Retorno del Principito
En la narración de “Antoine de Saint-Exupéry”, después de la picadura de la víbora al Principito, éste retornó a su asteroide B612, luego de descubrir la extraña forma en que los adultos ven la vida y comprender el valor del amor y la amistad. En el retorno de su travesía por el universo, no necesitó de su cuerpo que lo dejó en la Tierra, para poder retornar a su mundo, casi en forma inmediata. Quería volver lo más pronto posible, porque había abandonado a su flor por casi 11 lustros, de la forma de medir el tiempo en su asteroide. Tiempo que contando bajo la modalidad que se contabiliza el tiempo en la Tierra, equivalían simplemente a días, algo así como 9 o 10 días terrícolas.
El relato que sigue a continuación y que se supone quedó traspapelado. Llegó a manos de alguien que nos permite disfrutar de lo captado telepáticamente por el zorro, quien se lo transmitió a un humano, que ahora lo saca a la luz. Ese humano podría ser una mujer, la esposa salvadoreña de “Saint-Exupéry”, “Consuele Suncin”, quien vivía en el país conocido como “La tierra de los volcanes” y con quien el piloto y escritor tuvo un matrimonio escandaloso, pero que fue de gran importancia para “Antoine” y lo reflejó en la obra con los gestos del Principito hacia su rosa, a la cual protegía del viento y el frio.
El Principito llegó a su asteroide y lo primero que hizo sin ninguna dificultad, fue reencarnarse, para tener la misma apariencia de antes de su viaje por el universo y la experiencia ganada en ese tiempo, donde el personaje que le dejó mejores recuerdos fue el zorro, a quien domesticó y con quien compartió un cariño mutuo y una amistad profunda y sincera. Este personaje le dijo algo que caló en su conciencia: “No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”.
Después de reencarnarse y poner a su cordero en la caja, fue a ver su flor, la que lo recibió muy despectiva, él se aproximó para decirle con palabras muy suaves, que durante todo su viaje lo que más había extrañado y lo que más recordaba era a ella, porque comprendió lo que dijo el zorro, quien le explicó que, en cierto modo, el príncipe había domesticado a la rosa y por eso las palabras del zorro fueron: “Te haces responsable para siempre de lo que has domesticado y Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”. La flor al escuchar esas palabras le dijo: vos lo único que hiciste todo el tiempo que estuviste conmigo, fue acariciarme con tus manos. El verdadero amor, me lo dio quien planto la semilla y me hizo flor. Ese razonamiento hirió profundamente al Principito. Fueron once lustros que con su partida por el universo abandonó su flor, su rosa, pero antes estuvo con ella y eso ella se lo reprocha.
El pequeño príncipe estaba sorprendido y dolido por esta revelación, ya que la rosa era de gran importancia para él, pero tras recuperar el ánimo, recordó lo que le dijo el geógrafo, en uno de los planetas que visito: No te preocupes por una simple flor, habiendo muchas otras cosas que le pueden brindar felicidad y fue en esa charla que, le recomendó como sugerencia visitar el planeta Tierra.
En la investigación que hicieron de la obra de “Antoine de Saint-Exupéry”, encontraron un manuscrito corregido y con algunas adiciones que no figuran en la obra original y que se suponen fueron redactadas por el autor. Lo contado en el presente escrito, es simplemente una ficción del autor de este relato.
Miguel Aramayo
SCZ.21-01-2021 Hoy a las 21 horas con 21´, será algo excepcional
21 h, 21¨,del día 21, del año 21 y el siglo 21-