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¿Qué será?

15 Jul

¿Qué será?

No tenía la seguridad de estar soñando o estar pensando despierto. Mi caminar era lento y no tenía la certeza de reconocer el camino. La luminosidad
que observaba, en un momento aparentaba disminuir de intensidad y eso confundía a mis ojos y mis sentidos. Tenía la esperanza de caminar junto al mar o aproximarme a un río, pero por donde caminaba eran piedras y luego se cambiaban por arena o simplemente
abrojos de lo que pudo ser un bello jardín, incluso percibía el perfume de algunas flores que llevaba en mi memoria. Luego esos aromas se perdían y mi olfato solo encontraba olores fétidos, que por suerte desaparecían sin que me diera cuenta, después de un
momento no sentía ningún olor.

 

El murmullo que escuchaba no era real, era tan solo la reproducción del silencio, de ese silencio que rodeaba todo mi ser y empezaba a ocuparme totalmente.
Cada vez me sentía más vacío, al extremo de dejarme no reconocer lo que me rodeaba. Solo apreciar que soy un espíritu totalmente incorpóreo y por lo tanto incapaz de contener algo dentro de mi ser, salvo únicamente mi alma.

 

Estando en esa situación se me aproximó una bella mujer, algo difícil de describir con simples palabras. Era alta, quizá un metro ochenta, aunque exagero
un poco, unos cinco centímetros menos, de todas maneras, alta. Un cuerpo espectacular y quedé anonadado por la belleza de su rostro, en el que predominaban sus ojos que eran dos grandes esmeraldas translúcidas y unos labios carnosos de un color carmesí que
resaltaba y acompañaba el saldo de sus facciones. Rasgos enmarcados por una blonda cabellera, aparentando ser una cofia dorada, adornando su hermosa cabeza, apoyada o sostenida por un cuello excelso, uniéndola a una espalda de la cual colgaban unos preciosos
brazos que terminaban en unas manos divinas. Para que describir más sin con lo dicho creo haber alabado la belleza de la dama que me acompañaba en mi ensueño.

 

Caminamos hasta encontrar donde sentarnos a la sombra de un gran árbol, que era el único en todo el espacio que nos rodeaba. Sus raíces sobresalían
del suelo y nos ofrecían un lugar ideal y cómodo para reposar y poder entablar una conversación. Recién en ese momento aprecié que la bella mujer llevaba una guitarra al hombre. Al sentarnos abrió su funda y extrajo el instrumento musical que lo apoyó a su
regazo y me preguntó si quería escuchar una canción. Quedé anonadado al percibir su timbre de voz y tartamudeando respondí que sí.

 

El sonido del silencio / El que no quiero escuchar / Es aquella noche fría / La que quiero evitar / El sentirme descubierto
/ Cuando el Sol me quemará /  / Para qué seguir riendo / Cuando siento que no estás / Para qué quiero los mares / Si mi barco se hundirá / Para qué seguir viviendo / Si a lo lejos tú estás /  / Que las fuerzas se me agotan / Y el día está por comenzar / Otro
día en silencio / El que acaba de pasar / Pasa y pasan los minutos / En mi oscura soledad / Soledad que se alimenta / Del silencio de tu boca / Esa boca que sonríe / / Pronunciando así mi nombre / Aquel nombre que me  diste / Diciendo que sí mi amor / Es mi
amor que en ti espera / Y que siempre esperará / Es tu amor que me condena / A esta eterna libertad / Y aunque pasen mil silencios / / Pronto sé que me hablarás / Pronto sé que me hablarás / / El sonido del silencio / Donde sé que escucharás / El susurro de
mi canto / Y el grito de mi llamar / El llamado de mi alma / Pidiendo tu libertad / / Yo quiero seguir riendo / Aunque el llanto aquí está / Aunque el barco se me hunda / Sé que yo podré nadar / La corriente de este río / A tu amor me llevará / / Tú eres mi
fortaleza / Mi escudo y mi lanza / Eres todo lo que tengo / Cuando siento que no estás Eres tú mi compañía / En esta oscura soledad / / Soledad que se alimenta / Del silencio de tu boca / Esa boca que sonríe, pronunciando así mi nombre / Aquel nombre que me
diste / Diciendo que sí mi amor / Es mi amor que en ti espera / Y que siempre esperará / Es tu amor que me condena / A esta eterna  libertad / Y aunque pasen mil silencios / / Pronto sé que me hablarás / Pronto sé que me hablarás / / Vuelve, vuelve el momento
/ De escucharte en tu silencio / Vuelve, vuelve el momento / De escucharte en tu silencio / / Pronto sé que me hablarás / Pronto sé que me hablarás.

 

Después de interpretar esa canción del colombiano Álex Campos, publicada el 2006: desapareció la dama, que por un momento
me llenó la casita del ojo”, de la misma forma que llegó a mi ensoñación y quedé con la duda de que sea una simple creación de mi mente. Soy un peligro soñando, pero espero me comprendan, es la manera de huir de ser nombrado con un nombre que no me
corresponde.

 

Miguel Aramayo

Scz.11-11-2021