Una roca
Siento un peso tremendo, es como si una roca muy grande esté aprisionando mi pecho, y yo esté de espaldas en algo frio y extremadamente duro. Incluso me cuesta mucho suspirar y hasta mi respiración es desacompasada
y dificultosa, es algo extraño o la consecuencia de un dolor que atormenta mi espíritu.
Siempre expreso que la felicidad depende de uno, que solo uno puede consolarse y alcanzar la dicha, pero en este momento me esfuerzo y lucho contra mi capacidad, ¡no puedo…!, el peso que me aprisiona es mucho
más fuerte que mi voluntad y lo único que puedo hacer para que no me dañe más es expulsar fuera de mi ese pesar.
Que impotencia no poder cambiar algunos hechos del destino y tengo que resignarme a lo que nos sucede, porque así lo quiso el destino. Se puede rogar a Dios, pero lo que Él puede hacer es darnos algo más de
valor y sobre todo resignación, eso es muy poco para lo que necesito en este momento y no me queda más que soportar ese peso.
Estoy seguro que mis ojos en este momento contienen un mar de lágrimas, pero por suerte no puedo llorar, porque la roca que aprisiona mi pecho es superior al sufrimiento que aflige mi espíritu. Sé que Dios
está conmigo y tengo la seguridad que él también está triste porque no puede cambiar el destino.
Sé que esto es pasajero y que soy lo suficientemente capaz de soportar este dolor y mucho más, por lo tanto, no me queda más remedio que afrontar y sobrellevar el peso de esa roca, ya podré librarme de ella,
la vida continua y debo seguir hasta donde el Altísimo me imponga
Miguel Aramayo
SCZ.10-06-2019