Monologo
–¿Quieres consultarme algo? –¡si quiero…!
–Me respondió. –¿Es de algo en particular?
–¡No! –es simplemente que quiero hablar.
–Entonces hablemos. –¿comienzas vos?
–¡Si…! –Algunas veces quisiera expresarme de algo que aprisiona mi pecho y más que mi pecho mi espíritu.
–No puede ser. –Me respondió.
–¡Si…!, –puede ser, yo lo siento. –Porque no solo se sienten las cosas físicas y materiales, los que tenemos alma, también sentimos el sufrimiento de ella, que los humanos algunas veces las nombramos de espíritu. Pero el alma es algo que nace en la amígdala, en el hipotálamo, en el centro del cerebro. Es la conexión que tenemos los hombres con Dios, es lo que llamo alma y que hace que mi cuerpo también sienta lo que siente mi espíritu.
–¿Me puedes decir qué sentimientos son los que afectan tu espíritu?
–Y respondo –Te puedo dar ejemplos para generalizar, pero no es algo que me afecte directamente a mí, sé que esos sentimientos afectan a mucha gente, en mi caso lo que me afecta por ahora, son simplemente dudas.
–¿No me entendiste?, te pregunté ¿qué sentimientos?
–¡Te entendí!, pero no me dejaste terminar de expresar. Creo que uno de esos sentimientos se denomina “celos”.
–Me responde. –Ese no es un sentimiento, sino una simple muestra de debilidad, de inseguridad. Si uno realmente se valora, si uno realmente se siente fuerte y en sus cabales, no tiene por qué tener esa debilidad. Eso es una muestra de que la persona no progreso, sigue viviendo como sus ancestros, en las cavernas, como vivieron sus antecesores monos, temerosos de que los engañen, de que los abandonen. Pero si esos monos se dieran cuenta que ellos son el sustento de esa tribu, que sin ellos quedarían a la deriva y tendrían una falta extraordinaria, vería su capacidad, su valor; en vez de celos.
–Ahora me entiendes, que ese no es un sentimiento, sino una falencia de debilidad, de apocarse uno mismo.
–Le respondo. –Tienes una forma de pensar que me obliga a razonar y no sé por qué, me dejo convencer por tus palabras. Es como si anularas mi entendimiento y eso me produce pesar, porque también eso me causa sufrimiento, porque pienso que me dejo dominar y eso también afecta, apena a mi espíritu.
–Eso si es una causa y puede hacer sufrir el alma.
–¡Bueno…!, creo que es suficiente por ahora, en otro momento volveremos a juntarnos para no decir nada y no llegar a ninguna conclusión.
–Después de todo, esto no es nada más que un monologo, más mono que dialogo y que lógica.
Miguel Aramayo
SCZ.10-03-2019