Increíble China
Se piensa que, al decir China, uno se encontrará con aglomeración de gente y en ese montón todos hablando simultáneamente que, por la fonética de su idioma, se transforma en un murmullo ensordecedor. En ese país uno se encuentra con paisajes oníricos de soledad increíble, más próximos al cielo que al proletariado. Puede observarse una de las cascadas más bonitas del mundo y poder caminar por delante y por detrás de la caída de agua. Ese espectáculo se llama “Huangguoshu” y está en la provincia “Guizhou”, el rio que la alimenta antes de precipitarse en caída libre, da la impresión de ser un espejo y la caída es tan uniforme que, el sonido de su apronte por la gravedad, impresiona por la melodía que se aprecia en el silencio de ese lugar, adornado por una vegetación que muestra todos los todos posibles de verde.
También se puede incursionar por montañas sin fin, en la provincia “Anhui”. La montaña Huangshan, es tan esplendorosa que uno se imagina que cualquier momento se le pueden presentar algunos samuráis, incluso algunas de sus deidades con máscaras que producirán sobresalto en quienes las aprecien. Lo más probable es encontrar algunos gurús ermitaños, meditando en lo alto de esas montañas forradas de vegetación nunca vista.
Se observan formaciones geológicas sobrenaturales, como el monte “Wuyi” elevado sobre las aguas de un rio de aguas cristalinas que reflejan la exuberancia de los bosques que la circunscriben. En tanta grandeza ofertada por la naturaleza, cualquier humano se sentirá empequeñecido y podrá recordar que toda esa grandiosidad fue creada por Dios para alagar a su creación preferida, el hombre, el ser humano.
Todo lo nombrado, inspira para meditar y retrotraerse, para poder observar y criticar su espíritu, ver lo poco que uno es en la grandiosidad de su necedad, de sus pecados, de su poca estima y su incapacidad para comprender la vida desde otra dimensión. Percatarse al meditar que uno vive en pecado constante, que con sus hechos no hace más empequeñecerse, convencerse que no se tiene la capacidad de complacer a los demás, que su mezquindad agranda sus traumas de obsesión y de manías que lo único que llevan es a dañar a los demás.
Por suerte que China tiene tanto por mostrar que, el momento de meditación es tan sólo un relámpago, pero del cual se puede liberar al ver tantas cosas bellas. Bellezas que lo aproximan al creador y lo alejan de sus defectos. Como un simple ejemplo lo que inspiró a “James Cameron” para su película “Avatar”, muchas columnas de rocas gigantescas que se aprecian en “Wulingyuan” las mismas que se elevan casi hasta tocar el cielo. El Palacio de verano de “Chengdu” usado por la dinastía “Qing”, rodeada de exuberantes praderas y granjas de tranquilidad asombrosa. Los valles de la “reserva Natural Shennongjia” donde habitan monos dorados. Mostrando la bruma que hace ver las montañas con una tonalidad cambiante de azules pastel.
La dinastía “Qing”, con el último emperador “Puyi” que abdico el 12 de febrero de 1912, dando fin al imperio con más de 2000 años de tradición. El emperador tenía dos años y por lo tanto eran los regentes y la viuda, los que tomaron esa decisión; con lo cual China dejó de ser Imperio para convertirse en República.
Miguel Aramayo
SCZ.11-05-2021