La política
Dice que todos los hombres tenemos interiormente algo de políticos, en mi caso debe ser muy poquito, tan poquito que me animo a decir que casi nada. Lo que tengo y conservo como recuerdo es, que salvo un periodo cortito, siempre fui opositor al partido gobernante. A todos los partidos y militares gobernantes, o por lo menos a la mayoría, los encontré muy parecidos en el estilo de gobernar, usando a los originarios y descuidando el erario público.
Hago esta reflexión porque acabo de leer un libro, obsequio de una gran amiga, el autor es “Mario Velarde”, que fue canciller y diplomático, embajador en varios países y el libro que escribió se llama: “Benigno Arosa de madre chola” un libro de política, que me lo recomendaron. Es un libro de 477 páginas y hasta más o menos la 350, me resultó muy interesante, porque me refresco la memoria de todo lo que yo sabía, porque coincido con lo que sufrió mi familia por ser considera opositora, por nada más que nuestro apellido y el nombre completo de mi abuelo, concuerda con el nombre de uno de los llamados “varones del estaño” y que era un pariente lejano de mi abuelo.
Muchos de los personajes del libro, que corresponden a personas reales estaban en mi memoria y a la mayoría de ellos los conocí personalmente, incluso algunos de esos personajes que llegaron a ser presidentes me dieron la mano o me acariciaron la cabeza, porque en ese entonces yo estaba entre los 11 y 13 años, pero mi padre me contó que cuando yo tenía entre 4 y 5 años, un presidente de barba, me hizo cariños porque quedó sorprendido con mis ojos y mi desenvoltura y personalidad. Con uno de los personajes que fue varias veces presidente, tuve la oportunidad de contactarme en diferentes oportunidades y recuerdo que me puso la mano al hombro cuando estuvo con otro personaje (militar) que fue su vicepresidente, que después fue presidente. Incluso con ese presidente tuve la oportunidad de volar de La Paz a Santa Cruz, mientras el piloteaba un avión de la Fuerzas Aéreas, porque venía al matrimonio de su edecán, que era mi amigo y me había invitado a su matrimonio. Un amigo que conservo hasta ahora y que fue presidente del congreso, era su sobrino y físicamente eran muy parecidos, por lo menos ambos hablaban cantadito y me llamaban “changuito”.
Al jefe de la oposición (FSB), también conocí, porque alguna vez estuvo escondido en la casa de mi abuelo y tuve el privilegio de sentarme en sus rodillas. De tanto llevar castigos de uno de los partidos gobernantes (MNR) toda mi familia se convirtió en opositores efectivos y aguerridos. Tuve la oportunidad de conocer de muy cerca al morenito San Ramón e incluso vi que mi abuela le dio una bofetada, por malcriado e insolente, con lo cual mi abuela también entró en prisión, pero yo di la voz de alarma en la embajada de Argentina, porque mi abuela era de esa nacionalidad y también denunciamos el hecho en embajada del Perú porque su madre era de nacionalidad peruana.
Uno de los hermanos de mi padre que estuvo varias veces preso y logró escapar de un capo de concentración (Curahuara), fue torturado en varias oportunidades y tenía marcada la espalda con cicatrices que fueron hechas con un cigarrillo encendido, con el que escribieron las letras del partido gobernante (MNR). Por lo que les cuento pueden estar seguros que a ese libro lo leí con la curiosidad de quien quiere saber algo más y corroborando que lo que decía el libro era la pura verdad en varios de los pasajes de la trama.
Pese a todo lo expresado, el curso del personaje principal y que da el nombre al libro, no me agrado porque es una historia muy simple, aburrida, repetitiva y hasta chabacana, por otro lado, el relato tiene muchos altos y bajos y mezcla mucho las épocas y situaciones, pero también me dejó en la duda de algunos hechos históricos remotos como lo que sucedió con el Mariscal Antonio José de Sucre, su vida privada en Sucre y algunos relatos de su esposa en Ecuador.
Miguel Aramayo
SCZ.08-05-2018