Que bello que es soñar, porque mientras duermo pienso en usted. En mis sueños, despierto en la madrugada pensando en usted y pensando en mí, pero como estoy dormido, o creo estar
en brazos de Morfeo, me escapo de la realidad y confundo ésta con lo que fabrican mis recuerdos oníricos.
Tanto en mis ensueños como en la realidad, todo lo que hago y lo que siento lo pongo por escrito, algunas veces confundo la realidad y pienso que plasmé en papel lo que imaginé,
dibujándolo para esconder la realidad, pero en el fondo digo la verdad y no lo que en mi memoria elucubra. Algo de lo últimos escrito. o lo que escribiré mañana, describe a gritos lo que soy: un farsante, un mentiroso, un cuentista y nadie me cree, porque
siguen creyendo que lo dicho por mí es simplemente un cuento. Todo eso sucede en mi mente y recapacito y no estoy seguro, si simplemente lo pensé o realmente lo redacté y transcribí en un papel u otro elemento de los que me valgo para dejar en la realidad
lo que me ilusiona.
Mis sueños me unen a los personajes que participan de esa rapsodia, de esa novela, de esa escenificación, con una coreografía fantástica, creada por mi mente, es algo único y
muy bonito. Da para escribir un cuentito largo o una novelita corta. Mi forma se ser, mi hipocresía o mi cobardía o quizá el apego a las normas sociales, me obligan a mentir y fingir, para hacer felices a los demás en desmedro de mi felicidad, pero la posibilidad
de soñar dormido o despierto me reconforta y me brinda lo que podría haber perdido y eso me hace feliz.
Cualquiera podría pensar que tengo una vida escondida, la que da gusto a mi corazón, la que me hace feliz y brinda apoyo incondicional a mis instintos. Una vida que es un secreto
que morirá con mis escritos, o quizá en el futuro pueda ser mal interpretada y llevada al teatro o al cine. Esa vida que en la inconciencia de mis pensamientos me da felicidad o por lo menos disimula mis penas, y me hace sentirme querido. Ese es el fruto del
cuento creado y alimentado por mis sueños y la lectura de tanta novelita romántica y tanta poesía que es la que me nutre de pasajes oníricos, creando hechos que, para los personajes dibujados por mis ensueños, hace que ellos disfruten como si fuera yo y el
o los personajes ficticios. Esos recuerdos hacen ver el entusiasmo de los participantes, de cuando están juntos y juntos llegan al cielo y lo disfrutan con pasión.
En esas mis historias los personajes se quieren tanto que, llegan a poseerse, y expresan su amor de tal manera que pareciera realidad. Usan palabras tan bonitas y las conversaciones
son tan reales, que dan la impresión que fueran la transcripción de momentos vividos. Eso es lo lindo de soñar, porque uno puede alimentar a los personajes en sus sueños con motivos que uno tiene escondidos en su memoria, de hechos que sucedieron, como lo
relatado por “Shakespeare” o tantos escritores que nos dejaron obras tan lindas y descriptivas como “Romeo y Julieta”, “Otelo”, además de muchas otras cuya enumeración se hace infinita.
Miguel Aramayo
SCZ.23-06-2020