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20 May

Otra ficción

Estuvo caminando por el bosque y se encontró con la Bella Durmiente, que se había despertado y también deambulaba sin rumbo. Ya el Príncipe Azul había pasado a un segundo plano o quizá ya no existía más, ni en la realidad ni en la mente de la Bella Durmiente.

 

Los años habían pasado para ella, La Bella Durmiente y también para el Caminante. El bosque era otro y los árboles habían crecido tanto que, daba la impresión que ya tocaban el cielo. El saldo de vegetación también se tupió, pero al no tener sol, no creció como los árboles.

 

La Bella Durmiente, disminuyó su caminata y le pidió al Caminante que por favor la dejara hablar, tenía algo en su alma que la atormentaba y quería hacerle un resumen de su vida, desde que era muy chica, desde que le dieron su primer beso y quedó prendada de él, de ése quien le dio el primer beso y le enseñó tanto de amor, de amar y ser amada. De ese Príncipe Azul, el mismo que después de haberla ilusionado. ¡la dejó…!, porque tenía otro compromiso que cumplir. Ella quedó muy apenada, porque se había hecho muchas ilusiones, que quedaron por el suelo al truncarse ese primer amor, ese gran amor, al que ella le había dedicado tanto, incluso viajando a donde él estuviera para brindarle su amor.

 

Como este mundo da vueltas y es chiquito y uno puede rehacer lo que parecía imposible, por suerte la Bella Durmiente conoció otro amor con el que se unió y vivieron felices comiendo perdices. Hasta que a ella se le ocurrió contarle su intimidad con su gran amor, sin recordar que una verdad puede doler mucho una vez, en cambio una mentira puede doler toda la vida. Pese a eso él Caminante siguió con ella, pero ella ya no sentía el mismo apego ni por él, ni por él que fue su primer amor, que había seguido un rumbo distinto y distante, pero a ella le quedaba el recuerdo de ese bello amor, su primer amor que al mismo tiempo era lo que la atormentaba y la hacía infeliz, porque ya no podía amar como se debería.

 

Por suerte la vida sabe poner parches en las relaciones de las personas y el tiempo es implacable, transcurre a gran velocidad, algunas veces borrando recuerdos y otras atormentando con esos recuerdos que no permiten disfrutar de la felicidad que la vida le presenta. Eso le pasaba a la Bella Durmiente, que pensaba que había cometido un error, o más que eso, ¡un pecado…! Y que Dios la castigaba, no permitiéndole disfrutar del amor que tenía a su alcance.

 

El tiempo le permitió a la Bella Durmiente disfrutar de todo eso que le brindaba felicidad suficiente, como para no preocuparse de su pareja, quien también supo aprovechar y disfrutar de esa situación apartando de su mente los pensamientos que por el desapego le producían sufrimiento y logró conseguir en solitario la forma de aplacar sus malos pensamientos y vivir feliz como si su situación realmente fuera de gran felicidad, porque con el trabajo, los amigos y unas cuantas escapadas lograba satisfacer lo que aparentaba ser su manía y aplacaba la obsesión que algunas veces lo atormentaba, pero que hacía mucho que había logrado dominar, al extremo de convivir con ella, la obsesión.

 

Ahora que pasó el tiempo y lo que se espera es concluir el cuento, por suerte es muy poco lo que falta. Ambos viven felices a su manera y pese a estar juntos tiene una vida en solitario que aparentemente satisface a ambos porque aprendieron a ser felices sin requerir el uno del otro y “colorín colorado, este cuento ha terminado”, “y me salgo por este agujerito para que me cuentes otro cuentito.”

 

Miguel Aramayo

SCZ. 31-01-2021

 

20 May

Retorno del Principito

En la narración de “Antoine de Saint-Exupéry”, después de la picadura de la víbora al Principito, éste retornó a su asteroide B612, luego de descubrir la extraña forma en que los adultos ven la vida y comprender el valor del amor y la amistad. En el retorno de su travesía por el universo, no necesitó de su cuerpo que lo dejó en la Tierra, para poder retornar a su mundo, casi en forma inmediata. Quería volver lo más pronto posible, porque había abandonado a su flor por casi 11 lustros, de la forma de medir el tiempo en su asteroide. Tiempo que contando bajo la modalidad que se contabiliza el tiempo en la Tierra, equivalían simplemente a días, algo así como 9 o 10 días terrícolas.

 

El relato que sigue a continuación y que se supone quedó traspapelado. Llegó a manos de alguien que nos permite disfrutar de lo captado telepáticamente por el zorro, quien se lo transmitió a un humano, que ahora lo saca a la luz. Ese humano podría ser una mujer, la esposa salvadoreña de “Saint-Exupéry”, “Consuele Suncin”, quien vivía en el país conocido como “La tierra de los volcanes” y con quien el piloto y escritor tuvo un matrimonio escandaloso, pero que fue de gran importancia para “Antoine” y lo reflejó en la obra con los gestos del Principito hacia su rosa, a la cual protegía del viento y el frio.

 

El Principito llegó a su asteroide y lo primero que hizo sin ninguna dificultad, fue reencarnarse, para tener la misma apariencia de antes de su viaje por el universo y la experiencia ganada en ese tiempo, donde el personaje que le dejó mejores recuerdos fue el zorro, a quien domesticó y con quien compartió un cariño mutuo y una amistad profunda y sincera. Este personaje le dijo algo que caló en su conciencia: “No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”.

 

Después de reencarnarse y poner a su cordero en la caja, fue a ver su flor, la que lo recibió muy despectiva, él se aproximó para decirle con palabras muy suaves, que durante todo su viaje lo que más había extrañado y lo que más recordaba era a ella, porque comprendió lo que dijo el zorro, quien le explicó que, en cierto modo, el príncipe había domesticado a la rosa y por eso las palabras del zorro fueron: “Te haces responsable para siempre de lo que has domesticado y Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”. La flor al escuchar esas palabras le dijo: vos lo único que hiciste todo el tiempo que estuviste conmigo, fue acariciarme con tus manos. El verdadero amor, me lo dio quien planto la semilla y me hizo flor. Ese razonamiento hirió profundamente al Principito. Fueron once lustros que con su partida por el universo abandonó su flor, su rosa, pero antes estuvo con ella y eso ella se lo reprocha.

 

El pequeño príncipe estaba sorprendido y dolido por esta revelación, ya que la rosa era de gran importancia para él, pero tras recuperar el ánimo, recordó lo que le dijo el geógrafo, en uno de los planetas que visito: No te preocupes por una simple flor, habiendo muchas otras cosas que le pueden brindar felicidad y fue en esa charla que, le recomendó como sugerencia visitar el planeta Tierra.

 

En la investigación que hicieron de la obra de Antoine de Saint-Exupéry”, encontraron un manuscrito corregido y con algunas adiciones que no figuran en la obra original y que se suponen fueron redactadas por el autor. Lo contado en el presente escrito, es simplemente una ficción del autor de este relato.

 

Miguel Aramayo

SCZ.21-01-2021 Hoy a las 21 horas con 21´, será algo excepcional

21 h, 21¨,del día 21, del año 21 y el siglo 21-

 

20 May

Buscando la felicidad

Era una persona que vestía de una túnica amarilla y que seguramente le tocó caminar por algún lugar oscuro porque tenía la frente con chorreaduras de vela. Su mirada era incierta, daba la impresión de no ver muy lejos o de estar volando. Se sentó al borde del camino por donde transitaba la gente de ida a trabajar. Su postura para sentarse parecía algo incomoda, cruzo las piernas como si fuera desgonzado, eso se notaba por la posición de los pies que salían de la bata amarilla, los brazos semi extendidos, con las palmas de las manos una apuntando al cielo, la otra apuntando al suelo. La cara con los ojos cerrados mostraba que el hombre era feliz, poseía una sonrisa de “oreja a oreja” y hasta parecía que se babeaba.

 

Es increíble cómo la gente puede sentir felicidad en circunstancias tan adversas, porque el solo hecho de estar sentado en un lugar duro, en una posición incómoda, sin agua, sin alimentos y con el montón de gente que pasa a su lado y lo observa como a bicho raro e incluso es posible que hasta le digan palabras obscenas o frases hirientes. La mente es tan poderosa que, con simplemente estar en concentración absoluta, se puede borrar el mundo externo y crear un universo interno; con fragancias jamás inventadas por el hombre, con colores que escapan de la escala conocida de la dispersión de la luz atrás de un prisma y paladeando sabores indescriptibles. 

 

La mente humana tiene un poder incalculable y depende de cada uno el poder organizarla y controlarla, en situaciones normales, sin el influjo de drogas o el discurso de otras personas (generalmente charlatanes). No se requiere tener un título universitario, ni muchas horas de entrenamiento. Solo se requiere ser una persona, sana física y psíquicamente, adecuadamente alimentada y con un descanso normal. No se requiere de indumentaria alguna, ni de poses incomodas, incluso no se requiere ni siquiera estar de rodillas o agarrando un rosario. ¡No…! Tan solo es necesario pensar en Dios y quizá ayudarse con unas dos o tres oraciones, las que uno recuerde más, por haberlas repetido con más frecuencia. Preferible estar solo y sin ningún influjo que pueda distraer, de esa manera se puede meditar.

 

En la religión católica, que es la que más conocida, existe un momento en que se debe meditar, sin necesidad de ninguna oración, se denomina “examen de conciencia”, es algo que se debería practicar por lo menos una vez al día. Es una forma de concentración, de meditación que permite tener una mejor forma de vivir, para eso solo se necesita cerrar los ojos y hacer un recuento de todo lo malo que se hubiera podido hacer durante el día, con la finalidad de tomar nota y tratar de no repetir eso al día siguiente. No significa que, con eso se alcance la santidad, pero se mejora la paz interior que se requiere para ser feliz.

 

El yoga requiere de poses que permiten alinear la mente con el espíritu y es muy difundido, porque tienen el mismo propósito del “examen de conciencia”, pero además se obliga al cuerpo a alinear con la mente, algo muy sencillo es el control de la respiración, es aprender a controlarse, para no alterarse. El unir las manos, o los dedos pulgares con los dedos índices, el cruzar los brazos o sostener la cabeza con las manos apoyadas a ambos lados de la sien, el unir las palmas de las manos en señal de oración; también son formas de concentración, por cuanto la energía corporal no se desparrama y al contrario se concentra en uno mismo y esto no es nada divino, es humano y corporal.

 

La felicidad, más que depender de los demás, depende de uno mismo, de tener un cuerpo y una mene sanos y tener la capacidad de controlar los impulsos, aunque el sistema límbico pueda juegar muy malas pasadas.

 

Miguel Aramayo

SCZ.13-01-2021

 

20 May

Despidiendo a Armando Manzanero

Es tanto lo que este personaje dejó en mis recuerdos, que sería ingrato de mi parte no poderle dedicar unas palabras, pero todo lo bonito que pudiera expresar, queda difuminado, ante la grandiosidad de sus versos y la melodía de sus canciones, pero no me quedaré con el deseo de despedirle, porque una vez en mi vida lo conocí personalmente y nos tomamos unos cuantos wiskis.

 

Armando, mientras tu asciendes a la eternidad, haré lo posible de usar tus mismas palabras, para expresar sentimientos, sentimientos que con tus canciones hiciste a mi alma elevarse al cielo. Porque fuiste dueño de todas las palabras, palabras que pronunciadas por cualquier boca se podían convertir en canción. En melodía que llega al alma.

 

Se pueden escribir versos, tan solo rebuscando entre las letras de las canciones que compusiste y con ellas se pueden expresar sentimientos profundos, porque al decir lo que dicen tus versos se puede componer un dialogo como el que a continuación te dedico con tus mismas palabras:

 

Esta tarde vi llover, vi gente correr y no estaba tú.

 

Puedo decir que, no hay nada personal, sin embargo, duermo entre mis sabanas soñando con tu amor.

 

Porque cómo yo te amé, jamás te lo podrás imaginar, pues fue una forma hermosa de sentir, de vivir, de morir y a tu sombra seguir así yo te amé.

 

Adoro la forma en que sonríes y el modo en que a veces me riñes adoro la seda de tus manos los besos que nos damos, los adoro, vida mía.

 

Voy apagar la luz, te morderé los labios, me llenaré de ti y por eso voy a apagar la luz para pensar en ti.

 

–Me vuelves loco cuando empiezo a ver que el día se comienza a despedir porque al llegar a nuestro cuarto, la de cosas tan hermosas que me empiezas a decir, me vuelves loco.

 

–Como yo te amé no creo que algún día me lo quieras entender, tendrías que enamorarte como lo hice yo de ti para así saber cuánto yo te amé.

 

Soy tan feliz pues sigues siendo de mi vida la fragancia. En nuestro amor nunca ha existido la distancia, que Dios te guarde por hacerme tan feliz. Parece que fue ayer eras mi novia y te llevaba de mi brazo.

 

Contigo aprendí que existen nuevas y mejores emociones. Contigo aprendí a conocer un mundo nuevo de ilusiones, aprendí que la semana tiene más de siete días. A hacer mayores mis contadas alegrías y a ser dichoso, yo contigo lo aprendí. Contigo aprendí a ver la luz del otro lado de la luna. Contigo aprendí que tu presencia no la cambio por ninguna. Aprendí que puede un beso ser más dulce y más profundo, que puedo irme mañana mismo de este mundo. Las cosas buenas ya contigo las viví y contigo aprendí que yo nací el día en que te conocí.

 

Ese dialogo podría continuar por mucho más tiempo, porque no he llegado a ver ni la décima parte de lo que compusiste como canciones inolvidables, que tardarán mucho tiempo en olvidarse y muy difícilmente podrán imitarse. Adiós querido Armando.

 

Miguel Aramayo

SCZ.28-12-2020

 

20 May

Los reyes magos y la estrella de belén

La mayoría de la gente, incluso los que no son cristianos guardan bellos recuerdos de las fechas: 24 de diciembre, día en el que se conmemora el nacimiento de Jesús, supuesto mesías para las religiones cristianas, y el 6 de enero, día en el que se recuerda la llegada de los supuestamente Reyes Magos a brindar sus ofrendas al recién nacido Rey de los judíos.

 

En esas fechas se arman arbolitos adornados con una serie de luces, bolas, ángeles y brillos que simbolizan nieve y todos los niños esperan con ansias esa fecha, porque recibirán regalos, regalos que le pidieron a Papá Noel, san Nicolas y muchas otras denominaciones, incluso el Viejo Pascuero, esto en Chile. En algunos lugares los regalos son el 24 de diciembre, después de las 12 de la noche, pero otras partes el día de los regalos es el 6 de enero, porque fueron los Reyes Magos que llevaron ofrendas a Jesús, ellos le ofrecieron: Incienso, oro y mirra.

 

Esas dos fechas, quedan grabadas en la memoria de todas las personas, y en ambas fechas se esperan los regalos que son portados por Santa Claus o Papá Noel, que llega por los aires conduciendo un trineo que es arrastrado por unos renos. Todo eso es muy bello y es una tradición de hace muchos años, que no solo entusiasma a los niños, también los abuelos y los padres se dejan llevar por esa magia, que absorbe el pensamiento de la mayoría de la gente del planeta.

 

Este hecho que festejamos, no está documentado con precisión y tienen una seria de fallas y contradicciones, una de las primeras es la aparición de la estrella de Belén. Si nos basamos en eso, la era cristiana no se inicia el año 0, sino entre 4 y 8 años antes, que es cuando se produce la conjunción de astros que producen una mayor luminosidad en el cielo y por lo tanto la fecha del nacimiento de Jesús. Johannes Kepler en 1614 sostuvo que esa estrella era la conjunción de Júpiter y Saturno, en la constelación de Piscis.

 

En el antiguo testamente existe una profecía que habla de la llegada del Mesías, y eso, junto con la llegada de esos tres personajes a Belén, desató un temor en los gobernantes romanos (Herodes) y ocasionó el sacrificio de los “santos inocentes”, de lo cual tampoco existe un registro histórico de esa barbarie, por lo menos eso es lo que se lee. Los denominados Reyes Magos, son un error, por cuanto no eran reyes, ni tampoco magos, eran personajes que estaba estudiando las estrellas, astrónomos, y se encontraron con ese fenómeno de la conjunción de astros que producían una mayor luminosidad, que no es normal en el brillo de las estrellas y al mismo tiempo concordaba con la profecía expresada por los libros sagrados de los judíos. Santa Elena la madre del emperador Constantino siguió el rastro de los reyes magos y consiguió los sarcófagos de esos hombres sabios, que primero estuvieron en Constantinopla y después fueron trasladados a Milán. Por siglos, multitudes de peregrinos de toda Europa fueron a adorar a los llamados Reyes, albergados ahora en una lujosa urna obra del orfebre Nicolás de Verdún.

 

En el nuevo testamente, el evangelista Mateo, es el único que anuncia la llegada de “magu” que significa mago. El evangelista no nombra que fueran tres y sus diferencias de color, todo eso fue aumentado a medida que se construían las tradiciones, como sucede con la propagación de rumores. Señala el evangelista que fueron atraídos por la estrella de Belén. En 1925 el erudito P. Shnabel descifra las anotaciones babilónicas confirmando que esa conjunción de astros se produjo 7 años antes del año 0, corroborando lo expuesto por Kepler.

 

Según el judaísmo, las profecías lo nombran al mesías como «Mashíaj Ben David», el rey que sería el segundo y último de los dos mesías esperados por el judaísmo. El primero, «Mashíaj Ben Yosef», junto con segundo (Mashíaj Ben David), estarían involucrados en la liberación del pueblo judío del exilio o diáspora y ello daría paso a la tan esperada Era Mesiánica, donde todas las naciones reconocen al Dios de Israel como soberano y reinan la paz y la justicia.

 

Pese a todos los análisis científicos de historia, teología, y astronomía, lo importante es que todavía seguimos viendo con mucho cariño el pesebre que simboliza el nacimiento de Jesús en el cual no pueden faltar los tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltazar, que son los que traen los regalos y lo colocan junto al árbol.

 

Miguel Aramayo

SCZ.24-12-2020

 

20 May

Continuación cuento sin nombre

Después de la gran sorpresa de leer la carta y reconocer quién era el portador de la misma, tuve un desmayo profundo y al despertar en una clínica, con la atención de los médicos de mi confianza, recordé al portador y la gran sorpresa que me produjo ese lapsus, que no daño mi salud, pero hizo que mis recuerdos retrocedan algo más de 35 años y mi corazón se agite de tal manera que ocasionó esa situación, preocupando a mi visitante y la gente que estaba en la casa en ese momento, que se puso en contacto con uno de mis hijos y en poco tiempo llegó con una ambulancia y me llevaron a un centro de salud.

 

Ahora que pasó el tiempo, me puse a revisar mi biblioteca en busca del libro en el cual escondí el sobre. Me tomó un tiempo, primero recordar que estaba leyendo ese día y donde lo entre pápele, en el montón de novelitas que conservo como un pasatiempo de lo que demuestra lo leído, no tanto para mi satisfacción, sino para farsear a quienes visitan el rinconcito de mi casa en el cual me escondo, para guardar mis sentimientos y seguir soñando.

 

Encontré el libro, era una novelita de “Isabel Allende” que titulaba “La isla bajo el mar”, ese librito conservó mi secreto. Ahora que estoy nuevamente en plena actividad y mientras tomo un traguito de café, me propuse leer la carta que trajo ese apuesto visitante. Hacían dos días que había llegado de Italia, donde radica con su familia. La carta con fecha de Suiza, muy reciente. Estaba dirigida a mí, con todas las formalidades, iniciaba nombrándome en diminutivo y expresando cariño: –El portador de la presente, le habrá dicho que tiene su mismo nombre y como apellido el mío, eso porque nunca quise incomodar su existencia. –Recuerdo el tiempo en que nos amamos y ese amor tenía un mayor contenido de pasión, lo cual desembocó en un embarazo.

 

–Usted nunca me había negado su estado, pero pese a eso y las locuras que uno hace en la juventud. Lo ame con pasión y tengo la seguridad de haber sido correspondida. Cuando le anoticié mi situación, usted me respondió. –“Asumo toda mi responsabilidad y espero el nacimiento, por más que el cielo se me caiga encima. –Usted debe decidir, pero en ningún momento dejaré de ser responsable de mis actos, pero usted debe asumir el tema con sus padres, yo por mi parte estoy decidido a todo”.

 

–Preferí continuar el embarazo, pero también pensé alejarme de mi familia y por lo tanto yo le mentí, le dije que no había porque preocuparse, que ya volvió mi periodo, pero no fue así. –Entre en contacto con amigas de la ciudad donde había estudiado la universidad y con la ayuda de ellas me trasladé a Suiza. –Antes, volvimos a juntarnos y usted muy razonable me hizo comprender que no me ofrecía ningún futuro y que me quería tanto que prefería que este amor termine. –Eso me produjo un gran dolor, pero al mismo tiempo me hizo ver la realidad. –Por suerte ya tenía una profesión, hablaba los dos idiomas necesarios, más el español.

 

–Mi vida fue dura al principio, sobre todo porque lo extrañaba, pero como el tiempo es un buen bálsamo y el trabajo lo embrutece, llegué a olvidar. Además, mi hijo era todo para mí y me dedique a él con ahínco. –Cuando estuvo más tiempo en la guardería, comenzó a preguntar por su padre y yo no le mentí, le dije que estaba en otra ciudad, en otro país y lo tranquilizaba con esa idea. –Decidí rehacer mi vida y pese a tener muchas propuestas, decanté todas buscando un buen hombre, con el que me casé y ahora tengo dos hijos más y somos felices.

 

–Nuestro hijo ya está formado profesionalmente, se casó y tiene dos hijos y me pidió que le cuente la verdad y no me quedó más remedio. –Él ya estaba con en esa idea, porque nunca le mentí, pero ahora él quería presentarse, conocerlo y conversar con usted, para valorar y ver si era verdad todo lo que yo le cantaba de usted.

 

–Ha pasado tanto tiempo, creo que no le haré ningún problema y por lo tanto ahora lo tiene en frente, es la prueba palpable del amor que nos tuvimos. –En un rinconcito de mi corazón todavía está usted, como era hace más de 35 años, pero ahora me debo a mi esposo y mi familia, porque tengo seis nietos y una buena relación de pareja. –Con el cariño que todavía conservo y el respeto que tengo por usted, me despido y será para siempre.

 

Esta fue la carta que casi me produce un infarto. Ahora le prenderé fuego, para mantener el secreto y quedaré observando las volutas de humo que asciendan al cielo y más arriba.

 

Ya conseguí el teléfono de la señora, a quien hablé con mil disculpas. Agradecí su confesión, presentando a nuestro hijo, lo que aprecié profundamente, con la promesa que esta sería le última vez que le hablaba. También conseguí el teléfono de él, a quien hablé largamente y prometí que lo visitaría en Trentino, que es donde vive, por unos dos o tres días, para que me conozca su familia. Con esto quedó cerrado el caso.

 

Miguel Aramayo

SCZ.20-12-2020

 

20 May

Paz, qué bella paz

En la tranquilidad que rodea mi existencia, trabajo poco, leo algo, hago algunos ejercicios, camino. Pero mucho tiempo lo dedico a meditar, si se puede llamar así al estado de ociosidad en la que te quedas mirando el cielo y vez pasar las nubes, algunas veces, muy raras veces, pasar un avión grande o un avión chico. En ese estado, la mente no se puede quedar en blanco y debes desterrar los malos pensamientos, los recuerdos inocuos y la memoria de hechos que indisponen, como los acontecimientos políticos y otros que atormentan el espíritu y para los cuales la ociosidad y la meditación son el pasto adecuado para alimentarlos.

 

Ver a las abejas, que tienen su colmena próxima a la venta donde permanezco más tiempo, o fijar mis ojos en los cuadros que están prendidos en la pared más próxima a esa ventana, hace que mi mente se distraiga con la laboriosidad de las abejas. Cuando observo los cuadros, mi mente se transporta a los lugares, donde el artista se fijó para plasmar en el papel la imagen que su retina conservo en ese momento. Dos de esos cuadros, muestran casa y el movimiento de alguna ciudad del oriente bolivianos. Uno de los cuadros, muestra un baile de mascaritas en el clubsocial o alguna sala grande en Santa Cruz, donde se festeja el carnaval de principios del siglo pasado. Los otros dos cuadros, muestran las construcciones de alguna ciudad del Brasil, aparentemente de Minas.

 

También observo los estantes, donde tengo almacenados una cantidad apreciable de novelas, novelas que he devorado en estos últimos cuatro o cinco años y todos los adornos que están en los espacios libres, suvenires que he coleccionado en el transcurso del tiempo y que, aunque no parezca, tienen un significado sentimental en mi existencia. Al observarlos, me traen a la memoria hechos y personajes que tuvieron algo que ver con ese objeto en particular. Un zapato de cerámica, que fue moldeado por uno de mis hijos cuando tenía algo así como ocho años. Un monito que esconde una botella de “pinga” y mantienen el dedo índice de su mano derecha en la boca indicando “silencio”, ese monito lo adquirí para mantener el secreto del proyecto de incursionar en computación, adquiriendo mi primer computador para independizarme y dejar de ser dependiente de un empleo.

 

Un floreo, con una forma estilizada, que contiene flores cecas, me acompaña algo más de cuarenta años. Lo compré en Buenos Aires, para alegrar mi escritorio en Santa Cruz. Una Virgen de Lujan, que tiene la apariencia de ser el Niño de Praga, que me obsequio la contadora de una de las empresas argentinas con las que trabajé mucho tiempo. Un abrecartas que simboliza ser una espada toledana usa por los conquistadores españoles que estuvieron en América, esa la adquirí en Toledo – España, en una visita que hice a mi hijo y su familia, que en ese momento se encontraba trabajando en Madrid preparándose para partir a Dubai.

 

Por suerte todo lo que me rodea tiene muy lindos recuerdos, los mismos que pueden destruir cualquier mal pensamiento o algún recuerdo intruso que quiera atormentarme. Todo eso alivia mi mente que en alto porcentaje está dedicada al trabajo diario, que por las circunstancias actuales se multiplicó, porque es poco el contacto personal y se debe reemplazar por la comunicación escrita. Los tiempos cambiaron y la soledad se acrecentó obligando a tener más tiempo para pensar y estoy seguro que: “el hombre sufre porque piensa y no piensa porque sufre”.

 

Miguel Aramayo

SCZ.11-12-2020

 

20 May

El pensador

Las personas que aparentan seriedad, son las que más se aproximan al Creador, son aquellas que se encierran en sí mismas, las más pensadoras o las que más analizan el presente y lo comparan con el pasado. Son las que meditan y pueden obtener conclusiones de sus pensamientos y no requieren de chimes para reconstruir historias. De su soledad pueden obtener resultados, que les permiten redactar historias, analizando los hechos conocidos, arrancar verdades. Verdades escondidas, en lo que constantemente estuvieron inmersos esos que cavilan, sin el afán de dañar a los demás, sino simplemente, obteniendo respuesta a sus dudas en base al análisis de los hechos que rodearon esos acontecimientos pasados, los mismos que por suerte o lo contrario quedaron grabados en la memoria.

 

El pensamiento y la ciencia, nacieron de hombres que supieron razonar, meditando y aunque parezca extraño, los mayores pensadores provienen de Grecia. Esos hombres crecieron en una civilización que poseí una gran cantidad de dioses, semi dioses, héroes y de la unión de estos con humanos, pero también en algunos casos de la unión de estos y de humos con animales. Esos griegos muy próximos al Olimpo y a la mitología que los rodeaba, hizo que fueran prolíficos en sus pensamientos y en base a su razonamiento lograron incursionar en las ciencias, haciendo muchos descubrimientos y dando origen a lo que ahora disfruta la humanidad.

 

Uno de esos hombres fue Parménides, alguien que nunca se fio de sus sentidos y por lo tanto, no se basó en lo que podía dar otro aspecto dependiendo del cristal con el que se observe, el oído con el que se escucha, la suavidad que perciba del tacto o lo que distinga con su olfato, como aromas, o el paladar que aprecia los gustos. Por eso pensó, que adentro de una cueva alejaría el ruido de la vida, de los sonidos de lo efímero y con un poco de suerte en ese silencio alcanzaría a percibir la calidez de la voz de los dioses.

 

Algo que llama la atención y que se puede leer en una novelita de “Javier Sierra, es la definición de la palabra “profeta” –  Profeta es aquel que puede ver lo otros no ven. Alguien dijo: –Tengo la plena seguridad que puedo llegar a la verdad, o por lo menos aproximarme “si dejo que mi alma vuele”.

 

En todas esas cavilaciones en un momento determinado le dio la impresión que estaba en Grecia, en el Partenón y escondida detrás de esa gruesas columna se quedó observando a Parménides y Platón, que estaban en un dialogo fluido de conceptos, de los cuales no entendía ni pito, porque esos razonamientos eran tan profundos y entre sofismas y silogismos, no llego a captar absolutamente nada y le paso lo mismo que a Sócrates que solo supo que no sabía nada. Han pasado 2.500 años y todavía los que estudian filosofía no han podido descifrar ese dialogo, porque en el lenguaje empleado, lo que llegó a nuestros días, los sentidos contradictorios de los temas más técnicos y lo escondido de la lógica empleada, es muy complicada de poder interpretar.

 

El corolario de esto es, que lo que se pretende interpretar pasado el tiempo, no siempre es comprensible y el análisis, se podría hacer en base a los susos acontecidos, lo cual no necesariamente muestra la que en la realidad se produjo y el querer darles una forma, distorsiona lo acaecido y puede presentar no solo una imagen borrosa, sino una imagen falsa de los hechos sucedidos. “Para que buscarle cinco pies al gato, si solo tiene cuatro y con eso es suficiente.

 

Miguel Aramayo

SCZ.09-12-2020

 

20 May

Un libro antiguo

En una habitación del entre techo, lo que en otras partes denominan desván, se encontraba un mueble almacenando libros viejos mohosos, empolvados y de hojas amarillentas color sepia. En muchos casos la mayoría de sus hojas, estaba prendidas unas con otras y por lo tanto resultaba dificultoso poder deshojar, conservando la integridad de cada folio.

 

La historia contenida en uno de esos volúmenes, trataba un tema muy interesante. Decía que cada ser humano es una joya virgen, que al momento de su gestación asume ciertas características heredadas de sus progenitores, lo que corresponda a la genética. Concluida la gestación y se produce el nacimiento, ingresado a un entorno que la va formando y contagiando de los defectos y virtudes pertenecientes a esa sociedad.

 

Según la historia se refiere a las mujeres, como joyas, que además de su genética, comienzan adquiriendo características propias de su entorno y van formando su personalidad. Cuando llegan a la pubertad, en ese momento su organismo sufre el embate de su propio interior, con una serie de cambios en su aspecto físico y sobre todo cambios hormonales, que producirán cambios a su personalidad. Mucho dependerá de quien produzca la libido de esas hormonas, para iniciar el pulido de esa obra de arte, de esa joya. El artista al influir en esas hormonas, será quien forme o perjudique esa obra de arte, proporcionada por el destino. A partir del primer beso y las primeras caricias que reciba esa joya, serán el resultado que la formaran para el futuro, esto también de acuerdo a lo descrito por el viejo libro.

 

En el caso de la historia que relata el libro que se deshoja en ese momento, una joya reaccionó de muy buena forma a las manos del artista que le tocó en su destino, como el artista primero, él hizo parte de la formación primera de la joya. Además de la forma inicial dada por ése artista, también influyó la genética de la joya y lo adquirido de su entorno. Pudo ser una bella obra de arte, pero el artista que la estaba formando fallo y abandono la joya, sin concluir su obra.

 

El destino juega muy malas pasadas y esa obra de arte en proceso, quedó inconclusa y pasó a manos de otro artista, que en un principio siguió los trazos dejados por el anterior artista, siguiendo los lineamientos de la joya. Esa obra de arte recibida por el nuevo artista, pese a seguir un mismo curso del anterior, lamentablemente no fue así. El nuevo artista, no supo continuar por el mismo camino, pese a tener la guía. Después de un tiempo, la obra de arte no quedó satisfecha con el nuevo artista, al que procuró guiar por los pasos del que la descubrió. Incluso la joya procuró introducir al nuevo artista al entorno del anterior, poniéndolo muy próximo al primero, para que pudiera observar, cómo trabajaba éste en otra obra de arte que había adquirido y sobre la cual ya había hecho adelantos significativos.

 

Ahora pasó el tiempo y la obra de arte que había comenzado un buen camino, por azares del destino cambió de artista, no le quedó más remedio que quedarse como obra inconclusa. Por suerte el nuevo artista, con la guía de la obra de arte inconclusa, produjo algunos trazos, que aparentaron conformar la forma ideal de la obra, pero ésta pedía algunos retoques, que el nuevo artista nunca pudo completar, ni complacer.

 

Ahora la obra de arte está completa, sólo queda ponerle el marco, que eso ya será obra de los retoños de sus primeros gajos. El artista que completó el cuadro, ya puede ser descartado; aparentemente eso ya sucedió, cuando la joya se sintió realizada, porque había cumplido lo que imponían sus creencias religiosas y su entorno. Sin “… comer a conciencia la manzana, sin el miedo ancestral a la sotana o la venganza final de Lucifer”.

 

El segundo artista, no supo satisfacer las aspiraciones de la joya, pero le sirvió en gran medida para lograr lo que pretendía. La vida es así y va conformándose de acuerdo a los designios que dicta el destino.  El librito amarillento, volvió al estante polvoriento en espera de su destrucción por el paso del tiempo.

 

Miguel Aramayo

SCZ.03-12-2020

 

20 May

Comiendo solo

“Cada uno es artífice de su propio destino” este es un proverbio muy antiguo y otro refrán dice: “el cojo le echa la culpa al empedrado”. Todo lo que se diga de aquí en adelante no es más que una disculpa, porque es notorio que él (el cojo) es el verdadero culpable de los males, males inventados por él. El cojo se dio cuenta que valía menos que un juego de naipes, casi como decir que era un cero a la izquierda, esto no se debía a la pandemia, ¡no!, era algo que venía de mucho tiempo atrás, podría decirse ¡desde siempre…! Claro que disimular era útil, para guardar las apariencias.

 

Desde que llegó del más allá fue absorbido por un entorno y recién después de transcurrido mucho tiempo comenzó a darse cuenta y a hilar cabos. En un principio le dio más importancia a los estudios y sus deseos de cumplir objetivo trazados con anterioridad. Después fue el trabajo que le permitía demostrar su capacidad y valía, lo cual logró, pero eso le consumía mucho tiempo. Luego se dedicó a levantarse profesionalmente, protegerse económicamente sin fallar a las personas que le prestaron el aval necesario requerido en su desempeño.

 

Continuó con el trabajo y su responsabilidad como cabeza de familia, que le hicieron comprender que tenía obligaciones muy fuertes que debía cumplir, porque así lo dictaba su formación y consciencia. El abandono emocional que sufría, lograba desvirtuarlo con su carácter permisible a la infidelidad y supo manejar esa manía con cuidado y descaro. También notó que eso le era permitido, porque era una forma de alejarlo y los reclamos que tenía eran superficiales, porque los compensaba cumpliendo sus otras obligaciones y sometiéndose a lo que deseaban hacer de su persona, que solo era para guardar las apariencias.

 

Así fue pasando el tiempo y supo sobrellevar el rechazo emocional y disimular sin quejarse, aplicando un viejo versito: ¿morir para que me quieran?, ¡qué me quieran!, ¿para qué? Ahora que le queda muy poco, no tiene ningún interés por seguir viviendo, pero no pretende buscar la muerte, esperará que ésta llegue, sin el menor afán de prolongar la vida.

 

Desde que nació supo que llegó a este mundo predestinado a sufrir y tuvo el suficiente coraje para pelear a su estilo. Ahora que casi llegó al final del camino puede decir que tuvo una vida feliz, incluso ahora que está totalmente falto de amor, es feliz, porque cree haber cumplido su misión en este mundo.

 

El tiempo paso para el cojo, y le dejó muy bellos recuerdos. Tiene que dar gracia a Dios por haber sido tan bueno con él y por haberle protegido todo el tiempo. También sabe que falló en muchas cosas, pero no lo que hizo de malo, siempre procuró dañar lo menos posible y aceptar con resignación la ausencia de amor, pese a ser una fuente inagotable de ese sentimiento, y ser catalogado siempre como un maniático.

 

Su obsesión le acompañó, desde el momento que le contaron algunos hechos, a partir de ese momento buscó la muerte y estuvo en ese afán por un tiempo, procurando matarse. Hasta darse cuenta que eso no era una solución, al contario, era un absurdo, una cobardía que hubiera dañado a mucha gente, que lo quería y todavía lo quiere. Logró descartar eso, pero no pudo borrar su obsesión, la misma que le siguió atormentando, sin lograr dominarla y hora que pasó el tiempo, se ríe de su obsesión, porque pudo demostrar su superioridad por ese sentimiento, supo cómo dominar eso y lo logró, sin llegar a un TOC.

 

Estaba consciente de que todo lo que decía quedaría para la posteridad, como una satisfacción propia por haber vencido la obsesión, por suerte no convulsiva. Pero continúo siendo maniático, nunca dejo esa manía y la supo saciar, en base a amor propio y algunas escapadas satisfactorias, sin llenar la necesidad de amor. Ahora el tiempo pasó y solo le queda esperar el desenlace final, que no podrá apreciar, pero al final dejará descansar a quien incomodó por tantos años y que le soportó estoicamente, porque tenía un gran apego a la religión y un alto sentido de responsabilidad por los demás y sabia disimular el sentimiento de rechazo que atormentaba.

 

Miguel Aramayo

SCZ.02-12-2020

 

20 May

Comiendo solo

“Cada uno es artífice de su propio destino” este es un proverbio muy antiguo y otro refrán dice: “el cojo le echa la culpa al empedrado”. Todo lo que se diga de aquí en adelante no es más que una disculpa, porque es notorio que él (el cojo) es el verdadero culpable de los males, males inventados por él. El cojo se dio cuenta que valía menos que un juego de naipes, casi como decir que era un cero a la izquierda, esto no se debía a la pandemia, ¡no!, era algo que venía de mucho tiempo atrás, podría decirse ¡desde siempre…! Claro que disimular era útil, para guardar las apariencias.

 

Desde que llegó del más allá fue absorbido por un entorno y recién después de transcurrido mucho tiempo comenzó a darse cuenta y a hilar cabos. En un principio le dio más importancia a los estudios y sus deseos de cumplir objetivo trazados con anterioridad. Después fue el trabajo que le permitía demostrar su capacidad y valía, lo cual logró, pero eso le consumía mucho tiempo. Luego se dedicó a levantarse profesionalmente, protegerse económicamente sin fallar a las personas que le prestaron el aval necesario requerido en su desempeño.

 

Continuó con el trabajo y su responsabilidad como cabeza de familia, que le hicieron comprender que tenía obligaciones muy fuertes que debía cumplir, porque así lo dictaba su formación y consciencia. El abandono emocional que sufría, lograba desvirtuarlo con su carácter permisible a la infidelidad y supo manejar esa manía con cuidado y descaro. También notó que eso le era permitido, porque era una forma de alejarlo y los reclamos que tenía eran superficiales, porque los compensaba cumpliendo sus otras obligaciones y sometiéndose a lo que deseaban hacer de su persona, que solo era para guardar las apariencias.

 

Así fue pasando el tiempo y supo sobrellevar el rechazo emocional y disimular sin quejarse, aplicando un viejo versito: ¿morir para que me quieran?, ¡qué me quieran!, ¿para qué? Ahora que le queda muy poco, no tiene ningún interés por seguir viviendo, pero no pretende buscar la muerte, esperará que ésta llegue, sin el menor afán de prolongar la vida.

 

Desde que nació supo que llegó a este mundo predestinado a sufrir y tuvo el suficiente coraje para pelear a su estilo. Ahora que casi llegó al final del camino puede decir que tuvo una vida feliz, incluso ahora que está totalmente falto de amor, es feliz, porque cree haber cumplido su misión en este mundo.

 

El tiempo paso para el cojo, y le dejó muy bellos recuerdos. Tiene que dar gracia a Dios por haber sido tan bueno con él y por haberle protegido todo el tiempo. También sabe que falló en muchas cosas, pero no lo que hizo de malo, siempre procuró dañar lo menos posible y aceptar con resignación la ausencia de amor, pese a ser una fuente inagotable de ese sentimiento, y ser catalogado siempre como un maniático.

 

Su obsesión le acompañó, desde el momento que le contaron algunos hechos, a partir de ese momento buscó la muerte y estuvo en ese afán por un tiempo, procurando matarse. Hasta darse cuenta que eso no era una solución, al contario, era un absurdo, una cobardía que hubiera dañado a mucha gente, que lo quería y todavía lo quiere. Logró descartar eso, pero no pudo borrar su obsesión, la misma que le siguió atormentando, sin lograr dominarla y hora que pasó el tiempo, se ríe de su obsesión, porque pudo demostrar su superioridad por ese sentimiento, supo cómo dominar eso y lo logró, sin llegar a un TOC.

 

Estaba consciente de que todo lo que decía quedaría para la posteridad, como una satisfacción propia por haber vencido la obsesión, por suerte no convulsiva. Pero continúo siendo maniático, nunca dejo esa manía y la supo saciar, en base a amor propio y algunas escapadas satisfactorias, sin llenar la necesidad de amor. Ahora el tiempo pasó y solo le queda esperar el desenlace final, que no podrá apreciar, pero al final dejará descansar a quien incomodó por tantos años y que le soportó estoicamente, porque tenía un gran apego a la religión y un alto sentido de responsabilidad por los demás y sabia disimular el sentimiento de rechazo que atormentaba.

 

Miguel Aramayo

SCZ.02-12-2020