Escuchando música
Estuve escuchando música de aquí, de allá y de todas partas. Dejándome transportar al infinito por los ritmos que arrullaban mi corazón y contentaban mi espíritu. Como siempre que me dejó transportar por la música, mi alma quedó contenta de escuchar canciones que traen tantos recuerdos, como aquella que dice, “La otra tarde vi llover, vi gente correr y no estabas tú…” pero también escuchar a las hijas de Lola Flores, con su tonalidad gitana, con lo cual notó que mi alma es arrastrada por ese ritmo y me siento en un tablado zapateando, pero también al escuchar a los Panchos me permito transitar por ese romanticismo y tarareo canciones como “bésame mucho” y tantas otras colmadas de amor del bueno y del malo.
Cuando estoy en esas circunstancias me permito la libertad de no hacer nada y dejar que mi alma, mi espíritu y también mi mente y mi cuerpo disfruten del néctar que es escuchar canciones con sentido, como las canciones de Armando Manzanero, Roberto Carlos o de gente más joven como Arjona o el compositor de “Corazón partido”, que una parte de sus canciones dice: “que no hay dos sin tres, que la vida viene y no se detiene…” o “para que me curaste cuando estaba herido, si ahora me dejas el corazón partido…” O la canción del mismo autor que dice: “A veces me elevo y doy mil volteretas, a veces me encierro tras puertas abiertas…” Ese tipo de sensaciones son las que acompañen mi mente y mi cuerpo cuando estoy escuchando canciones que me llegan al alma,
También mi alma se solaza escuchando tangos como ese que dice: “Júrame que, aunque pase mucho tiempo no olvidarás el momento en que yo te conocí…” y más adelante dice: “Tengo celos hasta del pensamiento que pueda recordarte otra persona amada…”. Otro tango que me trae muy bellos recuerdos es “Cuartito azul”, también “Caminito”, o lo que cantaba Trini López, incluso una canción que si no me equivoco su letra era: “En Shanghái fue que una linda china me encontré…” de Buby Capo.
Como podrán apreciar lo que comparto con ustedes, estoy en un momento romántico de esos que uno debería tener con más frecuencia que la que normalmente sucede, porque en esos momentos uno acerca su alma más hacia lo divino y deja para los políticos lo mundano, lo material, lo que no tiene sabor agradable y que deja carraspera en la garganta y sabor amargo en los labios.
Miguel Aramayo
SCZ.16-02-2019 Ayer mi madre hubiera festejado su cumpleaños 93.