Después de la vacación
Amigos, hace mucho que no escribo y esto me tiene incomodo, porque el escribir es una forma de exteriorizar mis sentimientos y contenerlos hace mal. Al mismo tiempo la política y toda esta tramoya que estamos viviendo en Bolivia me asqueó, además que existen muchas personas que escriben y lo hacen mucho mejor que yo, porque le entienden más a este mambo. A mi me llegó al límite y no puedo permitir que fuerzas externas, envenenen mi espíritu y nublen mi conciencia. Estoy seguro que existen formas mucho más civilizadas de respetar posturas y optar criterios, lo que se ha llamado “democracia” y no mentiras y engaños para favorecerse del adversario e imponer criterios, ¡criterios que no convencen ni a los falsos que los emiten!
Pienso que el odio, la venganza, el desprecio, el orgullo, la fatuidad del poder; son sentimientos que dañan el espíritu de las personas que los practican y cada vez más, esos sentimientos van calando en el alma de las personas que los ejercen, hasta que borran todo atisbo de civilización y de razón. Percibo que eso es lo que está sucediendo en el entorno de nuestro Presidente. Lo peor de todo, es que esos sentimientos me dan la impresión que son fáciles de contagiar y por lo tanto es preferible estar alejado de ellos.
Estoy seguro que existen otros sentimientos, como el amor, el respeto, la tolerancia, la caridad, que son sentimientos que también se contagian, no tan fácilmente como los malos sentimientos, pero que la práctica de los mismos por pocas personas pueden tener muchos mejores resultados, que muchas personas con malos sentimientos. Me imagino que los malos sentimientos son como el fuego, que va creciendo poco a poco, hasta llegar a alcanzar una llamarada, llamarada que en su crecimiento va extinguiendo todo, hasta llegar a dejar todo en cenizas. En cambio los buenos sentimientos, me los imagino como una semilla que hecha simiente, se convierte en una planta que da flores y de ellas se desprenden los frutos que alimentan y dejan nuevas semillas, que al caer al suelo fértil se reproducen y eso va en aumento.
Después de pasar una vacación con mis nietos, que todavía son niños, de ver la forma de razonar que tienen ellos, de comprobar la inocencia de sus expresiones, admirar la profundidad de sus cavilaciones y la razonabilidad de sus análisis, quedé gratamente sorprendido, porque compruebo que nuestro futuro no es del todo negro, existe una niñez que tiene ideales superiores a los ideales de quienes nos gobiernan. Que la capacidad intelectual de esos chicos, con una buena guía, ¡sobre todo espiritual!, podrá mejorar nuestra situación actual. Hablé con ellos de temas familiares, de política, de economía, de ilusiones, de sueños, de deporte y puedo afirmar, que en todo me dejaron una enseñanza y en este momento, estoy poniendo en práctica lo aprendido, para: trasmitir paz, amistad, cordura y paciencia a los amigos con quienes comparto mis ideales, mis sentimientos y mis pensamientos.
Por un tiempo dejaré de opinar sobre lo que observo en mi entorno político, porque el mismo está como una llama chiquita que todavía tiene combustible para un buen tiempo y que con seguridad después ese fuego bajará de intensidad, amainará el calor, irá agotando su combustión, hasta quedar en cenizas y esas cenizas nos servirán si son bien utilizadas, no para tiznarnos las manos y la cara y sobre todo nuestro espíritu. Esas cenizas, bien usadas, podrán servir para abonar nuestras semillas de buenos sentimientos, para compartir entre los amigos, entre todos los bolivianos, entre toda la humanidad.
Acabo de leer tres novelas (“Horizonte azul”, “La ruta de los vengadores” y “Pasos en la oscuridad”), que me mantuvieron distraído del acontecer político y que junto con la conversación con mis nietos, me transmitieron una paz interior, que me hizo comprender que “después de la tormenta, vienen la calma”. Lo que debemos hacer es, que transcurra el tiempo, hasta que la llama alcance su máxima expresión, que después de eso irá extinguiéndose, pero no dejemos que nos queme y por lo tanto nosotros sembremos semillas de buenos sentimientos, de paz, de cordura, de razonabilidad, pero no nos dejemos engañar, ni seamos mansos, ¡que no nos confundan, ni se confundan!
Miguel Aramayo
SCZ. 02-02-2008