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Estar enamorado

26 Abr

Estar enamorado

Me imagino, por lo que siento y lo que he leído en opiniones científicas y en el montón de novelitas, incluso las de Corín del Socorro Tellado López (escritora española de gran producción), que el amor es cariño, pasión, comprensión y una cantidad innumerable de otros sentimientos sublimes, “que nace de ¿un no sé dónde?, que produce un ¿qué sé yo?, y que ¿se va un no sé cuándo?”, que al final se puede convertir en odio o transformar en olvido, todo esto según las novelitas cursis que he leído sobre este tema.

 

Pero analizando en nuestros días, generalmente nace de un mensaje de Facebook, porque ya no puede decirse que ¡es amor a primera vista…!, porque ahora todos están prendidos del celular y ya no existen “primeras vistas”, estas se producen ahora por medio de esa pantallita y tampoco se puede decir que el amor se transforma en odio o en olvido, ¡no…!, ahora el amor se convierte en un video aburrido al que no se lo puede borrar, no se lo puede compartir, algo así como un “meme”, o “gif” que se soporta porque uno lo puede pasar de un “clic”.

 

Lo que digo, pareciera que lo digo en broma o de puro jodido que soy, o de “viejo aburrido, alejado de la tecnología”. Pero es algo real, sólo hace falta dejar de ver esa pantallita de tonalidad azul, que nos tiene hipnotizados, obnubilados; al extremo de quitarnos o desviar nuestra conciencia, porque está demostrado científicamente que ese aparatito está afectando nuestra mente y gracias a eso, en muy poco tiempo más la “inteligencia artificial” superará la “inteligencia humana”, porque los humanos habremos perdido la capacidad de generar sentimientos y las maquinas tendrán esa capacidad, que es la que hasta ahora nos diferencia.

 

Ya no se escucha la palabra “chasquido” y menos “…el chasquido de un beso febril…”, ahora chasquido es cuando el auricular del celular está dañado y febril es para denotar que la batería está recalentada. Una pena, pero la generación de ahora ya no vibran con un beso como era en nuestros tiempos, de cuando éramos muchachos. Ahora los chicos y chicas sienten el vibrar de sus celulares en el bolsillo, cuando reciben un mensaje. Ya no sufren como cuando nosotros escuchábamos un bolero “…sufro al saber que el destino logro separarnos…”, ahora ellos sufren cuando se les acaba el crédito o se agota la batería.

 

Por suerte estoy viejo y más cerca de allá, que de aquí y ya experimenté y todavía me quedan los lindos recuerdos de: “…si te quiero mucho, mucho, mucho, tanto como entonces, tanto hasta morir…” o “…el mar y el cielo se ven igual de azules…”, no el azul de la pantallita, además de expresiones como: “…están clavadas dos cruces en el monte del olvido, son dos amores que han muerto sin haberse comprendido…”.

 

En fin, los tiempos pasan y no debo quejarme porque mis abuelos o mis padres también tuvieron una forma distinta de amarse de como amamos los de mi generación y como ahora aman los muchachos, lo más triste es que cada vez nos olvidamos de Dios, al extremo que ahora les da lo mismo amarse entre seres del mismo sexo, es como querer unir imanes por el lado positivo o el lado negativo, ya no hay ese rechazo natural y la conciencia de que “lados opuestos se atraen”, como ley universal.

 

Ahora para los chicos, ni siquiera somos ¡pobres viejitos…!, ahora somos seniles de la tercera edad.

 

Miguel Aramayo

SCZ.10-04-2019