En el cielo de los perros
Soñé con Ñoqui, ¡Si! Soñé con él. Fue tan real el sueño, que lo quiero compartir.
Me dijo: −Miguel ven, quiero mostrarte mi nueva casa, donde viviré por el saldo de la eternidad.
Caminé con él por todos los rincones de su enorme morada y me gustó. Lo acaricié y muy bajito le dije: −Me siento contento de saberte feliz en tu nuevo
hábitat.
−Quizá algún día te vendré a visitar, pero siempre que pueda pensaré en vos con el cariño que siempre te tuve.
−Miguel, ¡no te pongas melancólico…!, vos también sabes que siempre estarás en mi corazón.
−Ñoqui, ¡ahora sos vos el llorón…!, mejor despidámonos y dejemos las cosas como están.
−Perfecto, ¡así me gusta!, una despedida sin llantos y con un buen apretón…
Él se fue corriendo, yo me quedé pensativo. La vida es así…, son tantas las cosas y los seres que queremos en nuestra corta existencia que, en algún
momento debemos separarnos, para decirnos ¡adiós!
Miguel Aramayo
SCZ.18-05-2022