El tiempo pasa sin que nadie se dé cuenta. Pareciera que su devenir es lento y aparentemente, ¡solo es tardanza de lo que está por venir…!, pero cuando pasó sin que se dieran cuenta, ¡ya es tarde…!, para pensar en retrotraerlo y queda claro
que: “lo pasado pisado”, pero no es tan sencillo. Algunos se pueden sentar a la vera del camino, pensando que al detenerse uno podrá ver pasar el tiempo, sin que éste los arrastre.
Podrían cerrar los ojos y ver transcurrir sus vidas, como si se trataran de proyecciones cinematográficas. No verán su llegada al mundo, pero podrían tener referencia de lo que les cuente su progenitora. No tendrá la vivencia de su nacimiento
y transcurrirán algunos años en blanco, alimentado no de recuerdos, sino de detalles relatados por los demás, sus seres más próximos. Todo ese transcurrir hasta adquirir conciencia, no son más que simples anécdotas, que podrían convertirse en historia. Algo
podría quedar en el subconsciente, porque fueron hechos de gran relevancia que afectaron la corteza cerebral, lo cual podría ser aprovechado por farsantes que dicen poder hacer regresiones.
El recordar el paso del tiempo podría tener algunos objetivos particulares, como el querer escribir la historia del tiempo transcurrido (autobiografía) haciendo uso de los diferentes hachos que quedan gravados en la memoria, pero también
podría ser que algunos hechos se borraron en forma consciente o inconsciente. Puede suceder que no se borraron, sino que voluntariamente se los eliminan de los recuerdos, porque son hechos que perjudican al proceso de rememorar.
El paso del tiempo puede distorsionar algunos recuerdos, porque no fueron gravados correctamente o tuvieron alguna interferencia que, saca de contexto y los recuerdos de una persona, por ser diferentes a lo que recuerda otra. Siendo que
se trata del mismo acontecimiento, pero visto desde de diferentes puntos de vista y con la influencia propia de cada personalidad, por lo tanto, en esos casos habrá que recurrir a la opinión de un tercero que estuvo en esa situación y que podría dirimir.
Hay un poema escrito por Mario Benedetti que se adecua a explicar esta opinión del tiempo y los recuerdos y titula
Tiempo sin tiempo: y dice así:
Preciso tiempo necesito ese tiempo / que otros dejan abandonado / porque les sobra o ya no saben / que hacer con él / tiempo / en blanco / en rojo / en verde / hasta en castaño oscuro / no me importa el color / cándido tiempo / que yo no puedo abrir / y
cerrar / como una puerta / / tiempo para mirar un árbol un farol / para andar por el filo del descanso / para pensar qué bien hoy es invierno / para morir un poco / y nacer enseguida / y para darme cuenta / y para darme cuerda / preciso tiempo el necesario
para / chapotear unas horas en la vida / y para investigar por qué estoy triste / y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo / / tiempo para esconderme / en el canto de un gallo / y para reaparecer / en un relincho / y para estar al día / para estar a la noche
/ tiempo sin recato y sin reloj / / vale decir preciso / o sea necesito / digamos me hace falta / tiempo sin tiempo.
Tiempo para vivir, pero no solo de los recuerdos, tiempo para borrar lo malo de los recuerdos y que sea tiempo, tiempo suficiente para pensar en positivo, tiempo para amar y tiempo para ser amado. Tiempo, no para ver su paso, sino para
acompañarlo para continuar y seguir el paso del tiempo.
Miguel Aramayo
SCZ.22-12-2020