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El tiempo es poco o mucho

19 May

El tiempo es poco o mucho

¡No sé si tengo poco que hacer!, ¿o porque me sobra el tiempo?, quizá sea por saberlo administrar adecuadamente. La cuestión es que, una vez completo las tareas que tengo como obligación, me sobra el tiempo para leer y cuando completo el trabajo y la lectura, me queda tiempo para escribir, ese tiempo me produce gran satisfacción. No es que las otras actividades me disgusten, ¡no…! Soy feliz trabajando y también leyendo.

 

Ayer leí en alguna parte, ahora me acuerdo, en un mensaje que me envió un primo, en el que decía que el escribir tiene muchas ventajas para el cerebro, especialmente cuando uno escribe manualmente, con una estilográfica que se deslice en el papel con el impulso del cerebro y guiado por el corazón.

 

Comparto algo que leí al respecto y que deben tomarlo en cuenta: Escribir a mano no es un vestigio cultural destinado a ser aplastado por las pantallas táctiles y ligado al encanto del olor del papel o de la tinta, sino que, a la hora de estudiar, aprender o realizar actividades creativas te ofrece múltiples consecuencias positivas para tu cerebro y tu mente.

 

Son muchas las personas que piensan que redactar con papel y boli es una actividad condenada a la extinción y solamente mantenida con vida gracias a los últimos románticos. Sin embargo, mientras las generaciones más jóvenes ya son educadas desde edades tempranas en competencias digitales, son numerosos los expertos y científicos que siguen haciendo hincapié en no abandonar la escritura a mano debido a sus múltiples beneficios físicos.

 

Procuro escribir a pulso, especialmente cuando estoy muy romántico. En la oficina nunca me falta un pedazo de papel y una estilográfica, que siempre me acompaña, incluso cuando leo, para poner marcas en el libro, por cosas que encuentro interesantes o que no entiendo, de esa manera me resulta fácil recurrir a mis notas, cuando las necesito. En mi casa siempre tengo una agenda disponible para poder recoger en ella las ideas que me cruzan por la cabeza y que muchos llaman inspiración.

 

Después, todo lo escrito a mano lo transfiero a un elemento con el cual digitalizo, porque de esa manera lo mantengo seguro, no solo queda en ese elemento, sino que tengo contratado un servicio que, todo lo escrito en mi computador, el Ipat o el celular, en forma automática se sincroniza y queda registrado y almacenado en la “nube”.

 

Si todos tuviéramos la costumbre de convertir en letras lo que almacenamos en nuestro cerebro. Si pudiéramos exteriorizar nuestros pensamientos, ¿se imaginan como podríamos incrementar los conocimientos? De esa manera podríamos compartir con los demás, lo que sabemos, lo que nos atormenta, lo que nos satisface. Compartiendo podemos tener un aporte a la humanidad. ¿Piensen lo triste y desprotegida que estaría la humanidad, si solo hubiéramos utilizado el lenguaje oral y nadie hubiera escrito?, seguiríamos en las cavernas y no tendríamos los libros sagrados (Torá – Biblia – Coram).

 

Miguel Aramayo

SCZ.12-02-2020