Los cuadros del Museo del Prado
Estoy leyendo una novela de Javier Sierra, que titula: “El maestro del Prado y las pinturas proféticas”. Es un escritor al que le gusta el misterio y que en los temas reales configura situaciones esotéricas, cabalísticas y sin asignar un gran suspenso crea situaciones interesantes, que incluso influyen para creer que lo que expresa es real, pero es ficción con visos de realidad.
Lo que me resultó muy interesante de esta novela, es que tiene muchas ilustraciones de los cuadros que comenta y que uno, además de dedicar un tiempo a la parte literal, se queda observando la parte pictórica; para observar todo lo que describe la literatura y procura llegar a los argumentos que el escritor detalla de cada uno de los cuadros.
Algo muy interesante es que además de que uno se culturiza en temas de pintura renacentista, no solo por las técnicas que pueden haber utilizado cada uno de los artistas, sino también que el autor profundiza en el motivo del cuadro y lo relata de tal manera que cada cuadro es desmenuzado hasta el último detalle y uno puede comprobar que al ver la pintura no llega a captar a los personajes y menos los detalles, pero cuando uno combina lo que está escrito sobre el cuadro con una segunda o tercer observación del cuadro motivo de análisis, recién uno aprecia a los personajes, su vestimenta, su postura, los detalles que están entre sombras o con exceso de iluminación.
No conforme con la descripción minuciosa del cuadro, se introduce en la historia de los personajes y los observa con tanta minuciosidad que lleva al lector a revisar sus observaciones, tales como la postura de las manos, pies e incluso la dirección de las manos, de los pies y sobre todo de la mirada, con lo cual le permite a uno observar cual fue la inspiración del artista y el motivo por el que creo esa obra.
Otra de las cosas que me gustaron, es como describe a los personajes que lo rodean y que dan vida a sus relatos, como es el caso del Dr. Luis Fovel o su conversación con la madre de Miguel Bosé (Lucía Bosé) o la dulce y verde mirada de Mariana, su amiga con la que comparte algunos momentos de su vida.
Como verán, con sólo haber leído la mitad del libro ya me tomé la libertad de opinar sobre su contenido, porque después de haber leído la mitad ya me picaron las manos por escribir y use la táctica de dar una lectura rápida a algunas de las paginas siguientes, hasta llegar al final y puedo decir que todo lo que me falta leer es similar a lo que ya leí, con la diferencia que está escrito relatando otros cuadros del Museo del Prado.
Recomiendo este libro a quienes, además de interesarles el tema literario les interese el tema pictórico e histórico de la época en que se crearon esas pinturas y también la historia de los personajes que están retratados en cada uno de los cuadros.
Miguel Aramayo
SCZ.22-03-2018 Mañana viajaré al Brasil unos ocho días, para compartir con la familia de mi hijo Mauricio.