Comunicación con el mas allá
Cuando estoy trabajando me concentro de tal manera que se borra mi entorno y quedo ensimismado con lo que estoy realizando, abstraído de todo lo que pudiera distraer mi intimidad.
Después de haber visto las fotos que mi hijo Mauricio y su familia se tomaron con Liliana Vargas en New York, quedé muy feliz y pensando lo chiquito que es el mundo. Nunca me hubiera imaginado que los hijos de dos grandes amigos se junten después de más de
50 años y a 6.300 kilómetros de distancia de donde nació esa gran amistad.
Absorto en esos pensamientos, mis manos quedaron paralizadas sobre el computador en el que estaba trabajando. Sentí que alguien posabas sus manos en mis hombros. En ese instante
me pareció escuchar la voz de tres personas que estaban a mis espaldas. Eran don Gastón, la Sra. Anita y su hija Julie. Tuve temor de entornarme para verlos, porque no quería que se esfumen de mi memoria. Prefería seguir escuchándolos y no que por mi simple
curiosidad de mirarlos desaparezcan. Puse mis manos sobre mis hombros y percibí nítidamente esas manos fuertes que me tenían agarrado de forma tan firme y cariñosa. Era él el papá de Jimmy y supe que junto a él estaban también su madre y su hermana, que fueron
tan queridas para mí.
Les expresé que escuchaba sus voces, que me hacían tan feliz y prefería no volcarme para verlos. La imagen de ellos era vivida en mente. Tenía la certeza de que estaban en la eternidad
y que eso impedía tener contacto físico con ellos. Me contentaba con poder escucharlos y no necesita saber cómo estaban, porque tenía la plena seguridad que gozaban de las ventajas que ofrece el lugar donde radicaban ahora. Me hubiera gustado saber algo de
su hijo, que junto a Jaime Villalobos formamos un trio inseparable de amigos. Amistad que perdura hasta ahora, aunque Jimmy está distante, pero una prueba de esa gran amistad es haber podido ver una foto de nuestros hijos en New York.
Parientes que en ese momento estaban conmigo, me dijeron que Jimmy también se emocionó mucho al ver que su hija mayor y mi hijo, junto a su familia, pudieran haberse encontrado.
Además, existe la posibilidad que mi nieto José Miguel, se pueda reunir con Liliana con más frecuencia, porque él se quedará a estudiar en NY y por lo tanto estarán próximos. Les comenté que las fotos y los comentarios a ese hecho, también fueron compartidos
con Jenny, la hermana de Jimmy y con Jennifer su hija menor, que ellos también expresaron su satisfacción por ese encuentro, lo mismo que Jaime, desde La paz.
Realmente la amistad de esos tres muchachos, Jimmy, Jaime, y Miguel; dejó una huella profunda, que, pese a las circunstancias y el tiempo, todavía perdura con una intensidad que
pocas veces se encuentra en otros grupos de amigos. Al punto que se convirtió en un lazo que parece más de parentesco que de simple amistad, porque seguimos manteniendo contacto los tres con los parientes de las tres familias. Mi hermano sigue con lazos fuertes
de amistad hacia Jaime y sus hermanas, yo sigo manteniendo amistad con la hermana de Jimmy y los hijos de otra de sus hermanas y también con sus hijas. Todos los contactos viven en diferentes lugares, unos en La Paz, otros en Santa Cruz, en Venezuela, Colombia
y en EE. UU.
Miguel Aramayo
SCZ.30-08-2022 Mañana es cumpleaños de mi hijo Mauricio, que hoy retorna de su viaje.