Ordenando fotografías
Esa una tarea muy común, porque además era una forma de distraer a quien había tomado las fotos, como a los parientes y amigos que dedicaban largas veladas en observar los álbumes. Había algunos de hojas removibles que se almacenaban entre dos tapas de cartón grueso y resistente que gracias a un tipo de tornillos se podían regular su espesor, pero generalmente no pasaban de cinco centímetros y los más delgados no podían ser inferiores a tres centímetros. Las hojas removibles eran de una cartulina negra, pero adicionalmente entre dos hojas se ponía un papel translucido que protegía las fotos. Las punteras que se utilizaban para sujetar las fotos eran pre elaboradas y debían ser adheridas haciendo uso de algún pegamento, después de calcular el lugar donde se pondría la fotografía y dependiendo de la posición que se quería dar a cada foto.
Después esos álbumes se reemplazaron por otros en los que ya venían unas hojas blancas con autoadhesivo y una protección plástica, que después de colocar las fotos se adhería al papel, dejando a las fotos visibles en el orden que uno las acomodaba, esas hojas eran de anverso y reverso y estaban sujetas a un espiral que no permitía adicionar hojas y estaban dentro de un empastado de cartón con algún tipo de decoración litográfica.
Todavía se puede encontrar esos tipos de álbumes, pero también se utilizaron carpetitas que al hacer revelar las fotos las entregaban insertas en los plásticos que eran de un tamaño estándar y que generalmente eran para contener treinta y seis fotos y eran la forma de entrega de los estudios fotográficos.
Todo eso paso a la historia y ahora la forma de almacenar las fotos es electrónica y los almacenamientos se volvieron discos y flash, estoy últimos pueden usarse con un portarretratos electrónico que expone en forma automática el contenido del flash.
Estaba distraído ordenando las fotos por antigüedad, discriminando las fotos para dar más o menos un orden lógico, en mi caso lo quería era ordenar mis fotos desde las más antiguas partiendo de mi nacimiento hasta llegar a nuestros días, algunas todavía estaban en papel, pero muchas ya estaban digitalizadas y estaba utilizando un programa que facilita su clasificación e inclusive la identificación de quienes están en cada exposición, anunciando en qué lugar geográfico se tomó la foto, esto con la finalidad de poder hacer búsqueda por antigüedad, persona, lugar, de manera que el sistema efectúa reordenamientos de acuerdo a la opción que se seleccione para la exposición en forma manual o automática.
Ahora les relataré lo extraordinario que me sucedió, mientras estaba en esa tarea. Ya había logrado registrar todas las fotos que tenía disponibles en mi poder, ya estaban todas digitalizadas, nominadas y ubicadas geográficamente y solicite que el programa me haga una exposición por fechas y seleccionando que en todas figure yo y que la exposición sea automática con un tiempo de espera de foto a foto de dos segundos.
¡Qué sorpresa! Todas las escenas en las que se me mostraba se escuchaba la voz de todos los que estabamos en la exposición y se observaba movimiento como si se tratara de una filmación multicolor, como si correspondiera de una exposición de cine. En las primeras fotos se escuchaban mis llantos y balbuceos, pero también se escuchaban las voces de las personas que me rodeaban y en cada foto se producía como una reproducción escénica de lo que estaba sucediendo en ese momento. Pude escuchar la voz y la risa de mi madre, de todos mis parientes y amigos. Los sonidos eran tan reales y los temas de conversación concordaban perfectamente con cada foto.
No era un sueño, era algo tan real, verme yo como observador, pero al mismo tiempo como protagonista y lo que yo tenía como recuerdo de cada foto, coincidía con el movimiento y el tema de conversación de cada foto. No sé el tiempo que estuve inmerso en eso que deleitaba mi espíritu, porque realmente era la película de mi vida, desde que no sabía hablar, hasta los momentos que los demás quedaban aturdidos con mi timbre de voz chillona y cuando ya las escenas eran de la actualidad pude observar cómo había cambiado de vos y se notaba que el timbre ya no era el mismo chillón.
Miguel Aramayo
SCZ.08-01-2020