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Alguien escribió

19 May

Alguien escribió

Las redes sociales manejadas por grandes empresas y haciendo uso de la inteligencia artificial. Inteligencia que se alimenta de redes neuronales y aprendizaje profundo, están tomando poder de la humanidad y los humanos se están convirtiendo en máquinas, máquinas que solamente juegan y son esclavos de esas redes.

 

En los últimos años, el aprendizaje profundo ha ayudado a lograr avances en áreas tan diversas como la percepción de objetos, la traducción automática y el reconocimiento de voz (todas ellas áreas especialmente complejas para los investigadores en IA).

 

En tecnología de la información, una red neuronal es un sistema de programas y estructuras de datos que se aproxima al funcionamiento del cerebro humano. Una red neuronal suele implicar un gran número de procesadores funcionando en paralelo, teniendo cada uno de ellos su propia pequeña esfera de conocimiento y acceso a datos en su memoria local. Habitualmente, en un principio una red neuronal se “adiestra” o se alimenta con grandes cantidades de datos y reglas acerca de las relaciones (por ejemplo, “un abuelo es más viejo que el padre de una persona”). Luego, un programa puede indicar a la red cómo comportarse en respuesta a un estímulo externo (por ejemplo, a un dato que introduce un usuario de ordenador que está interactuando con la red) o puede iniciar la actividad por sí misma (dentro de los límites de su acceso al mundo externo).

 

Como puede apreciarse, por ese poquito de teoría que está disponible en Google, todo lo que se haga usando Internet, ira engrosando la información de la que dispondrán esas grandes empresas, que llegarán al punto de conocer a cada usuario (individuo) mejor que lo que cree conocer cada individuo de sí mismo. Las grandes empresas dueñas de las redes, podrán manipular esa información a su antojo, o el perfil de cada individuo, podrá ser usado para pasarle propaganda que beneficiará a empresas que requieran esa información de las redes, incluso esa información podrá ser usada por políticos, para influenciar a los individuos, hacia la dirección que les interesa. Incluso podrían definir una encuesta política, sin la participación voluntaria de los individuos.

 

Esto no es un sueño, Facebook podría establecer cuantos bolivianos de entre los 18 y los 80 años votarán por un determinado partido. Porque esa red, de tanto contacto que tienen los individuos con ella. Le han proporcionado tantos datos, con solo haber presionado los iconos que se exponen debajo de cada mensaje, incluso sabrán con quienes conectaron, por el hecho de haber “compartido” y podrán analizar sus “comentarios”, aunque estos hubieran sido muy escuetos.

 

Las redes saben el nombre de cada individuo, sus datos personales, su grupo de amigos, las páginas web que les atraen y si además se nutren de la información de WhatsApp, de las consultas que hicieron a Google o cualquier otro buscador; incluso podrán saber cuál es el solitario que prefieren y cuál es el ranquin de cada individuo jugando a ese solitario, pero incluso podrán saber el movimiento de su tarjeta de crédito, por la información que le proporciono el banco.

 

Lo interesante es que esas redes te garantizan privacidad y confidencialidad, pero aparentemente cumplen, porque al partido político le darán la encuesta, pero sin nombrar a las personas, también si se usa para una publicidad; al que solicitó la información le dirán cuál es la posibilidad de su negocio en una ciudad determinada.

 

Estamos tomados, le pertenecemos a las redes y ni que decir de la información de los celulares. Esos tienen más información de cada individuo, incluso más que Dios, con el debido perdón por la blasfemia.

 

Miguel Aramayo

SCZ.23-10-2020