Tres sueños juntos
Soñé en una sola noche tres sueños, el primero que es el que corresponde a mi obsesión, pero que esta vez también intervino Putin, quien me entregó un catalejo tan grande que apenas se podía levantar y que el objeto era poder ver la luna a la que estaba llegando un cohete ruso.
El segundo muy bonito, porque estaba invitado a una feria del libro en Moscú y mientras paseaba por los estantes, se me aproximó una joven, con todos los rasgos de una rusa del occidente, de la Rusia europea. De piel muy blanca, pero con unos labios rojos, que escurrían miel, unos ojos azules con una mirada tan tierna, capaces de derretir metales, todo el encaje de su cara era dulzura, enmarcado por unos cabellos rubios opacos que resaltan el brillo de su rostro y la bella sonrisa, que mostraba una expresión tan tierna que me dejó anonadado.
Como yo era uno de los invitados extranjeros, ella quería tomarse un selfi y además que le autografié uno de los libros escritos por mí y que estaba traducido al ruso. Acepté todo, porque me lo solicitó con tal educación, que quedé prendado de sus modales. Después de la foto y la dedicatoria, como estábamos junto a un café, me invito a degustar uno. El tiempo estaba más que para un café, para un chocolate. Acepté y mientras tomábamos el café ella me contó que estaba presentando un libro que trataba sobre el amor.
Cuando me mencionó su libro, me recordé de algo que había leído en “Infobae”, donde mencionaba que el amor es una adicción. Según un estudio realizado por Helen Fisher, antropóloga de la Universidad de Rutgers, Nueva Jersey, tanto las drogas ilegales como el amor provocan los mismos sentimientos placenteros. Cuándo una persona está enamorada, comienza a liberar dopamina, que despliega a su vez sus efectos. ¿Cómo? A través de la euforia, el deseo, la satisfacción, el placer y la plenitud. Esto explica por qué cuando sentimos la falta de la persona que amamos, ante esta ausencia de dopamina, aparece el síndrome de abstinencia. Sucede que esta hormona o neurotransmisor activa las mismas áreas cerebrales que el tabaco, el alcohol y otras sustancias adictivas.
En ese artículo menciona verdades del amor que son científicas y que muchas personas la mencionan. Lo que había escrito la rusita, con la que conversaba, coincidía perfectamente con lo que había leído.
Me hizo una breve reseña de su libro, el mismo que me lo obsequio con su dedicatoria en español. Me dijo que: 1 El amor es una adicción muy similar a las drogas. 2 Que existe el amor a primera vista y que ese impulso distingue genero porque la mujer activa partes del cerebro que hacen que rememore acontecimientos y por lo tanto su reacción es más lenta; en cambio en los hombres la dopamina activa reacciones visuales que hacen apreciar aspectos estéticos que alteran su producción de neurotransmisores que lo hacen tomar decisiones más rápidas. 3 El amor no es una emoción, sino un impulso, una necesidad fisiológica para todo ser humano”, de acuerdo a lo postulado por la antropóloga Helen Fisher, que estudia los comportamientos “del corazón”. 4 Los amores prohibidos son los más deseados, para esto también la “dopamina” es la causa principal. 5 La infidelidad siempre está presente, porque la monogamia es antinatural, ya que antes de ser sedentarios, la reproducción no se limitaba a una sola pareja, “cuantas más parejas tuvieran las hembras tenían mayores posibilidades de tener hijos”, según el doctor en Psicología Christopher Ryan. Sin embargo, aclaró: “Tenemos capacidad de controlarnos”. 6 La belleza importa, el misterio atrae. Según Fisher, “nos enamoramos de personas que resultan misteriosas”. Nuevamente la dopamina es la responsable de esto, ya que se encuentra vinculada con lo novedoso. Según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Nuevo México, los seres humanos se sienten atraídos por la simetría.
En mi tercer sueño vi a la misma escritora rusa del sueño anterior, revisando álbumes fotográficos y separando fotografías y recuerdos. Separó una foto donde estaba ella con un chico con malla, al que le agarraba la pierna en forma muy cariñosa, daba la impresión de ser en una playa de Rio de Janeiro. Otra foto separada, era del mismo muchacho con traje y corbata, donde él estaba con otras personas mayores y ella posaba para el grupo luciendo un lindo traje blanco. Esas dos fotos y otras más, las retiró del álbum, para ponerlas en un sobre. Después de ese sueño desperté sobresaltado, porque ya me había pasado de la hora para levantarme a trabajar.
Miguel Aramayo
SCZ.26-12-2019