Encierro o cerrazón
Siento que estoy encerrado. Lo peor de todo, estoy encerrado en mí mismo. Algo peor que estar en la cárcel, porque en ella puedes observar lo que sucede detrás de los barrotes. En mi caso estoy encerrado “en mi”,
solamente veo lo que está dentro, en mi interior. Algunas veces es distraído y agradable, pero otras veces desespera, porque se apaga la luz y no solo quedo en penumbras, sino en una oscuridad total y absoluta. Es la consecuencia de que “el corazón tiene
razones, que la razón no entiende”.
Quise tener una noción más clara de ese sentimiento y busqué los sinónimas de “encierro” y encontré lo siguiente:
reclusión – prisión – calabozo – celda – retiro – clausura – recogimiento – apartamiento – toril – chiquero – encerradero. No todos esos términos tienen connotación triste
o deprimente, por ejemplo: retiro y clausura que, a mi criterio, podrían emplearse para mostrar piedad, dedicación a algo superior. Recogimiento podría tomarse como algo espiritual, pero también como un estado de ánimo. En cambio: toril, apartamiento, chiquero,
encerradero; eso me suena a términos empleados para animales, no para humanos.
Cerrazón también es un término que se presta para pensar. Entiendo que es la actitud del que
se mantiene excesivamente firme en sus ideas, intenciones u opiniones, sin tener en cuenta otras posibilidades. Pienso que es la torpeza o falta de capacidad para entender una cosa. Quizá se podría opinar así de un individuo “caprichoso”. Algunos famosos expresaron
opiniones al respecto y las transcribo: “Todo capricho surge de la imposición de la voluntad sobre el conocimiento”. Arthur Schopenhauer – “Es más fácil reprimir el primer capricho que satisfacer a todos los que lo siguen”. Abraham Lincoln – “El
corazón tiene razones que la razón no entiende”. Blaise Pascal.
Con la observación de todos esos términos, podemos darnos cuentas del gran valor que tiene la palabra, porque uno puede ir pintando y vislumbrando sensaciones,
pensamientos, sentimientos que uno lleva adentro, en lo más íntimo del interior de cada uno de nosotros. Pienso que uno puede llegarse a medicar, pero no como el pobre hombre, Barrick, descrito en el poema “reír llorando”. Él podía distraer el spleen de los
altos lores, pero no encontraba remedio para el mal que lo acongojaba. Sufría un mal tan espantoso como la palidez de su rostro.
Pienso que la felicidad depende de cada uno de nosotros, pero algunas veces nos “encaprichamos” en ser menos, sufriendo penas fáciles de solucionar con solo
pensar que no existen. Es sabido que lo primero que uno debe pretender es su autoestima, que uno debe mantenerla, elevarla y enriquecerla. Aunque parezca malo, lo mismo se debe hacer con su ego. Narciso vivía feliz contemplando su rostro en el lago. Un día
Narciso fue al bosque, Eco salió entre los árboles y Narciso la rechazó. Eco se metió en una cueva y acabo consumiéndose. Némesis la diosa de la venganza se enfadó con Narciso y decidió que se enamore de su propio reflejo y así fue. Narciso se miró en el lago
y se metió al agua, no se resistió a enamorarse de su propio reflejo. Eso tampoco es bueno, uno debe considerar que puede solucionar sus defectos y sufrimientos, pero no considerarse Narciso, podría tener el mismo castigo.
Miguel Aramayo
SCZ.22-07-2021