Los fiordos
Parado en el borde de un acantilado en los fiordos de Noruega, solo, completamente solo, alejado de todo turista, me puse a pensar en mí y en los sueños que me acompañan. Pensando en el amor, la fe, la paciencia, que
cada vez es más escasa en el mundo y también en mí. Mis oídos reproducían la musica que quería escuchar, la de mis recuerdos. Por mi cerebro solo pasaba la película de los momentos más lindos de mi vida. Esos momentos, combinados con el corazón, proveían los
elementos generadores del filme, haciendo más reales mis ensueños.
No me quedé parado, porque la altura me produce vértigo y estaba más o menos a unos cien metros del nivel del agua. Me senté, con las piernas recogidas en mi pecho y abrazándolas como cuidando de toda mi humanidad. Era
una quietud tan asombrosa, me daba la impresión de estar más cerca del cielo y me sentía observado por nuestro Creador,
Inmerso en mis pensamientos, rebatiendo mi subconsciente, en busca de recuerdos que para retornarlos a mi conciencia. Pensé en mi vida desde mi niñez.
El silencio y la grandiosidad apreciada del horizonte que me rodea, me proporcionaron una paz difícil de poder describir. Quisiera que estén conmigo quienes me leen para que puedan compartir este paisaje y puedan comprobar
que el relato no es un sueño, sino una realidad. Realidad que nos puede hacer percibir nuestro interior y palpar la quietud que proporciona la soledad.
Adjunto el enlace para que puedan ver la foto donde me encuentro en este momento y perciban muy remotamente lo que les cuento. Después de esta foto me senté a soñar.
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=513834086768099&set=a.205798820904962&type=3
Miguel Aramayo
SCZ.23-02-2022