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A los mentirosos se les crecen otras partes del cuerpo, no sólo la nariz.

27 Abr

A los mentirosos se les crecen otras partes del cuerpo, no sólo la nariz.

Los niños de casi todo el mundo, conocen o saben la historia de Pinocho, que es el cuento del niño a quien se le crecía la nariz cada vez que mentía, esa historia también la sabía yo cuando era chico, porque ese cuento es más viejo que el sur. Pero mi madre tenía otra forma de descubrir cuando yo le mentía, por algo extraño, ella llegaba a ver pasar caballos a toda velocidad por mi frente, es decir que mi frente se presentaba como si fuera una pantalla de televisión, cuando mentía se iluminaba en forma tenue, yo no lo notaba, pero mi madre sí, ella me decía: –No seas mentiroso. –Lo  estoy viendo en tu frente. –Me estás contando historias, creyendo que soy cotuda. O directamente me encaraba diciendo que “un pajarito la había contado la verdad”.

 

Me daba mucha vergüenza y procuraba no mentir, hasta que lo logré, nunca más le mentí y viví feliz, porque nunca más volvía a tener reproches de mi madre. Lo mismo me sucedió con las demás personas de mi entorno y me fui acostumbrando de tal manera a decir la verdad que ahora yo también se cuando me mienten, cuando quieren contarme un cuento en technicolor y cinemascope. Y si alguna vez lo acepto, no es por burro, es por educado es para dejar a los políticos hacer lo que les gusta, engañar.

 

Resulta que ahora (ahora y siempre) los políticos, todos los políticos, se acostumbraron a mentir, y tengo la plena seguridad que todos ellos saben el cuento de Pinocho, pero lo que pasa con ellos es que algunos no tuvieron madre, o ella no supo educarlos para que en grandes no mientan. Claro que en otros casos, aparentemente fueron sus mismas madres las que les inculcaron la mentira. Incluso los originarios tienen como parte de sus costumbres ancestrales una regla que les dice que no deben mentir, pero algunos de ellos no obedecen la regla ancestral, no solo porque nacieron sin principios, es porque no les enseñaron el concepto de mentira,  porque desde que nacieron, nacieron y crecieron en la mentira, en el engaño.

 

Esos políticos que no tienen en su estructura mental el concepto de mentira y menos la norma de “no mentir”, son gente que se satisface creando historias para engañar a los demás y creen que mintiendo, engañando, falseando, escondiendo la verdad, o peor que eso, creando historias fantasiosas para perjudicar a los demás, abusan de su propensión a la mentira y creyendo que somos débiles mentales, vulgares cotudos, nos crean situaciones fantasiosas que después no saben como sostenerlas, porque “la mentira tienen patas cortas” y porque “en la boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso”, y lo peor es que eso que crean en su fantasiosa mente mentirosa, lo hacen con el fin de dañar a los demás, por lo tanto doblemente peor. Es como algo que dice José Hernández en “Marin Fierro”: “aquel que ofende embriagado, merece doble castigo”,  es lo mismo que el que miente para dañar a a su adversario.

 

El tiempo pasa inexorablemente y se cumple otro refrán que dice “el pez muere por la boca”, lastimosamente el daño ya fue hecho, los inocentes pagaron por culpables, gracias a la mentira de alguien que después será tragado por la ballena, la ballena de la historia, pero “lo que se escribe con el puño, no se puede borrar con el codo”. Y como dice José Hernández: “El hombre no mate al hombre / Ni pelé por fantasía. / Tiene en la desgracia mía / Un espejo en que mirarse. / Saber el hombre guardarse / Es la gran sabiduría. // La sangre que se redama / No se olvida hasta la muerte. / La impresión es de tal suerte, / Que a mi pesar, no lo niego. / Cái como gotas de fuego / en la alma del que la vierte.”

 

 

 

Miguel Aramayo

SCZ. 27-04-2009