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Retrocediendo en el tiempo

15 Jul

Retrocediendo en el tiempo

Fue más o menos, entre el año 1551 y el 1654, cuando
William Shakespeare escribió una comedia, que si no me equivoco tuvo como título “El mercader de Venecia”, en esa obra
Shakespeare se basó en “Il Pecorone” de Giovanni Fiorentino y para el detalle del rapto de la hija del usurero por medio de “Zelauto”, relato de
Anthony Munday. También lo motivó la versión de Richard Robinson de la “Gesta Romanorum”.  Las dos bases pudieron encontrarse reunidas en un drama preexistente, titulado “El Hebreo”, cuyo argumento conocido era «la codicia de los que prefieren
los bienes terrenos y el alma sanguinaria de los usureros». Shakespeare refundió probablemente este drama conservando de él alguna parte, quizá los versículos contenidos en los cofrecillos.

 

La trama de “El mercader de Venecia” tiene muchos personajes, pero solo me referiré los más importantes:

 

Porcia, cuyo padre instruye que se debe casar con el pretendiente que entre tres cofrecillos (uno de oro, uno de plata, otro de
plomo) escoja el que contenga el retrato de ella. De todas partes llegan ilustres aspirantes; fracasan el príncipe de Marruecos y el de Aragón, que abren respectivamente el cofre de oro y el de plata.

 

Basanio, escoge el buen cofrecillo, el de plomo, y se casa con
Porcia, que lo ama.

 

Graciano,
amigo de Basanio se casa con la doncella de Porcia,

 

Nerisa. Es la doncella de
Porcia, que se casa con Graciano.

 

Antonio, rico mercader amigo de
Basanio, recibe el pedido de éste que le preste, porque él está en bancarrota y necesita mantener su noviazgo con la rica
Porcia. Como Antonio está sin plata recurre a un judío prestamista.

 

Shylock, el judío prestamista, le concede el préstamo a
Antonio, con el compromiso que el préstamo debe ser devuelto en fecha fija y de no suceder esto,
Antonio debe pagar con una libra de carne de su propio cuerpo.

 

Le llega la noticia a
Antonio que el barco de los novios naufragó y por lo tanto no se canceló la deuda al judío prestamista y puede reclamar la libra de carne del cuerpo de
Antonio y Shylock recurre al Dux para reclamar su préstamo y la libre de carne. Pero como
Porcia y Nerisa no naufragaron defienden a Antonio, para lo cual se disfrazan, la primera de abogada y la segunda de escribana, pero disfrazadas de hombres. Como el prestamista no cede y quiere su libra de carne,
Porcia acepta que se cumpla la petición de Shylock, pero con la condición de que no se derrame ni una sola gota de sangre, si sucede eso, el prestamista pague con su vida.

 

Como Shylock es extranjero es demandado por haber atentado contra la vida de un Veneciano y por lo tanto debe pagar con su vida el prestamista, pero el Dux le perdona la vida, con la condición
de que la mitad de las riquezas de Shylock pase a poder de Antonio y la otra mitad al estado de Venecia. Antonio renuncia a su parte con la condición de que el judío se haga cristiano y cuando fallezca deje sus caudales para su hija.

 

Jésica, hija del prestamista huyó de su casa después de sacarle plata al cofre de su padre para casarse con
Lorenzo que era cristiano.

 

Lorenzo,
es el cristiano que se desposó con
Jésica, hija del Shylock, el judío prestamista.

 

En fin, la habilidad con que Shakespeare ha combinado motivos diversos y pintorescos y la conclusión del drama, que celebra la victoria de la caridad sobre la rígida justicia,
han ejercido su hechizo en el público teatral de todas las épocas.

 

Miguel Aramayo

SCZ.15-09-2021 Mañana cumpleaños de mi nieto José Ignacio.