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Algunas veces me siento en el aire

24 Nov

Algunas veces me siento en el aire

Una canción, una poesía, un recuerdo, hacen que mis ánimos se eleven y me sienta en el cielo, o por lo menos que no estoy pisando el suelo, sino que estoy flotando. Esto me sucede con mucha frecuencia, especialmente cuando he completado mis obligaciones laborales, cuando he tenido un día fácil, en el que he resuelto todos los problemas que se me presentaron, o que directamente no he tenido problemas. Hoy fue un día de esos que pinto como si fueran una postal navideña.

 

Pero no es sólo eso lo que influye en mi romanticismo, la música que estoy escuchando, en el silencio de mi escritorio, con el silencio que me prodigan los que trabajan conmigo, que me ven concentrado trente a la pantalla de mi computador y posando mis dedos sobre un teclado, que en algunos momentos me permiten seguir el ritmo del piano de Richard Clayderman.

 

“Qué mundo maravilloso” (What a Wonderfuld Word) y después “Alma mía”, realmente en este momento siento mi alma que divaga por un mundo maravilloso, me siento así, así como me siento un montón de veces, sin querer descender de la estrella donde pose mi intelecto y aunque parezca mentira percibo el latir de mi corazón y la suavidad de mi pulso, siento un alma, un alma como la mía. 

 

Esta sensación que me embarga en este momento, además que me deja una gran satisfacción, me hace feliz, porque compruebo que pese a que pasaron los años y mucha agua debajo del puente, sigo tan intacto como cuando inicie mi juventud y era más el tiempo que mi ser se percataba de la belleza que nos rodea, de la espontaneidad del espíritu cuando tiene pocos años, casi nada de experiencia y el alma es pura y el corazón no tienen ni una cicatriz.

 

También escucho “cuando calienta el Sol” y me siento como se sintió el que escribió esa canción, en una playa, cuando calienta el sol, siento mi cuerpo vibrar cerca de ti, es tu palpitar es te pelo es tu cara, son mis sueños. Cuando calienta el sol. Pero también escucho “Dios como te amo” (Dio como ti amo), pero no quiero recordar la letra, me dejo elevar tan solo por la melodía, tan bien interpretada, con un coro en la lejanía, que no repite palabras, sino simplemente sonidos que acompañan los acordes de la orquesta.

 

Creo que hasta aquí, es suficiente de romanticismo, me voy a mi casa y cierro el computador y poso los pies sobre la tierra, que es lo que corresponde a mi edad. Me despido con los acordes de “Luna Azul” (Blue Moon), interpretado por un saxo, cuyo sonido es pegajoso y tierno.

 

Miguel Aramayo

SCZ.23-11-2017