info@miguelaramayo.com

¿Era o es?

19 May

¿Era o es?

Era un hombre, siempre pensando en el amor, romántico. Asimilando a todo como algo divino. Para él Dios estaba en todas partes y él eran un prisionero de gente que no creía en amor, en el romanticismo.

 

Un día después de haber meditado a solas, durante muchas horas, llegó a donde estaba su amada y después de mucho pensar le, dijo algo, que para él era algo muy confidencial y dejaba su alma al desnudo. Con poquitas palabras, pero muy bien pensadas, estudiadas y ejercitas le dijo: “Te quiero, te quiero mucho”. Calló y pensó que con esa alocución él había derrumbado el cielo. Quien escuchaba, se desparramaría en señales de amor, de romanticismo, pero la respuesta fue tan sencilla, tan simple, tan mundana, que lo dejó devastado al pobre imbécil romántico.

 

La respuesta fue muy sencilla y por demás de sincera, contenía la verdad absoluta: “Ya lo sabía”. Parecía muy simple, pero no contenía ningún engaño, expresaba lo que debía significar y por lo tanto no requería de más superchería. El hombre, había estado estudiando por tanto tiempo su alocución, esperaba, no sólo el desparramarse del cielo. Sino que en algún momento, pudiera escuchar otro tipo de respuesta, Un sinfín de caricias y expresiones de agradecimiento. Quedó paralizado, pero también como es tan circunspecto, no demostró ninguna otra reacción. Por dentro se había destrozado el hechizo, el hechizo creado, por su imaginación romántica, para ese momento, para esas circunstancias, que se desplomaron con tanta facilidad.

 

Es así como funciona el mundo, es por eso que la civilización avanzó en el tiempo y el espacio. Siempre hubo hombres que con ideas e ideales lanzaron al mundo hacia adelante, haciendo que la civilización progrese de diferentes maneras. Con historias reales, pero también con parábolas e incluso con mentiras. Mentiras como las que usan los políticos y los economistas o con cuentitos inocentes como tratan de comunicar los religiosos, de todos los tipos de ideologías.

 

Pero al mismo tiempo ese crecimiento de la humanidad de la civilización, no se frena con argumentos contrarios o respuestas reales a situaciones extremas. Esas situaciones, que aparentan ser rechazos, son también lo que impulsa, para que la civilización progrese.

 

Pensando sin romanticismo, pero con una realidad muy fácil de observar en el plano de la racionalidad, ¿Qué otra respuesta le cabía?, a la afirmación originaría a este montón de palabras: “Te quiero, te quiero mucho”. La respuesta era lógica y tenía ninguna trampa ningún subterfugio y fue expresada así: “Ya lo sabía”.

 

Me pongo en el lugar de ese pobre hombre y después de analizar su aseveración y la respuesta. Veo que la afirmación era absurda, porque eso no requería palabras se podía expresar de otra manera y quizá, o mejor dicho con mejores resultados. Por lo tanto, la respuesta fue benévola, coherente y no tenía ninguna mala intención.

 

Generalmente el romanticismo exagerado, lleva a sus cultores a situaciones de absurdo de imbecilidad y lo peor de todo, que los románticos se dan al muere cuando le suceden ese tipo de situaciones y los hace desesperarse y crear situaciones atrayendo la pena de los demás, cuando lo que cabía a esa respuesta era decir: “! ¡Perspicaz…!, como se adelantado a lo que le dijeron, si ya lo sabía”. Eso significa, que los actos ya fueron reconocidos y con su respuesta confirmaba que está de acuerdo y que también lo quería, porque ya lo sabia.

 

Miguel Aramayo

SCZ.18-04-2020