Carta a un amigo después de cincuenta años
Los años pasaron, pero los recuerdos perduran, el grupo de amigas,: Gloria, Fabiola, Ami, Susi, tu enamorada, Boch o Block, los muchachos del curso: Cococho, Dudy, Poyo, Jaime, Jimmy, Chavarría, el Mono Campero, vos, yo. Otro amigo: Gordo Miguel, Denis Landry, Horacio. ¡Que bellos tiempos!
Recuerdo tu amplificación y los bailongos. Recuerdo tu forma de escupir y hacer pompitas con tu saliva. Recuerdo calles como: la Loayza y Mercado, el Prado, la 6 de agosto, la avenida Arce, la Cordero, la plaza Isabel la católicas, la Ecuador. Los boliches como: El Tokio, las salteñas de la Mercado, las salteñas de La Potosí. El té en la casa de Jimmy Vargas, en la calle abajo del Montículo. Cuando estudiábamos en la casa de Cococho Ormachea. Cuando pedías préstamo de moneditas en los recreos, para después comprarte una salteña.
He rebobinado la película y me recuerdo de Jesús Rapozo Jalil, cuando le rompió los lentes a Dudy, o del Poyo Soruco, cuando en el laboratorio, Julian dijo, -“ahora le metemos, le metemos…” Y el Pollo respondió -«la yuca» y Julián le replicó: -«La yuca se la metemos a tu abuela», o cuando el mismo hermano nos decía “que teníamos la inteligencia más cerrada que un culo de gallina”.
Kico, son tantos los recuerdos, que se me agolpan en la mente y no me da el tiempo para escrito todos, además puede ser que algunos, no los recuerdes, porque en ese momento estabas en otra, o no estabas.
Con quien mantengo un contacto permanente es con Jaime Villalobos. Al que recuerdo con mucho cariño y me da pena por su muerte es Jimmy Vargas, pero todavía mantengo correspondencia con su familia, su sobrina, su hermana y su hija menor. Con Dudy, mantenemos correspondencia diaria, sobre un montón de temas sobre todo noticias y temas políticos de actualidad.
A vos, siempre te tuve en mis recuerdos, como a todos los de la foto que te mandé, la misma que tomaron cuando fueron a despedirme, porque yo me fui a la Argentina y nunca más volvimos a vernos con vos, porque te fuiste a USA. Con tus hermanos y tu Viejo siempre estábamos, sobre todo con Lorito.
Como vos dijiste en tu mail: “la amistad que estuvo dormida, despertó después de cincuenta años”, aunque el motivo de ese despertar es algo triste, pero permitió que aflore esa amistad que nunca se perdió, tan sólo se escondió en el tiempo y el transcurrir de la vida.
Es interesante lo que nos sucede en el transcurrir del tiempo, que nuestra memoria nos permite retroceder los años y volver a vernos imaginariamente, como éramos en las épocas en las que nos conocimos y compartimos bellos momentos. Hasta me recuerdo el color de la chompa que tienes en la foto, azul con plomo.
Incluyo en copia a otros amigos que sabrán apreciar esta conversación añeja, porque ellos también son parte de estos recuerdos y esa linda amistad y sabrán apreciar.
Miguel Aramayo
SCZ. 25-07-2013
