Aunque no me crean
Ha terminado septiembre, y me siento muy feliz, Santa Cruz ha mostrado una cantidad y calidad de cosas favorables al país y al mundo, y creo que es bueno recopilarlas y compartir con ustedes lo que me hace feliz.
En primer lugar quiero decir que me siento feliz y orgulloso de vivir en un pueblo de algo más de un millón de habitantes, de los cuales más de ¡quinientos mil¡ somos “oligarcas” y más o menos ¡trescientos cincuenta mil! son “gamonales”, pero que todos queremos el bien de esta patria, y no solo de la patria chica, sino de toda la patria, y para lograrlo solamente vemos necesario trabajar y compartir, no solo lo malo, sino y sobre todo lo bueno, y no necesitamos ni de ponchos de ningún color ni de armas para exteriorizar nuestro fervor patrio.
La guerra que han desatado contra este pueblo nuestros gobernantes (los autistas que están aprovechando de los originarios queriendo parecerse a ellos, robándoles su cultura para que los infiltrados también parezcan originarios, que por más poncho que usen no se asemejan ni física ni culturalmente a ellos, pero que si los tienen engañados, aprovechándolos) ha logrado que nos unamos y reavivemos el civismo dormido en el oriente y que nos unamos no solo entre los hermanos de este pueblo sino de todo el oriente y de la media luna. Esto es lo primero que se puede destacar en este septiembre que será inolvidable.
La feria se muestra como un ejemplo palpitante de la pujanza de este pueblo, pero no solo los que exponen alta tecnología, la ganadería a rebasado lo imaginario y los exponentes que se han mostrado sorprendieron a propios y extraños, estamos en condiciones de exportar a lugares donde podemos sorprender con la calidad, pero también se ha mostrado nuestra capacidad, artística, nuestra belleza, nuestra pujanza, nuestro ingenio y nuestra capacidad de derrotar a la infamia.
Los que gobiernan esta patria chica, también han demostrado a los gobernantes del centralismo que tenemos capacidad de solucionar nuestros problemas, y pese a que ellos organizaron bloqueos y trataron de soliviantar las masas, nuestras autoridades han sido recibidas con música típica interpretada en los instrumentos que caracterizan el oriente y se ha llegado a acuerdos. Incluso uno de los dirigentes campesinos (originario) ha nombrado al Prefecto, padrino del su hijo, también se les ha demostrado que con ingenio se puede lograr una revolución colaborando a nuestros hermanos del campo, dotando de tierras sin alterar el orden constitucional y sobre todo sin dañar el equilibrio ecológico que debemos mantener no solo en beneficio de nosotros sino de la humanidad.
Se han organizado “ruedas de negocio”, en la que han participado nuestros hermanos originarios, mostrando los productos que logran extraer de la tierra, de su ingenio y de su laboriosidad, se han mostrado como son y han demostrado que no son rechazados, al contrario se los vio integrados y hasta me animo a decir que se han mostrado superiores, porque pese a su humildad y su pobreza han demostrado capacidad empresarial y en ningún momento han sido tomados a menos por el solo hecho de calzar abarcas. Ese encuentro ha mostrado nuestra capacidad negociadora y que para nada necesitamos del estado centralista para desarrollar nuestras ventajas económicas y culturales.
La reunion de 33 estados sudamericanos (ZICOSUR) conformado por estados de países hermanos, Argentina, Brasil, Bolivia, Chile y Paraguay, han mostrado a nuestras autoridades del poder central que podemos organizar eventos de carácter internacional con magníficos resultados, especialmente porque en ellos no se muestran afanes de hegemonía o figuración política, lo que se busca son lazos de integración comercial en beneficio de todos sus componentes.
Podría alargarme más mostrando todo lo que he visto en este mes de septiembre que me subieron los ánimos y que estoy seguro es un sentimiento generalizado en este pueblo y su gente, porque hasta los que venden emparedados o cuidan autos han tenido la posibilidad de ver que trabajando se puede progresar y ser grandes,… que para eso no necesitamos ni máuser pasados de moda ni ponchos de ningún color, ni menos el afán de desear la muerte de nuestros semejantes.
Miguel Aramayo
SCZ – 1-10-2006