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La vida y la costumbre

20 May

La vida y la costumbre

Cambia, todo cambia, pero pienso yo que sigo impertérrito. Creo que eso sucede porque el hombre es “un animal de costumbres”. Desde chico me enseñaron lugar de mi cajón para las deposiciones, la ubicación latita donde tengo el alpiste; que hacer al despertarme a las 6:30 am para iniciar el día y a las 22:00 me tapan la jaula. También me enseñaron que oraciones repetir al despertar y antes de dormir y que oración debo decir cuando escucho las campanas del mediodía, el Ángelus (el Angel del señor anuncio a Maria), lo mismo que las campanadas de las 18:00, llamando a la oración.

 

Aristóteles afirma en su obra Política que el hombre es esencialmente un animal, social, racional y político debido a los tres componentes que constituyen al hombre: su naturaleza, sus hábitos y su razón. Sin embargo, que el hombre sea el único animal racional, no significa que no sea irracional o actúe irracionalmente.

 

Cuando escribí lo que está entre comillas en el primer párrafo. Me equivoqué y puse: “el hombre es un animal de confianza” y eso le corresponde al perro. Porque por el mismo hecho de que, el hombre es un ser “racional y político”, lo hace ser un ente del que se debe desconfiar permanentemente. Como dice el refrán: “confianza ni en tu camisa” o como se lee en “Martin Fierro” en los concejos que da a sus hijos: “La esperanza no la cifren nunca en corazón alguno, pongan su confianza en Dios; de los hombres solo en uno, con gran precaución en dos”.

 

También, por costumbre somos confiados y recién aprendemos cuando tenemos el primer tropiezo y algunas veces no escarmentamos y no ponemos en práctica lo que reza el dicho popular: “un tropezón cualquiera da en la vida”, pero “tropezar dos veces en la misma piedra”. José Hernández escribió cosas tan ciertas que constantemente lo recuerdo, como el verso que sigue a continuación y que viene al caso: “Nace el hombre con la astucia que ha de servirle de guía, sin ella sucumbiría, pero según mi experiencia se vuelve en unos, prudencia y en otros, picardía”.

 

Y para concluir con mi momento de meditación y filosofía, aplico otro dicho popular: “Genio y figura hasta la sepultura”, que en expresión camba se dice: “El que nace tatú, muere cavando”, o como dice una canción que creo que es un tango de Carlos Gardel: “¿Qué voy a hacer? Nací buen mozo. Y embalao para querer. Si soy así ¿Qué voy a hacer? Con las mujeres. No me puedo contener”.

 

Miguel Aramayo

SCZ.31-03-202