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Estamos en primavera

16 May

Estamos en primavera

Que extraño, ya va calentando el sol, al cielo se lo ve más azul, el astro rey sale más temprano, el viento es más agradable, más calido, la gente se ve feliz con más ganas de trabajar, con más ganas de compartir. La crisis también va amainando, ya se ve que el euro trepa, las bolsas se muestran más días con signos positivos, pero todos vemos que esto nos durará un tiempo más, un tiempo largo. Por suerte la economía es cíclica, como todo en este mundo, son leyes impuestas por Dios, no es casualidad, todo tiene un ciclo, la economía, la vida, la política. Un año es corto y se puede ver como fluye entre primavera, verano, otoño, invierno, para llegar nuevamente al principio. El año tienen meses, los meses tienen días, los días horas y todo lo que observemos está regido por ciclos, sólo Dios es eterno, sólo Dios es eternidad.

 

Una vez leí algo muy bonito, algo que trataré de recordar sin imperfecciones, es del libro de José Hernández, “Martin fierro”, una copla en la que guitarreando entre “Martin Fierro” y el “Moreno”. Ese libro fue analizado profundamente por Carlos Albarracín Sarmiento, en su libro “Estructura del Martín Fierro” y en una parte del mismo dice: “Para representar la imagen cíclica del tiempo que el poeta propone, hay que acudir a una figura que concilia la circularidad y el ascenso, hay que romper la clausura de la circunferencia, que da una imagen temporal indiferente a la medida vital del tiempo por el hombre”: “El tiempo solo es tardanza/ de lo que está por venir;/ no tuvo nunca principio/ ni jamás acabará/ porque el tiempo es una rueda,/ y rueda es eternidá;/ y si el hombre lo divide,/ sólo lo hace, en mi sentir,/ para saber lo que ha vivido,/ o le resta por vivir”, este verso se puede complementar con otro que dice: “Yo no sé lo que vendrá,/ tampoco soy adivino;/ pero firme en mi camino/ hasta el fin he de seguir:/ Todos tienen que cumplir/ con la ley de su destino.”

 

Esto que escribo ahora no es más que un escape a lo que realmente me atormenta. Ver a mi querida Bolivia, cada vez peor, cada vez más inmersa en una vorágine a la que la está llevando un hombre por satisfacer su ego y guiado por quines tienen mentes diabólicas (podridas) y que quieren cumplir una utopía (locura irracional), o quizás una consigna (trato comercial), por la cual vendieron su alma a alguien que está más loco que ellos (que vive en el caribe), pero que como tiene plata, puede hacer cosas que parecen inverosímiles. Y hay tanta pobreza de espíritu, tanta ignorancia almacenada por años en la gente marginada, marginada por la pobreza, marginada por la ignorancia. Gente de la que se están aprovechando estos locos, y lamentablemente están creciendo en odio, en maldad, por su misma inmaculada ignorancia, ingenuidad y necesidad.

 

Los que de alguna manera podemos razonar, comparar, analizar y prevenir el futuro, nos vemos cada vez más marginados de esa vorágine a la que nos están llevando, el odio, la maldad. Vemos cosas inauditas, cosas como la paliza que le propinan a un originario del oriente, porque lo inculpan de absurdos, absurdos que crea el odio, y aplicando una justicia, “justicia comunitaria”, lo apalean en forma inhumana. Castigo que escapa a toda razón, a toda realidad jurídica, pero que es propiciada, por quienes tienen en esa maldad un alimento para sus espíritus, espíritus imperfectos, espíritus dañinos.

 

El mundo está ciego a lo que nos está aconteciendo en Bolivia. Me imagino que el nazismo tuvo un siclo similar al que estamos viviendo actualmente, con este “socialismo siglo XXI” y recién se vera lo perverso que es, cuando ya hubiera sucedido lo peor, recién en esas circunstancia opinará el mundo, pero habrá gente como muchos de los gobernantes de esa época (segunda guerra mundial), incluyendo al papa Pío XII, que recién abrirán la boca cuando el desastre ya haya dejado una cicatriz indeleble. Sólo en ese momento surgirán hechos como el “Diario de Ana Frank”, o sabremos de gente que sufrió vejámenes. ¿El corral será trancado después de que se muera el burro?

 

Acabo de leer al investigador y columnista colombiano, Samuel Ángel, del CIPED Internacional LLC. Tras una serie de explicaciones, afirma que en los países donde se aplica los “Códigos del Terror”, se lleva a cabo una “guerra ideológica y conceptual”, ante la imposibilidad de tomar las armas, motivo porque los “profesionales del terrorismo” utilizan las creencias que son unidas con fuerza a la estructura del lenguaje y a la estructura aparente del  mundo “confundiendo la realidad” con representaciones generadas que “han venido cambiando el  transcurrir de la historia en lo poco que ha transcurrido del presente siglo”.

 

Luis Alviña