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El Señor de Eldorado

7 Jun

El Señor de Eldorado

Acabo de leer, mejor dicho ¡acabo de devorar un libro! Libro que muestra un personaje que siguiendo sus sueños, sueños que en algunos momentos se convirtieron en pesadillas, logró hacer realidad la ilusión de Eldorado, ilusión que nació en un lugar de España en la tierra de conquistadores, Extremadura, donde también está otro pueblo llamado  “Santa Cruz de la Sierra”, cuna de Ñuflo de Chavez. Pueblo que tengo el privilegio de conocer y al que me llevó el mismo deseo que al autor del libro (don Alcides Parejas Moreno) y que es el punto de partida para llegar a lo que es ahora “Santa Cruz de la Sierra”, el primer departamento autónomo de nuestra querida Bolivia.

 

Cuando digo que devoré este libro, no exagero, porque no solo lo leí deletreando cada una de las palabras que lo componen, sino que he sentido que todo lo que expresa llenaba mi espíritu y en algunos momentos me sentí uno más de los personajes que lo integran e incluso formé parte de los espacios físicos nombrados, porque por extraña coincidencia conozco cada uno de los lugares físicos que nombra en la novela y en los cuales estuve por el simple afán de aventura y por lo tanto puedo decir que volvieron a mi mente esas ciudades, sus aromas, sus paisajes, su gente, su clima.

 

También soy un convencido que Ñuflo de Chavez fue un hombre excepcional, principalmente por su osadía de hacer esos dos viajes desde Santa Cruz de la Sierra hasta Lima, la ciudad del virreinato del Perú, de ida y vuelta, para conseguir los permisos que le dieran las autoridades, y hacer las cosas dentro de la legalidad de la formación de una ciudad como Santa Cruz.  Cómo habrá sido de fuerte su personalidad y el amor por esta tierra, que sus descendientes quedaron impregnados de ese amor, amor que no solo se demuestran en el libro por parte de Ñuflo de Chavez, sino por parte de Juan y Teresa que fue, en la trama del libro, quien parió al primer cruceño.

 

Es un libro que deberíamos leer todos y procurar hacerlo popular entre nuestros amigos de occidente, porque es una novela que muestra el ¿por qué del empeño que tiene este pueblo en conquistar Eldorado?, como Juan que un día preguntó al príncipe Felipe cuando se encontraron en Almendros: “¿Sois feliz?”, y éste le respondió “Sí, soy feliz” y prometió: “… que si algún día me necesitáis, ahí estará mi mano. Soy Felipe de Hamsburgo”. Todavía seguimos en busca de Eldorado, pero ahora si que cada día lo tenemos más cerca.

 

El libro termina con una carta que escribe Juan, el señor de Eldorado, al rey don Felipe II, “el rey más poderoso del mundo hasta entonces conocido”, una carta que deberían leer todos porque tienen actual vigencia y muestra que los descendientes de Ñuflo, de Juan, de Sonrisa, todavía escuchan esas palabras: “tranquilo, tranquilo” que eran repetidas por Gonzalo y que todavía debemos repetirlas hasta que hubiéramos conquistado por completo nuestra autonomía, Eldorado.

 

 

 

Miguel Aramayo

SCZ. 7-06-2008