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Desde siempre

19 May

Desde siempre

Una plaza, El Montículo. Una iglesia, La Inmaculada Concepción de Maria. Un amigo, con él compartimos más de 60 años de amistad. Una ciudad, Nuestra señora de La Paz, Un tema, la política y la diferencia racial, las futuras elecciones del año 2005 y las del 2020.

 

Esa placita con un monumento a Neptuno, una pequeña capilla y una gran vista de la ciudad, casi en medio circulo, desde la parte antigua, el centro, Sopocachi, obrajes y gran parte del sur. La cantidad de veces que habremos recorrido ese montículo, para subir cortando camino desde la plazuela Isabel la Católica, para llegar a Sopocachi. Para bajar desde el Montículo a la plaza España, para ir a la avenida Ecuador o cortar camino por el pasaje para llegar a la calle que nos lleva a la plaza Abaroa. Paseamos por sus jardines y alta arboleda, en momento de romanticismo, de quietud para estudiar o simplemente meditar observando los cerros más emblemáticos de la ciudad. Para hacer turismo con algunos amigos extranjeros. También para caminar haciendo empanaditas y procurando convencer a alguna muchacha.

 

El año 2005 antes de las últimas lecciones que entronizaron la tiranía. Con el amigo de siempre nos sentamos en el pretil que rodea el parque, como un defensivo protector para evitar caídas. Mirando la ciudad desde esa posición, lo que más observábamos, o se notaba en esos años, eran tejados y pensando que los mismos protegían a gente en su mayoría de clase media alta, pero que también protegía a la servidumbre. Pensando en ellos, nos dimos cuentas que era una clase desplaza que, si vencía las elecciones quien se perfilaba y al final fue elegido, esa clase se sentiría poderosa y procuraría derribar a sus patrones.

 

No acertamos totalmente, pero si esa gente tomó mucho poder, pero no para ellos, sino para quienes gobernaron, que se hicieron más ricos, más poderosos y dieron algunas prebendas a la gente que los apoyaba y que hasta ahora los sigue apoyando, porque es gente que sufrió mucho y seguirá sufriendo, les lavaron el cerebro y les hicieron creer que los liberarían, pero los usaron para un proyecto pactado por el Foro de San Pablo y para proteger el narcotráfico.

 

Algo extraño sucedió, comandado por un dirigente cívico del oriente y la clase media se alió logrando recupera la democracia, haciendo que el tirano huya, junto con el montón de gente que le secundaba. Por mala suerte caímos en un gobierno de transición que al no tener ninguna experiencia y tener el miedo a los que huyeron, principalmente, porque tuvieron la oposición del narcotráfico y ahora estamos en una nueva elección.

 

El anterior viernes volvimos a hablar con mi gran amigo, ya no en el Montículo, pero si por teléfono el mismo tema y por casualidad sobre las futuras elecciones y coincidimos que el tirano tiene grandes posibilidades de ser nuevamente gobierno, con otros títeres en el poder, pero nuevamente tomados por el Foro de San Pablo. Como venimos observando desde que tenemos uso de razón, desde el inicio de la amistad que nos une, nunca hemos visto que los políticos en Bolivia, tengan los planes con claridad y simplemente se dejan dominar por sus caprichos, sin interesarles para nada, ni “Bolivia” y menos los que habitamos este país.

 

Llegamos a la conclusión, que gane el que gane, Bolivia no es viable como país, que la lucha de clases (Clase media en decadencia y clase media en desarrollos), nunca se entenderá y los dirigentes de cualquiera de ellos buscará su beneficio personal y se apoyarán en el narcotráfico y la actividad oscura, contrabando, nepotismo, corrupción. Nadie se acordará de los originarios ni los mestizos, la clase de los políticos es otra.

 

Miguel Aramayo

SCZ.12-10-2020