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El calor

19 May

El calor

Que importante es el calor corporal. En el vientre de nuestras madres nos mantenemos en líquido amniótico, flotando desde que somos simplemente unas células en formación que, gracias a la grandiosidad de Dios nos vamos desarrollando poco a poco, hasta que completamos los nueve meses y salimos del vientre materno. Cortamos el cordón umbilical, que nos mantuvo sujetos a ella, ese ser divino que nos fue formando poco a poco.

 

En el parto comenzamos a sufrir una serie de trastornos de los cuales estuvimos protegidos. Ahora debemos respirar por nuestra propia cuenta, debemos sentir el frio del ambiente donde estemos y ya no tendremos el alimento a discreción, ahora nos irán regulando eso, lo mismo que la luz, el calor el aire que precisamos para respirar, la luz, el sonido y todo lo externo que antes nos bridaba el vientre materno.

 

Mientras estamos en brazos de nuestra madre, que además de brindarnos el calor de su cuerpo, nos provee la leche que nos alimenta, las caricias que enriquecen nuestros sentimientos, la fragancia de su aliento, junto con las palabras que nos arrullan, nos protegen y ahuyentan los temores que pudiéramos tener. El perfume de su piel, junto a los sonidos que percibimos de sus pulmones y de su corazón, que nos adormecen y al mismo tiempo nos brindan tranquilidad y seguridad.

 

Creo que, a medida de nuestro crecimiento, tenemos la protección que por suerte nos acompañó en ese transitar temprano por la vida. No todos los humanos tuvimos esa suerte, pero los que no gozaron de la madre, tuvieron un reemplazo, una nodriza, la abuela, una tía, quizá una hermana mayor o alguien que se encargó de ese ser en el hospicio. El ser humano requiere de cuidado, de atención en los primeros años, eso es ineludible, sin el apoyo de otro ser no podríamos sobrevivir.

 

El calor de otro cuerpo, las caricias de una mano que no sea la propia, son parte importante en el crecimiento de los humanos. Me animo a decir que son lo más importante en el desarrollo del cerebro humano. Es lo que se grava en el subconsciente de las personas y los que forman el carácter de las personas, es el sello que arrastraremos para toda la vida. Incluso me permito razor que Dios pensó que los humanos necesitamos de ese calor de otro cuerpo, de las caricias de otra mano y es por eso que nos brindó una pareja que nos bridará amor, calor de su cuerpo, caricias de su mano y miel de sus labios.

 

Todo lo que expreso en el párrafo anterior, se lo puede encontrar en los libros sagrados, no sólo en la Biblia, la Torá, el Talmud, que me da la impresión que no es más lo que antiguamente se transmitía de boca a boca. Es algo que llevamos impreso en nuestros genes, que no necesitamos aprenderlo, que nace con nosotros, sin importar la raza, el color de piel, ojos o cabellos.

 

Además, creo que todos sentimos frio y extrañamos el calor que nos pueda transmitir otro cuerpo, que todos requerimos una caricia, una sonrisa, un beso. Una palabra bonita que nos de ánimos para seguir adelante y al mismo tiempo que nos recuerde que eso debemos retribuir con el mismo cariño, con el mismo amor.

 

Miguel Aramayo

SCZ.30-07-2010