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Soñando la creación

26 Abr

Soñando la creación

En mi pobre imaginación de hombre común, me imagino a Dios creando al hombre y más que al hombre a la mujer. Me imagino el empeño que puso el Altísimo en esa tarea, pero lo hago de tal manera que siento que estos presentimientos son realidad, y escucho. Es Dios que me dice:

 

–¿Qué pretendes hacer, escondido en ese rincón?

 

–Y me sonrojé, dejando que de mis ojos escurran unas lágrimas, –me da vergüenza que me hubiera pillado en esa situación, pero me sobrepongo y respondo.

 

–Señor, quiero que me disculpes, sólo quería observar la creación, el génesis.

 

–¡Qué iluso eres muchacho!, –dijo el Señor.

 

Y me sonrió, con una mirada que paralizó mi cuerpo y produjo un palpitar tan intenso, que pensé que mi corazón explotaría.

 

–Ven acércate y siéntate a mi lado. –me dijo.

 

Esa forma de expresarse, tranquilizó mi alma y le obedecí.

 

–Lo que te platicaré, en este momento, será para calmar tu curiosidad, –dijo el señor, y yo lo comprendí. –Puedes mirar una planta, cualquiera, pero prefiero que sea una rosa, no sólo por su fragancia y belleza, sino porque su desarrollo será más descriptivo, para que después puedas comprender la similitud con la mujer.

 

–El rosal, cuando florece, deja ver unos pequeños butucúnes que a medida que pasa el tiempo van creciendo, hasta cuando llegan a un tamaño que dejan brotar los pétalos y se abre el capullo dejando ver a cada momento que su belleza crece y crece, hasta que muestra su máximo esplendor, es en esa situación que deja observar el máximo de su belleza y se hace de una mayor fragancia, aunque su aroma ya es notado desde el momento que se descubre el botón.

 

–Las flores están formadas de un Cáliz, que es el que protege los pétalos antes de que se abra el botón, la corola que está formada por los pétalos, que a medida que se abren hace que las flores se vean más esplendorosas, los androceos o estambres, que en las anteras producen el polen, y el gineceo o pistilo, que pueden ser varios y son los que contienen el óvulo, y cuyo extremo forma el estigma, que es la zona receptora de los granos de polen. Por último, el ovario que es el que albergará y protegerá a los óvulos fecundados por el polen y que darán origen al fruto y luego se convertirán en las semillas, para perpetuar a la especie.    

 

–¿Comprendiste?, –a lo que respondí: –¡sí!

 

–Las mujeres al igual que otros seres del sexo femenino tienen una evolución similar, comienzan en la niñez o primeros años de vida, siendo muy simples y delicados botones, que a medida que van creciendo se hacen más vistosos, hasta que ese butucún se abre y deja salir los pétalos y mostrar su belleza, con la finalidad de atraer a los seres del sexo opuesto, para después cumplir los designios de la naturaleza y dar frutos, de los cuales saldrán las semillas para perpetuar la especie.

 

–¡Muchacho es así de simple el tema…! y es pensando en perpetuar la especie que he creado a las mujeres y por ese motivo cuando toca que cumplan el fin para el cuál las cree, se hacen más bonitas y apetecibles. (creced y multiplicaos)

 

–Señor, agradezco tu explicación, la entendí perfectamente.

 

Miguel Aramayo

SCZ.09-03-2019 Dedicado al día de la mujer que fue ayer.