info@miguelaramayo.com

El ser feliz

26 Abr

El ser feliz

No importa ni el celular, ni el teléfono, ni la misa, ni los recuerdos. Hay pensamientos más fuertes que impiden todo recuerdo. Es un dominio de orgullo, es el poder de la mente, es algo innato, algo genético. Algo que no permite dar rienda suelta a los sentimientos, es él temor al dolor, es el asco a la realidad y el pánico al pecado.

 

Pienso que uno puede ser feliz con muy poquitas cosas, con cosas muy simples, con una caricia, un pase sutil sobre una mano volcada, un beso en la frente. Y con un poco de coraje, un abrazo bien apretado, que te permita el contacto íntimo y en ese momento un beso que exprese amor, no un simple beso, no un simple amor, algo con pasión, algo con ternura, con recuerdos del pasado.

 

Estoy seguro que es muy fácil ser feliz, siempre que uno quiera compartir esa felicidad, pero si uno siente que esa felicidad no es compartida, también se puede cambiar de rumbo, pero eso si puede doler, pero como el universo es vasto y con un poco de paciencia, creo que se puede encontrar a alguien que quiera compartir la felicidad que uno lleva interiormente y que precisa de entendimiento.

 

Un refrán dice: “Quien busca encuentra”. La literatura está impregnada de refranes, baste como ejemplo el del Sancho Panza, compañero inseparable de Don Quijote que le dirá en uno de sus diálogos con él «Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todas son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas «.

 

Creo que es bueno hacer un alto en el camino, “porque es andando que se arregla la carga”. “A barco despistado, Dios encuentra puerto”. “De oportunidades perdidas se encuentra llena la vida”. “El que de lo suyo se aleja, nunca lo encuentra como lo deja”. “La suerte no es para quien la busca, es para quien la encuentra”. Y son muchos, muchos más los refranes y todos ciertos, con gran sabiduría y que vienen al caso.

 

Para encontrar la felicidad no hacen falta refranes, lo que creo que uno necesita es con quien compartir las penas, las tristezas, pero mucho más importante es compartir las alegrías los recuerdos plagados de bellos momentos, esos recuerdos que inundan nuestro espíritu de comunes anhelos que hacen retornar a nuestro cuerpo las sensaciones del pasado, las que nos hicieron tan felices.

 

¡Creo que es muy fácil ser feliz, porque la felicidad solo depende de uno!

 

Miguel Aramayo

SCZ. 11-11-2018