Reclamo de algunos animales
Aunque ustedes no me crean, me tocó ver dos reuniones de algunos animalitos que se quejaban de discriminación, pese a que ellos también pertenecen a un estado plurinacional y multiétnico. Una de las reuniones era de hormiguitas bien fornidas, que comúnmente son llamadas “sepes” (Atta laevigata es una de las cerca de una docena de especies de hormigas cortadoras de hojas del género Atta). El otro grupo era de mosquitos (Aedes aegypti) que estaban en gran asamblea en un charco de agua, donde participaban, hembras, machos y larvas.
En ambas asambleas se escuchaban gritos como “sepes unidos jamás serán vencidos” y en la otra reunión decían “mosquitos unidos jamás serán vencidos”, ambos enarbolaban banderas de color bordo, con el retrato de un argentino muy conocido y cuando lanzaban sus consignas lo hacían levantando una de sus patas delanteras del lado izquierdo con el puño en alto.
Se quejaban de que ellos (los bichitos discriminados) no los defendían los “animalistas”, que esos discriminadores, sólo se preocupaban de animales de la selva y principalmente de perros y gatos, a quienes defendían con uñas y dientes, incluso en desmedro de los propios seres pensantes, porque ellos preferían que esos bichos infectados de rabia, sigan mordiendo a la población humana, aunque tengan que morir.
Otro de los argumentos que escuché en los discursos de ambas agrupaciones de bichitos, fue que los animalistas no defendían ni a las vacas, patos, pollos y chanchos, que también son llevados a la eternidad en forma cruel, para nada más que sus despojos sirvan de alimento a los humanos. Incluso protestaban porque los “animalistas”, cuando hacían sus reuniones para defender a los animales infectados, lo hacían al calor de un churrasco, comiendo buenos bifes, mollejas, alitas y chorizos.
Quedé sorprendido de las observaciones que escuché en las alocuciones de ambos grupos reunidos, unos junto a su cueva (los sepes) y junto a un charco (los mosquitos) y quedé pensando en lo que leí en los periódicos, porque aparentemente el Secretario de Salud de la Alcaldía de Santa Cruz, estaba entablando una denuncia en contra de los “ambientalistas” porque están atentando contra la salud de la población.
En mi poco entender, porque no tengo ni la menor idea de cómo debe pensar un zoólogo, un ambientalista, un salubrista o un político, pero en mi escaso entender, creo que, si los perros son abandonados por sus amos y están causando zozobra y muerte en la población, las autoridades están en el deber de defendernos y sí es necesario matar a esos perros rabiosos, se debe hacer eso y además se los debe incinerar, para evitar proliferaciones de ese mal que causa la muerte en los humanos.
Si no me equivoco en el Génesis, Dios puso al hombre como amo y señor de toda la creación y con la facultad de disponer de todo lo que Dios puso a su disposición, incluyendo plantas, animales, minerales y todo lo que está sobre y debajo de la tierra. Con mayor razón si esos animales están causando daño a los hombres.
Pienso que, si los ambientalistas quieren defender a los perros con rabia, ellos deberían crear los albergues necesarios y encargarse del tratamiento que se les pueda dar a esos pobres animalitos que están destinados a morir, porque la rabia no tiene vuelta atrás y al exterminarlos a los que tienen dueño y los abandonados lo único que hace la autoridad es aplicarles la “eutanasia”, que es lo mismo que ayudarlos a morir dignamente.
Miguel Aramayo
SCZ.09-11-2017