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Escuchando a Mozart, sólo para mí.

31 Oct

Escuchando a Mozart, sólo para mí.

Me sentí algo extraño, mire mis brazos y estaba con una ropa que me parecía rara, al notar eso baje los ojos y vi que la chaqueta que llevaba, hacia juego con los pantalones que me llegaban hasta debajo de la rodilla. Los zapatos eran de cuero con una gran hebilla, los calcetines, mejor dicho las medias blancas muy pegadas a mi piel. Procuré con cierta prisa, encontrar un espejo. Me daba la impresión que estaba en un castillo, o en un museo, pero ¿por qué?, totalmente desorientado, caminé a toda prisa por un pasillo totalmente alfombrado, las paredes de ambos lados tenían cuadros que daban la impresión de pertenecer a un museo, o a un salón e exposiciones pictóricas, era una gran colección de pinacoteca, por fin encontré un salón con la puerta entornada, que dejaba que la iluminación interior, trascienda al pasillo donde me encontraba, casi en penumbras. Al aproximarme a esa habitación también me pareció escuchar música de piano, de violín, de flauta y de chelo.

 

Entre al recinto, moviendo muy poco una de las hojas de la puerta, que eran de una madera pesada y cuyas cerraduras eran muy elaboradas. Al entrar vi a varias personas. Era un salón espacioso, con grandes ventanales a un lado, enmarcados por gruesas y finas cortinas de terciopelo y visillos de tul finamente bordado. Toda la estancia tenia alfombras persas que cubrían un piso de parque, las paredes que no poseían ventanales, estaban revestidos de una fina y oscura madera,  de la cual también pendían cuadros muy importantes. Por suerte en las paredes, junto a la puerta, dos grandes espejos a ambos lados de la puerta, los dos enmarcados finamente, en marcos que permitían apreciar el biselado de los espejos de finas lunas, que reflejaban la luz de los ventanales y las figuras sin ninguna distorsión visual.

 

Me puse al frente del espejo que se situaba a mi izquierda, al lado opuesto de la hoja de la puerta que había entornado para penetrar en ese ambiente. La gente en el salón ni se percató de mi presencia y, mi sorpresa fue enorme, la imagen que el espejo devolvía a mi vista, era de un príncipe, o de un caballero elegante, vestía una indumentaria propia de del siglo XVIII, a mediados. El traje era de seda, la camisa era de algodón con un corbatín, que daba la impresión de ser un encaje pegado al pecho y algo por encima de la chaqueta. Los pantalones muy ajustados al cuerpo, al extremo que dejaban apreciar los genitales. Los zapatos eran de cuero y dejaban ver las medias que estaban pegadas a la pierna, mostrando de forma íntegra de la pantorrilla. Lo que más me sorprendió y era lo que me incomodaba, era que tenía una peluca blanca, con bucles. Por suerte mi cara era la mía y, al mirarme al espejo no me quedo más que reírme de mí mismo.

 

En la estancia había muchos sillones y sillas, finamente tapizados, acomodados de manera que parecían un anfiteatro. La gente que estaba en una especie de escenario, estaban separados por una baranda de madera con balaustres, balaustres exquisitamente labrados en fina madera, con incrustaciones de nácar. Se apreciaban varios instrumentos apoyados a las paredes laterales, cada uno sobre el pedestal que le correspondía. Había muchas sillas y atriles, repartidos por la estancia y una tarima donde se apreciaba algo similar a gran atril, esto más próximo a la balaustrada a un lado de un gran piano de cola.

 

Me aproximé a los músicos, que en ese momento interpretaban una sonata y, grande fue mi sorpresa al reconocer a Joannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart, más conocido por Wolfgang Amadeus Mozart, que vestía algo similar a mi indumentaria, pero de color bordo, con una camisa y corbatas blancas, al igual que las medias y que no llevaba peluca, pero que estaba peinado con unos bucles laterales en sentido horizontal.  Era bajito de estatura, flaco, pálido, de cabello abundante y claro, de piel con imperfecciones como si hubiera sufrido de viruela.

 

Dejó de interpretar el piano y por consiguiente, los músicos que lo acompañaban, hicieron lo mismo. Se levantó del taburete y caminando con firmeza se aproximó a la balaustrada donde yo me encontraba parado, parado como una estatua de hielo y me extendió la mano para saludarme, de esta manera: –Distinguido amigo Miguel, cuanto me place que hubierais venido a uno de nuestros ensayos. –Me atreví invitaros a vuestra merced y, quede apenado por no haber podido hacerle la invitación en forma personal.

 

Yo estaba atónito, perplejo y totalmente desconectado de la realidad que estaba viviendo en ese momento, no sabía si era realidad o la ilusión de un simple sueño, pero debía responder y lo hice de esta mantra: Mi dilecto y apreciado amigo, no os imagináis lo feliz que hizo vuestra invitación, realmente me siento complacido de poder escucharos, y el sólo hecho de poder estrecha vuestra mano, me hacen un ser superior.

 

–Le ruego que se ubique donde apetezca y procure disculpar las fallas que podamos cometer en la interpretación. –Este ensayo, muy humildemente se lo dedicamos a usted. –Son todas composiciones mías y para esta oportunidad he seleccionado dos violines, una flauta y un violonchelo. –Interpretaremos musica ligera y alegre, para deleitar vuestros sentidos.

 

Comenzaron interpretando dos sonatas para piano, con el acompañamiento de los dos violines y el violonchelo, después una pieza de musica de cámara donde también intervino la flauta, un adagio, dos divertimentos y una serenata. Quedé extasiado, mi cuerpo estaba como flotando en el sillón donde pose mi cuerpo, pero mi espíritu llego a elevarse a niveles superiores. Nunca en mi vida me había imaginado que podía estar personalmente con este personaje.

 

Terminado el ensayo, franquee la balaustra y me aproxime a cada uno de los interpretes para saludarlos y felicitarlos, dejé para de ultimo a Mozart, de quien me despedí con un abrazo, en ese momento pude apreciar la fragilidad física de su figura. Pero su sonrisa y su voz me dejaron gratamente impresionado. No creo que nunca pueda olvidarme de él y de su música.

 

 

Miguel Aramayo

SCZ. 31-10-2014