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El amor está cambiando

9 Abr

El amor está cambiando

La semana pasada estuve en Rio de Janeiro, retorné después de 17 años, pero antes de eso estuve en varias oportunidades, la primera vez el año 1970, un viaje que hice con mi suegro. Todas las veces que estuve fueron estadías inolvidables, me dejaron muy bellos recuerdos y anécdotas imborrables. La primera vez tenía 25 años, la última vez 56 años y ahora 73 años, lo cual indica realmente que durante ese transcurso de tiempo se puede considerar la evolución de tres generaciones. En 1970 no existían los computadores y menos los celulares, las comunicaciones prácticamente eran nulas, el año 2000 ya existían computadores, pero la comunicación de celulares era únicamente para intercambiar llamadas con un sistema de telefonía muy adelantado, ahora el 2018 la telefonía celular ha crecido de tal manera que la gente de mi generación ya fue rebasada y nos cuesta adaptarnos, no así a los jóvenes de esa tercera generación.

 

En mis primeros viajes quedé sorprendido porque las expresiones de amor, especialmente en la gente joven, eran exageradas y a los que veníamos de ciudades tan pequeñas como Santa Cruz de la Sierra, quedamos muy impactados, porque nosotros éramos muy puritanos, o hipócritas. No estábamos acostumbrados y era difícil ver que las parejas se besen en público, en cambio en Brasil las demostraciones de cariño eran mucho más explicitas. (Santa Cruz 96.000 habitantes y San Pablo tenía 8.500.000, ahora en Santa Cruz somos 2.500.000 y San Pablo 13.500.000). No creo que el crecimiento poblacional tenga una influencia sobre el tema que quiero demostrar, ¡las expresiones de amor…!

 

Pienso que con la explosión tecnológica se han modificado muchos valores sociales, ahora los jóvenes no necesitan andar agarrados de la mano y besándose en cualquier parte, para ellos es más importante estar comunicados y ya no son expresivos, una pena porque esa pérdida de sentimientos hace que los seres humanos estén cada vez más distantes, más fríos y esto que digo, es algo muy estudiado a nivel académico, porque incluso es un causante de la disminución del crecimiento poblacional. Ya no hay príncipes azules y princesas encantadas.

 

Los jóvenes de mi generación éramos más efusivos, más cariñosos, más apasionados y eso también se estudia y, existen aseveraciones científicas que demuestran que la gente de mi generación contraía matrimonio mucho más temprano, porque en muchos casos las gestaciones ya estaban encargas y se debía asumir la responsabilidad. Los jóvenes de ahora tienen cosas más importantes que el amor y pueden mantener relaciones de amigos sinceros, sin el compromiso del cortejo amoroso y el compromiso de formalizar una relación.

 

He caminado por las calles, me he movilizado en transporte público, me he sentado en barcitos escuchando musica romántica y no he visto que nadie se abrase y se bese, pero ¡ni una sola pareja!, a los únicos que he visto andar por las calles tomados de la mano es a la gente de mi generación, haciendo “empanaditas con su vieja”, ni en la playa he podido ver que se abracen y se besen, como era en mis épocas, ahora cada uno está con su cerveza y su celular. Esto me ha producido mucha pena, porque es realmente un cambio radical en las relaciones humanas, es una demostración que ya no se interesan ni entre parejas, lo cual es un síntoma de descomposición social, más apego le tienen a un IPhone, al que lo cuidan y acarician y miran con ternura.

 

Para los muchachos de ahora, yo soy un viejo con ideas fuera de foco, porque le doy mucha importancia al amor, al respeto, al contacto humano al calor de la piel al sabor de los besos a la dulzura de una caricia y no me daría vergüenza hacer esas demostraciones en público, claro que me asignarían un color: “Viejo verde”.

 

Miguel Aramayo

SCZ.03-04-2018