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El tiempo y el espacio

19 May

El tiempo y el espacio

Cerrando los ojos uno puede ver en el horizonte, en el horizonte de ficción, escenas que fueron reales en un momento y que ahora son simplemente remembranzas. Pero que con los ojos entornados uno pasa las imágenes como si estuviéramos deshojando un álbum fotográfico. Ese pasar fotos, en algún momento se convierte en una filmación.

 

Lo que estamos viviendo en este momento, nos hizo ver que la realidad es muy diferente a los ensueños. Estamos frente a un hecho que trastocó nuestra existencia, pero no es algo que solo corresponda a nosotros, nos hizo a todos tan similares, tan semejantes, que por más que nos encerremos en una burbuja, todos corremos el mismo riesgo. Realmente estamos en manos de Dios y la ciencia puede hacer algo, pero también está limitada, la prueba es que, por más inteligencia artificial y redes neuronales, la vacuna para la plaga que nos ataca, no está disponible.

 

La economía del mundo se está desmoronando, pero el temor que tenemos todos, no es eso, sino el que no caigamos en la plaga del virus, como en este momento están cayendo muchos países, como Italia, España, Francia. El pánico, de ser una paranoia se ha convertido en algo real, ya no es miedo de unos pocos, es un miedo generalizado, pero no infundado, es el miedo a algo real, no a un fantasma o a una amenaza.

 

Los que hemos pasado de los sesenta y que hasta hace unos días atrás nos sentíamos los indispensables, hemos sido degradados, porque podemos ser todo lo experto que pensemos, ¡o nos crean…!, pero por la pandemia, somos los primeros en la mira del monstruo. Porque intelectualmente podemos estar en la cúspide, pero en temimos fisiológicos hemos llegado a nuestra fecha de caducidad y debemos cuidarnos mucho más que los chicos que todavía no comenzaron a vivir y que no tienen nuestra calificación intelectual.

 

Espero que todos estos cambios que estamos experimentando en este momento, duren muy poco, que se encuentra un antídoto para ese virus o una vacuna que nos inmunice. Creo que psicológicamente debemos sacar en claro que somos muy débiles, como personas, como sociedad y como civilización, que sin la ayuda de los demás no valemos nada, por más que económica o intelectualmente seamos poderosos.

 

Ruego a Dios que después de este trance todos seamos más buenos, que discriminemos menos y que seamos colaboradores con nuestros semejantes y podamos ayudar un poco más a los que ahora son indigentes, pero no indigentes de comida y techo, sino indigentes de amor, de caridad, de compresión.

 

Con esto que estamos viviendo, podamos estar seguros: que el tiempo y el espacio son una misma cosa, porque cuando se va acabando el tiempo los espacios se acortan, existen menos distancias en un montón de razonamientos. A medida que el tiempo se acorta, podemos estar seguros que estamos más próximos a presentarnos ante Dios, que es quien podrá juzgar que lo que hicimos fue bueno o malo y si merecemos el descanso eterno, o NO.

 

Miguel Aramayo

SCZ.18-03-2020 Mañana es día del padre en Bolivia