamos a conocer, en que vivimos y viviremos por largo tiempo más, la compartiremos con nuestros amigos y nuestros seres queridos. Con mis nietos mayores por ejemplo, los mismos que ya dejaron de ser niños, para convertirse en jóvenes, jóvenes que están iniciando la vida, ya terminaron o están a un ¡tris! de concluir la educación secundaria, para iniciar la carrera universitaria. Sólo quedan dos nietos como niños, uno de once y otro de tres, por los que todavía nos queda tiempo para disfrutarlos.

 

Con los nietos, ya podemos conversar de todo y apreciar los progresos que hizo la humanidad, desde cuando nosotros, nosotros los abuelos, estábamos como ellos, con todo el entusiasmo de ver el futuro como algo fácil, tan fácil como fue para nosotros. Ahora que recuerdo esos tiempos, sin ninguna nostalgia y con mucha alegría, al comprobar que el entusiasmo que teníamos viendo el futuro, se ha convertido en un presente.

 

Espero y ruego a Dios que la vida para ellos, para mis nietos queridos, sea tan fácil como fue para nosotros, por lo menos tan fácil como fue para mí, que vi pasar los años, como deshojando margaritas y aunque me quedan pocas en mi jardín, estoy feliz de hacer lo que hago y más feliz de haber hecho lo que hice, con la esperanza de que ese mi entusiasmo sea contagioso y mis nietos transiten por caminos y sendas similares.

 

Ruego que mis nietos me vean como un ejemplo, o por lo menos como una referencia que pueda ser marcada como un hito para alcanzar, por lo menos en lo que se refiere al romanticismo, a la fe, a la esperanza que use para llegar hasta donde me encuentro. Me gustaría que sepan querer, querer como los quiero a ellos, con ese amor profundo, sin límites.

 

 

Miguel Aramayo

SCZ. 01-08-2015

 

1 Ago

Otra tierra.

El 27 de julio, hace cuatro días atrás, leí: La misión espacial Kepler podría haber descubierto un exoplaneta muy parecido al nuestro. Los detalles del hallazgo serán aclarados en la rueda de prensa que la agencia ofrecerá el jueves, pero muchos ya apuntan que el objeto encontrado es una nueva Tierra en la Vía Láctea. 

 

«Los exoplanetas, especialmente los de tamaño pequeño, similar al de la Tierra, pertenecían al mundo de la ciencia ficción hace apenas 21 años. Pero actualmente, miles de hallazgos más tarde, los astrónomos están a punto de descubrir algo con lo que las personas han soñado durante miles de años: otra Tierra», se dice en el comunicado oficial de la NASA.

 

¿Pero para que queremos otra tierra?, si la que tenemos todavía no la conocemos en profundidad y no estamos haciendo nada por conservarla, la tenemos abandonada a su destino y quizá a su destrucción, sólo nos preocupamos por ella de “boca para afuera”, hacemos conferencias, reuniones, tratados, pactos, convenios, pero sólo son palabras y no hechos.

 

En esta tierra, tierra que no llegamos a conocer, en que vivimos y viviremos por largo tiempo más, la compartiremos con nuestros amigos y nuestros seres queridos. Con mis nietos mayores por ejemplo, los mismos que ya dejaron de ser niños, para convertirse en jóvenes, jóvenes que están iniciando la vida, ya terminaron o están a un ¡tris! de concluir la educación secundaria, para iniciar la carrera universitaria. Sólo quedan dos nietos como niños, uno de once y otro de tres, por los que todavía nos queda tiempo para disfrutarlos.

 

Con los nietos, ya podemos conversar de todo y apreciar los progresos que hizo la humanidad, desde cuando nosotros, nosotros los abuelos, estábamos como ellos, con todo el entusiasmo de ver el futuro como algo fácil, tan fácil como fue para nosotros. Ahora que recuerdo esos tiempos, sin ninguna nostalgia y con mucha alegría, al comprobar que el entusiasmo que teníamos viendo el futuro, se ha convertido en un presente.

 

Espero y ruego a Dios que la vida para ellos, para mis nietos queridos, sea tan fácil como fue para nosotros, por lo menos tan fácil como fue para mí, que vi pasar los años, como deshojando margaritas y aunque me quedan pocas en mi jardín, estoy feliz de hacer lo que hago y más feliz de haber hecho lo que hice, con la esperanza de que ese mi entusiasmo sea contagioso y mis nietos transiten por caminos y sendas similares.

 

Ruego que mis nietos me vean como un ejemplo, o por lo menos como una referencia que pueda ser marcada como un hito para alcanzar, por lo menos en lo que se refiere al romanticismo, a la fe, a la esperanza que use para llegar hasta donde me encuentro. Me gustaría que sepan querer, querer como los quiero a ellos, con ese amor profundo, sin límites.

 

 

Miguel Aramayo

SCZ. 01-08-2015