Transcurrir por este mundo
Alguien corría detrás de mí y me hablaba, algunas veces en voz baja, cuando estaba muy próximo a mis espaldas. Y cuando me alejaba, porque había tomado mayor velocidad, escuchaba los gritos. Lo que me decían era complejo y muy difícil de explicar, pero trataré de escribir los diálogos que se quedaron en mi mente, porque fueron no solo los más notables, sino porque de alguna manera lograron impactar mi psiquis.
−Muchacho, no te haré daño, solo te sigo para poderte dar algunos concejos. –No corras, espera, podemos conversar y veras que mis intenciones son buenas. –Poseo un bagaje de información que, si sabes utilizarla el beneficiado será vos, es información que, si logras tenerla, podrás apreciarla y te será de gran utilidad.
Yo continuaba mi camino, al principio, cuando me di cuenta que alguien me seguía, no volqué a mirar por el temor a no poder resistirme. No sabía si era hombre o mujer, su tono de voz era anodino. No se podía clasificar ni como grave ni agudo, era un sonido monótono al que se lo podía decodificar en palabras. Algo en mi interior me decía: −No te detengas, es alguien que piensa que podrá influir en vos, para hacerte cambiar de parecer de lo que son tus objetivos, tus metas, tu futuro.
Algunos momentos razonaba y después de haber tomado distancia aminoraba el paso, pensando que podría ser la voz de mi destino, pero en otros momentos recapacitaba y repetía en mi interior. –Ya se lo que quiere hacer de mi existencia, ése alguien que me seguía como si fuera mi sobra, que dependiendo del foco de luz que nos alumbraba, algunas veces estaba cerca y otras se alejaba. Yo tengo muy claro lo que he fijado como mi finalidad, mi destino.
En otro momento de esa rauda carrera, me imaginaba que quien me seguía, podía ser Lilit o quizá su pareja, Lucifer y aumentaba la intensidad de mis pasos, logrando alejarme más de esa voz. De esa manera, con la distancia que me separaba de aquel elemento dañino, podía pensar con mayor calma, pese a la agitación de mi respiración y el cansancio de mis músculos.
−Muchacho, detente lo que tengo por decirte es de vital importancia, si me escuchas podrá sopesar si mi alocución será buena o mala, si mis consejos te servirán para continuar el camino hacia tus objetivos. –Es necesario detengas tu carrera y no me obligues a seguirte, veras que mis palabras llevarán calma a tu espíritu y serán beneficiosas para continuar tu camino al futuro.
Por suerte desperté de ese sueño, sueño que se estaba convirtiendo en una pesadilla. Me incorporé de la cama e hice algunas flexiones, para desentumir los músculos de mis piernas y brazos. Después me senté en el suelo y apoyé mi espalda al catre donde dormía y entrelazando mis brazos sobre el pecho, cerré los ojos y me puse a rezar como es mi costumbre.
Muchas veces en mi vida, desde muy joven, casi un niño, meditaba sobre mi futuro y algunas veces lo entrelazaba con el destino de mis seres queridos, pero nunca me dejé influenciar por los que ellos me dijeran, tomé otros ejemplos y me basé en otros aspectos para decidir sobre mi futuro, siempre pensando en mi, pero sin abandonar a mi entorno de parientes y amigos y con el afán de hacer lo mejor por los demás, pero que me dejé satisfacción a mí, como una forma de alimentar mi orgullo.
Estoy satisfecho de haber exteriorizado eso que puedo haber sido un sueño, en dormido o en despierto, o una simple civilización.
Miguel Aramayo
SCZ.06-05-2021