Exigente
Si realmente soy exigente, es conmigo mismo, porque es una forma de demostrar que puedo, y pudiendo yo, doy ejemplo a los demás. Por lo tanto, si soy exigente conmigo es una farsa, para ser exigente con los demás. Algún día, los demás, me lo agradecerán, porque ese ejemplo que les proporciono, se les convertirá en rutina y no sentirán que cumplir con las exigencias es algo difícil y verán que el cumplir con las exigencias nos favorece a todos.
Creo que la mejor manera de educar es dar ejemplos, porque de esta manera nadie se siente exigido y lo que hacemos es más o menos el juego de niños que si no me equivoco se llamaba “mono mayor”. El juego consiste en que cuando alguien que es líder hace algo, los demás imitan lo que hace ese guía. Creo que esa es la mejor manera de demostrar lo que es “ejemplo”.
Otra de las formas de convencer con ejemplos es lo que hacía Jesús y muchos profetas en la Biblia (Antiguo Testamento – Torá) convencer a la gente con “parábolas”, que no son más que cuentos, para que en base a lenguaje simple pueden ser entendidos por todos, incluso los que no tienen mucha o ninguna sabiduría.
Pero los tiempos han pasado y no es que me sienta viejo, aunque algo de eso ya se filtra más en mi físico que en mi intelecto, hablo con mis hijos y hablo con mis nietos y ya me siento mermado en todos los sentidos, lo único que me queda es experiencia y el afán de ser exigente conmigo mismo, para por orgullo dejar un ejemplo en mi descendencia y cuando me expreso de esa manera, no sólo pienso en mis hijos y nietos, sino también en mis colaboradores.
Toda la gente que me rodea está en óptimas condiciones y creo que con grandes posibilidades. Lo que yo por egolatría quiero transmitirles, es algo vano, ya todos están formados y me pueden dar clases, incluso mis nietos, pero mi orgullo hace que todavía me siente con la capacidad de servir de ejemplo. Es simplemente un afán fatuo de querer seguir siendo el líder, pero ya debo darme cuenta que cuento con gente más capaz intelectual y físicamente, que lo que acumulé de experiencia, no es más que un adorno que uno puede reemplazar muy fácilmente investigando en internet.
Debo convencerme que nadie es insustituible y menos cuando los años pasaron por el físico de quien se cree insustituible. Uno puede continuar colaborando, pero con humildad y brindar todo lo que pueda servir de experiencia, porque todavía puede ser válido el refrán que dice: “El diablo sabe más por viejo que por diablo”. No es más que un bonito refrán, pero también un refrán obsoleto; todo lo que sabe el diablo, uno lo puede encontrar entrando a Google y con un poco de paciencia, tiempo, minuciosidad y una buena y adecuada guía, puede encontrase con sorpresas y descubrir todos los secretos que se piensa que tiene el diablo, al extremo de convencerse que no es tan diablo.
Miguel Aramayo
SCZ.20-03-2018