info@miguelaramayo.com

Reencuentro

4 Mar

Reencuentro

Reencuentro

 

Me encontré conmigo mismo y me pregunté — ¿Qué haces?

 

Y me respondí — ¡lo mismo que vos…!

 

Nos quedamos en silencio mirándonos a los ojos, él a los míos y yo a los de él. No dijimos palabras por un largo tiempo, pero nuestros rostros reflejaban gestos que eran elocuentes. Pestañábamos casi el unísono y nuestras gargantas carraspeaban de la misma manera, al igual que el ritmo de nuestras respiraciones, que en algún momento sentíamos un intervalo que algunas veces parecían suspiros.

 

Nuestras posturas eran similares, era como si yo me estuviera mirando a un espejo y el reflejo del espejo me miraba de la misma manera, como si también el estuviera contemplándose en un espejo. Después de un tiempo quedamos convencidos de que él es yo y yo soy él. Somos un solo ser, pero nos vemos como si fuéramos diferentes, porque uno soy yo mismo y el otro también soy yo, pero visto desde mi interior.

 

Parece complejo lo que expreso, pero es una realidad tangible y no el pensamiento de un loco, de un desquiciado que cree haberse desdoblado por cuestiones de esoterismo o simple y vulgar espiritismo. Es un examen de conciencia, en el cual yo me veo sin mostrarme a los demás y mi interior analiza lo que hago en la realidad y queda escondido en mi subconsciente, pero lo interesante de este análisis mutuo es que no podemos mentirnos ni él a mí, ni yo a él, porque somos uno, aunque uno es el visible y el otro es el escondido, El escondido es solo visible para mí, mientras que yo soy visible para el escondido y también para los demás. Los demás que podrán juzgarme de alguna manera, pero nunca acertaran, porque no tienen acceso a mi yo escondido.

 

Cuando alguien lea esto que escribo, pensarán que desvarío, pero si se pone a pensar y más que eso, ¡a filosofar…!, verán que él también puede verse como yo me veo en este momento, porque todos los seres humanos somo dos, uno visible para todos y él otro visible solamente para cada uno mismo, aunque esto parezca una cacofonía. Existen expresiones idiomáticas que muestran claramente lo que estoy diciendo, por ejemplo: al decir «yo mismo», inconscientemente es reconocido y «yo interior y otro exterior». Otra expresión que muestra lo dicho, es el pronunciar: «Amor propio» eso muestra la dualidad del yo externo e interno.

 

Shakespeare, en su obra «Hamlet», explora temas tan universales como el de la vida y la muerte, la razón y su debilidad, o la locura. El hijo de Hamlet, el príncipe duda de si el espíritu que ha visto es realmente el de su padre y si lo que éste le ha contado es o no cierto. La frase «Ser o no ser, esa es la cuestión» (en inglés, to be, or not to be, that is the question) es la primera frase del soliloquio o monólogo del personaje. Esta frase representa la pregunta esencial de la experiencia humana, atribulada frente a las tensiones que se producen entre la voluntad y la realidad, de tal manera que la vida y la muerte se convierten en opciones a considerar.

 

Con el último párrafo, quiero mostrar que mi manera de expresarme en las primeras líneas no es una locura, sino es una forma de mostrar que todos tenemos una parte visible para los demás, pero que interiormente nos conocemos y sabemos cómo somos en verdad.

 

Miguel Aramayo

SCZ.08-12-2022