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Agradecimiento

27 Dic

Agradecimiento

Un zángano hablaba con la reina de una colmena y le decía:

 

–Reina querida todo lo que tengo y lo que soy te lo debo a vos.

 

Y la reina lo escuchaba muy circunspecta, prestando toda la atención que le podía proporcionar a uno de sus súbditos, el mismo que después del vuelo nupcial ya no estaría en la colmena y que quizá no estaría entre los elegidos en ese vuelo, vuelo en el cual la reina debía llegar fértil para engrosar la colmena con nuevas obreras y zánganos.

 

–Puedes hablar te escucho, fue la respuesta de la reina al zángano. –Lo que digas quedará sólo para nosotros, no comentaré con nadie más en mi reino.

 

–Su majestad, hace un tiempo atrás usted me dijo que yo estaba obsesionado, e incluso me nombró cual era mi obsesión, dándome todos los pormenores de la misma y anunciándome que el motivo de mi obsesión estaba a punto de extinguirse, de fallecer.

 

–Es verdad zángano, te dije eso porque estoy muy bien informada y te observo y te aprecio con pena, pero si no te has olvidad también te dije que eras un maniático, un maniático sexual, porque lo único hacías era pensar y averiguar por el vuelo nupcial, que crees que se aproxima y que será el momento de tu desaparición, seas o no el elegido.

 

–Reina, cuando me dijiste eso me hiciste pensar y encontré que realmente tenías razón. Estoy obsesionado, pero no es algo reciente, es algo que me atormenta de hace mucho tiempo, pero también creo saber cómo librarme de esa obsesión, por lo menos no me ha dominado, aunque alguna vez si estuve a tiempo de fallar buscando mi fin.

 

–Zángano, hasta el momento he sido fiel, nunca he tenido posibilidades de ser infiel, porque esa es una condición indiscutible de mi reinado, pero eso no tiene por qué enorgullecerte. Ya ha pasado mucho tiempo y no tengo la edad para desear que suceda lo contrario, pero me preocupa tu manía y me gustaría que veas la forma de librarte de la misma, lástima que eso sea sólo conmigo.

 

La reina se quedó pensativa después de escuchar al zángano y recordó que cuando puso los huevos que dieron origen a las abejas obreras, también puso algunos huevos sin fecundar que estuvieron en las celdas más grandes y que dieron origen a las abejas “machos” que son conocidas con el nombre de zánganos. Esos himenópteros esperan la primavera para poder participar en el vuelo nupcial, cuando en la colmena existen reinas vírgenes, pero si son muchos en la colmena, los expulsan para que mueran de hambre y de frio en invierno. En primavera participan del vuelo nupcial y si tienen la suerte de aparear con la reina virgen, ésta retornará a la colmena a poner los huevos fértiles que darán origen a las abejas obreras y también depositarán en las celdas grandes los güevos no fértiles que será los próximos zánganos.

 

–Zángano, tienes que saber que cuando te toque copular conmigo, vos morirás, porque tu aparato genital se desprenderá de tu humanidad y será el precio que pagarás por haberme dejado en capacidad de poner los huevos que darán origen a una nueva camada de abejas obreras y de algunos zánganos para los próximos vuelos de procreación.

 

El zángano quedó muy triste inmerso en su obsesión que lograba dominar y en su manía que no sabía cómo vencerla, porque era más fuerte que su obsesión.

 

Miguel Aramayo

SCZ.22-10-2019