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El tiempo pasa y es inexorable

15 Jul

El tiempo pasa y es inexorable

Siempre pierdo algo de tiempo tratando de analizarme y puedo decir sin lugar a equivocarme que realmente es tiempo perdido, porque no llego a ninguna conclusión, o mejor dicho siempre llego a la misma conclusión y lo
peor de todo es que el pasado puede ser muy cruel y retrotraer recuerdos ingratos que no contribuyen en nada para seguir adelante. Por más que quieras borrar lo pasado es imposible, por lo tanto, el único remedio es no recordarlo, algo que también es difícil,
porque algunas veces se vuelve recurrente y lo peor sería convertirlo en una obsesión, que incluso podría ser dañina y llevarte a una situación de obsesión convulsiva (TOC).

 

Por ese motivo creo cuentos de toda índole, pero que en muchos casos no son simplemente ficciones, si que obedecen al escrutinio que hago de mi propio ser y aunque pareciera que divago por el desierto o asciendo al cielo,
lo que pretendo es analizarme, pero al mismo tiempo la historia ironiza lo que esconde el interior de mi mente. Desde luego que también escribo de otros temas, que incluso me confunden, porque también es una forma de dejar de pensar en mi y destripar mi alma.

 

Leyendo a Juan Gómez Capus, en el inicio del prólogo de “Cuentos ordinariamente asombrosos”. Me encantado lo que transcribo a continuación:
Desde las profundidades de mi torturada alma humana surgen feraces y feroces voces y seres nefandos y nefastos que me persiguen, me alcanzan y me atacan sutilmente en mis diáfanas pesadillas de interminables noches sin luz. Pero es esta torturada alma humana
mía y, sobre todo, los monstruos que la acechan, los que han hecho posible mi privilegiada visión de los casos y las cosas.

 

El escritor nombrado, dice que para los cuentos que escribió debió adentrarse en la mente de sus protagonistas haciendo un perspicaz escrutinio de las ideas, sentimientos e intenciones de cada personaje. Incluso refiere
que los estatutos de su secta le impiden ofrecer las claves de su técnica, que le permiten conocer las más íntimas verdades de los individuos nombrados en sus cuentos. Eso que relato me deja perplejo porque lo encuentro inclusive morboso y algo altisonante.

 

En este momento estoy leyendo a una escritora ganadora del premio Nobel de Literatura 2013, se llama:
Alice Munro,
nacida en Wingham (Ontario) en 1931. Conocida como «la
Chéjov de Canadá«. L
o que me tienen prendado en este momento es su libro que titula “Todo queda en casa” que corresponde al segundo tomo de sus mejores cuentos.

 

Escribir cuentos es una bonita forma de escapar de la realidad del momento, pero la mayoría de las veces esos relatos corresponden a realidades vividas, aunque disimuladas, más que para distraer a los demás, para distraerse uno mismo. Son
relatos, aunque basado en algunos hechos reales son distorsionados con la ficción o con temas que disfrazan la verdad.

 

Los cuentos más fáciles de elaborar son los que corresponden a viajes, porque se desvirtúa el escenario trasladándolo a otra distancia de los hechos y sobre esta base se pueden usar personajes reales e inventados que absorben una trama
que hace que el cuento sea interesante y distraído, pero en la mente de quien escribe se muestran los acontecimientos reales, que incluye poca distorsión de lo verídico.

 

Algunas veces los lugares y personajes son totalmente ficticios, pero la trama muestra mucha similitud con los acontecimientos acaecidos de manera que quien se adentró en la historia relatada, pocas veces puedan llegar al fondo que buscó
el autor para descargar sus pensamientos.

 

Miguel Aramayo

SCZ.02-01-2022